Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

No hay vacaciones para la muerte en el Mediterráneo

    El Mediterráneo se ha convertido en un mar de muerte y tragedia. Según la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), 3.000 personas que huyen de guerras han muerto en sus aguas en los seis primeros meses del año

    17/08/2016.
    No hay vacaciones para la muerte en el Mediterráneo

    No hay vacaciones para la muerte en el Mediterráneo

    Artículo de Jaime Cedrún, secretario general de CCOO de Madrid. Aquel histórico Mediterráneo de intercambio cultural y comercial, incluso de diásporas, se ha convertido hoy en un mar de muerte y tragedia. Según la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), 3.000 personas que huyen de guerras han muerto en sus aguas en los seis primeros meses del año; casi 30.000 en los últimos 15 años. Ante esta barbarie, el movimiento obrero y el pueblo español se viene movilizando sin pausa recordando los cientos de miles de exiliados de 1939 y los millones de emigrantes de los años 60 y 70.

    La terrible situación que padecen millones de personas que se ven expulsadas de sus países y sus casas por la guerra o por la persecución política ha provocado una de las mayores crisis humanitarias a las puertas de Europa. La última denuncia de ACNUR calcula que son un millón las personas que esperan respuesta a su petición de asilo en la Unión Europea, 20.000 en España.

    El 16 de marzo, dos días antes de que se perpetrara el acuerdo de la vergüenza entre la Unión Europea y Turquía nos manifestábamos en la Puerta del Sol, junto a organizaciones sociales y partidos políticos, excepto el PP, para evitarlo y concienciar de sus consecuencias. Pero el 20 de marzo se rubricó la vergonzosa actuación de las instituciones europeas, presionadas por los países del centro y norte, que están volviendo a reproducir los comportamientos xenófobos y racistas de los años 30 del siglo XX. Europa está atentando contra la legalidad internacional, el derecho de asilo y los derechos humanos.

    Si en marzo el acuerdo firmado entre la Unión Europea y Grecia y Turquía era inaplicable, todo indica que la inestabilidad política del último hacen que todo sea más caótico e inviable.

    El carácter internacionalista del Primero de Mayo nos hizo insistir en las calles contra las políticas que Europa lleva a cabo con las personas refugiadas. Posteriormente, las Comisiones Obreras de Madrid participaron en vanguardia para constituir la plataforma SOS Refugiados, que el 11 de mayo, coincidiendo con la conmemoración del Día de Europa llevó a cabo una acción en la plaza Mayor de Madrid. Toda la plaza, repleta de lazos negros, fue abrazada por una cadena humana que intentaba despertar la conciencia de las instituciones europeas ante la tragedia.

    El 20 de junio, coincidiendo con el Día Mundial de las Personas Refugiadas, nos manifestamos desde la plaza de Ópera hasta la Puerta del Sol en una fecha más reivindicativa que conmemorativa. Previamente, para convocar a la ciudadanía, el mundo de la cultura y la sociedad organizamos un gran evento en el Círculo de Bellas Artes.

    En CCOO tenemos muy claro que el asunto de las personas refugiadas debe ser una prioridad del movimiento sindical, por ello, junto a UGT hemos trasladado una campaña a la Confederación Europea de Sindicatos (CES) sin haber conseguido una posición de consenso ante la presión que padecen los sindicatos en los países en los que se está imponiendo el ultranacionalismo.

    Seguiremos apoyando e impulsando iniciativas contra este genocidio por omisión que se está provocando. Entre otras, en septiembre un Encuentro de Ciudades Madrileñas comprometidas con el fin de reivindicar el papel de las políticas de acogida.

    Este verano volvemos a ver imágenes desgarradoras y a escuchar denuncias que so insoportables para quienes defendemos los derechos humanos. Imágenes que debemos mantener fijas en nuestra conciencia para poner énfasis en las causas que las provocan: las guerras en Oriente Medio a las que las grandes potencias implicadas no quieren poner fin. Europa debe actuar tanto sobre las causas como sobre sus terribles consecuencias en las personas