Conflictos con cazadores, pescadores, rematantes, recolectores de setas, conductores de quads, motos, etc. Es indiscutible que entre las funciones de conservación, protección y mejora del medio ambiente, el trabajo de las y los agentes forestales contiene una parte coercitiva. Realizan inspecciones, controles y, en algunas ocasiones, denuncias a quienes vulneran las normas protectoras del medio ambiente. Aunque no sea su actividad principal, realizan funciones de policía y sufren los mismos conflictos que otras policías, pero en su caso les ocurre en medio del monte, en solitario muchas veces, y ante personas armadas cuando se trata de verificar el correcto ejercicio de la actividad cinegética.
Según CCOO, dichos conflictos, amenazas e incluso agresiones, deberían haberse tenido en cuenta desde la perspectiva de la seguridad laboral como incidentes o accidentes laborales que van advirtiendo de la existencia de un riesgo. Sin embargo, los responsables técnicos y políticos de estos colectivos han negado sistemáticamente el riesgo, eludiendo sus responsabilidades para garantizar el derecho de las trabajadoras y trabajadores a volver a casa sanos y salvos.
Son muchos los que se han perdido en un debate más político que pragmático sobre un modelo policial para el medio ambiente, sobre si los agentes forestales deben o no llevar armas, sobre si deben hacer determinadas tareas o no.
CCOO exige abordar los riesgos a los que están expuestos los agentes desde el punto de vista de la seguridad laboral. En este sentido, en la reunión de la Coordinadora Estatal de Agentes Forestales y Medioambientales de CCOO celebrada el 1 de febrero en Madrid se han acordado las siguientes medidas:
- La apertura inmediata de mesas técnicas de negociación entre la Administración y los sindicatos, que son los representantes de las trabajadoras y los trabajadores, donde abordar todas las materias relacionadas con el desarrollo del trabajo.
- Incorporación de expertos en seguridad policial y personal experimentado del colectivo para asesorar en el desarrollo de las evaluaciones de riesgos y en las medidas correctoras que se puedan concretar (formación, protocolos, equipos de protección individual, elementos de defensa y cualquier otro que resulte necesario). Todo ello sin olvidar el resto de riesgos a los que estamos expuestos: incendios forestales, trabajos en altura, conducción, intervención en emergencias, etc., pues la seguridad laboral debe abarcar todo el ámbito de actuaciones del colectivo.
- Reclamar a las Administraciones Públicas la formación de los agentes forestales en prevención de riesgos laborales y cómo enfrentar situaciones de riesgo de agresión.
- Impulso de una comisión en el Congreso para analizar el contenido de una Ley Marco de Agentes Forestales y Medioambientales, que sirva para armonizar aspectos comunes sobre competencias, funciones, seguridad, gestión, naturaleza jurídica, principios básicos de actuación, etcétera.
- Necesidad de revisar otras normativas como la regulación de la caza, la posesión de armas o las certificaciones de aptitudes psicofísicas para la obtención de las correspondientes licencias.
- Exigimos Ofertas de Empleo Público anuales y tasas de reposición del 100%, pues la reducción de efectivos ataca directamente a la seguridad en las actuaciones y a la prestación de servicio público.
- Demandamos la renovación y dotación de medios materiales, equipación personal, centros de trabajo dignos, vehículos acordes a las funciones encomendadas, etc.
- Reivindicamos el respaldo de las Administraciones de las que dependemos, con especial atención a las campañas de divulgación sobre la función y el trabajo de las y los agentes forestales. También asesoramiento y respaldo jurídico a las actuaciones.
- Es necesario establecer protocolos de colaboración y acceso a información con otros cuerpos que tengan asignadas funciones en materia de protección ambiental.
“Desde CCOO centraremos el esfuerzo en el derecho de las trabajadoras y los trabajadores a la seguridad en el desempeño de sus funciones buscando las mejores soluciones desde el punto de vista técnico. No defendemos que este sea un colectivo que tenga que portar arma siempre y en todo momento, pero tampoco nos oponemos a que en determinados casos se deba hacer uso de las mismas, en función de las conclusiones a las que se lleguen en los distintos comités y las evaluaciones de riesgos realizadas, y queremos huir de los debates sobre el modelo corporativo que un tiempo tan valioso nos ha hecho perder. Hemos sufrido ya un daño irreparable”.