Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

Revista Trabajadora, n. 63 (febrero de 2018)

Entrevista/ Berta Ojea: "El feminismo es la columna vertebral de mi pensamiento, de mi compromiso", de Carmen Briz

    DE MAYOR quería ser muchas cosas: desde astronauta hasta santa. Probablemente por ese motivo decidió comenzar sus estudios de interpretación. ¿Porque, qué mejor manera de ejercer de astronauta o de santa, que haciéndose actriz y poniéndose en la piel de muchas y diversas mujeres e interpretando a personajes femeninos en cine, televisión y teatro? Berta Ojea es la secretaria de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices y tiene mucho que contar sobre desigualdades en el mundo de la interpretación.

    19/03/2018.
    Berta Ojea, fotografía de Julián Rebollo.

    Berta Ojea, fotografía de Julián Rebollo.

    BERTA Ojea nació enLa Coruña y, a pesar de haber vivido en multitud de lugares (Barcelona, Viena, París, Madrid...), su acento gallego aún permanece. Estudió música y cantó clásico en su tierra y más tarde en Barcelona donde conoció, entre otras personas, a su querido Lluís Llach y aprendió junto a Montserrat Caballé, Jessye Normal o Alfredo Kraus: “El mundo del canto es un circuito muy pequeño, es mundo muy complicado, se necesita un entrenamiento continuo. Yo empecé a cantar en Viena, en Budapest, conciertos como joven intérprete”. Es en París donde presencia una clase de John Strasberg y donde decide que su camino es la interpretación: “Todo el mundo que me rodeaba me dijo ‘Estás loca!’. Creo que sí, que estaba loca”.

    Berta Ojea asiste, por primera vez, con 14 años a una reunión de la Asociación Galega Da Muller y desde entonces mantiene su compromiso con el feminismo: “Eran los tiempos de la transición. Me movía entre la música clásica y llevaba una cresta punky”. Eran años de rock, feminismo y militancia política: “El feminismo es el ‘gran cambio’ desde donde empiezan a partir las cosas. Si hombres y mujeres tenemos las mismas oportunidades, es la oportunidad de construir un mundo mejor. Por mis circunstancias personales y por mi carrera no he podido llevar una militancia clara en ningún grupo, pero la militancia en el feminismo siempre. Para mí, el feminismo fue y es la columna vertebral de mi pensamiento, de mi compromiso”.

    Y Berta decidió hacer del cine su segundo hogar y recuerda con entusiasmo cómo en los inicios de su historia en Estados Unidos, las mujeres eran las reinas, quienes escribían, dirigían, producían, hasta que el Gobierno entendió que se trataba de una gran industria, una ventana para enseñarle al mundo el país y ahí, con la entrada de la gran industria y de ingentes cantidades de dinero, las mujeres empiezan a desaparecer. Para que esta situación revierta en todos los países y en todas las pantallas se deja parte de su valioso tiempo y de su vida Berta Ojea.

    ¿Cuál ha sido su mejor personaje femenino y por qué?

    No suelo tener personajes que tengan mucho que ver conmigo. Dado el físico que tengo, suelo hacer personajes de cuidadora, asesina, madre perversa, rica, mujer del servicio, fascista… Amo los personajes que están muy alejados de mí. El trabajo de interpretación es un trabajo en un sentido muy humanista. Tú no puedes juzgar a los personajes; tienes que encontrar lo mejor de cada uno para interpretarlo. He aprendido de todos los personajes que he interpretado.

    No tengo un personaje favorito, pero me dio mucho orgullo hacer la Ofelia de Mortadelo y Filemón porque es un personaje que está en el imaginario de los tebeos y de generaciones y generaciones gracias a Ibáñez. Y de hecho, cuando me llamó Fesser me dio mucha alegría. Ponerle carne y hueso a un dibujo era toda una responsabilidad.

    ¿Cuándo se incorpora a la Unión de Actores y Actrices?

    Cuando vengo a Madrid a estudiar interpretación, quería tener a Juan Carlos Corazza como maestro. Y entendí que debía incorporarme a la Unión de Actores y Actrices. En aquel momento, el secretario general era Fortuoso y me incorporo a la junta.

    En 2003 decidieron crear la Secretaría de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices ¿Cuáles fueron los motivos que les llevaron a crearla?

    Empiezo con el propósito de demostrar que la desigualdad laboral y salarial existe en el mundo de la interpretación. Pero entre compañeras y compañeros existe, en esos años, la idea de que los sueldos dependen del talento, que la discriminación no existe. En nombre del “talento” las mujeres teníamos sueldos más bajos, pero excepto el público ¿quién evalúa el talento? Las actrices más mayores tampoco hacían mención a la existencia de diferencias entre actores y actrices. Pero yo quería investigar. De hecho, las actrices más mayores sí reconocen que han tenido que soportar determinadas situaciones de “acoso” a lo largo de su carrera y desde ahí empezamos a trabajar. Y decidimos comenzar creando la Comisión de la Mujer. Cuento con la imprescindible ayuda de Pilar Bardem y ponemos en marcha los premios Mujeres en Unión que reconocen el trabajo colectivo o individual a favor de la igualdad y contra la violencia de género.

    ¿Fue bien aceptada la creación de la secretaría por parte de toda la Unión o se encontraron con resistencias?

    No todo el mundo la veía necesaria. Y sí, hubo que pelear. Pero ya íbamos avanzando en la realización de estudios y es el tiempo del debate de la ley de igualdad, en la que participamos activamente, junto a Comisiones Obreras y UGT. Participar del borrador fue muy importante. Fue muy importante contar con aliadas, con asociaciones feministas o con mujeres como María Teresa Fernández de la Vega que apostaron para que la cultura se incluyese en la ley de igualdad.

    En ese momento se crea también la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA). Eran los años de la movilización del mundo de la cultura contra la guerra, el No a la guerra, el Nunca Máis en mi tierra…

    ¿Qué dice la ley de igualdad en relación al mundo de la cultura que no se ha implementado?

    La ley de igualdad no se cumple en casi ninguno de sus aspectos, lo cual es un poco insólito. Lo reivindicamos, por ejemplo, en los festivales de cine (en Málaga, en Valladolid…), para que se cumpla, para que haya paridad. Es un tanto extraño que seamos las ciudadanas las que tengamos que reclamar que se cumpla una ley que tiene que ver con nosotras. Es una consecuencia más de la resiliencia que tiene el machismo. Se aplaudió la ley, pero también aparecieron “detractores” de la misma. Y entre las actrices aún quedaba la idea de que hay que llegar por talento y no por cuota. Pero es que, por talento, ninguna llega. Según la revista Forbes, el actor mejor pagado del mundo cobra 64 millones de dólares por película, la actriz mejor pagada del mundo cobra 23.

    Hemos trabajado y seguimos trabajando mucho y hemos avanzado, también en reconocimiento por parte de la industria cultural. En esto ha contribuido muchísimo CIMA también. Marca un punto de inflexión, el momento en que Patricia Arquette (al recoger el Oscar a la mejor actriz de reparto en Boyhood), en 2015, dice: “¡Ya es hora de que cobremos lo mismo!”.

    Las mujeres de la cultura en nuestro país están seis puntos por debajo de la media del resto de sectores. Es el momento de invertir tiempo y esfuerzos en estudios e investigaciones y de reclamar al Ministerio de Igualdad un plan que atenúe estas diferencias tan fuertes.

    Creo que las mujeres de la cultura estamos algo solas. El movimiento feminista no nos asume del todo, pero no somos ajenas, vivimos la misma realidad. Merecemos estar dentro de las reivindicaciones generales. Y, además, la cultura tiene un gran poder simbólico y forma pensamiento. Y estoy convencida de que mientras no consigamos cambiar los contenidos de nuestras series, de nuestras películas y de nuestras funciones de teatro, pero sobre todo de nuestro audiovisual, no avanzaremos en igualdad. Mientras no cambiemos los contenidos, los personajes estereotipados (protagonistas muy jóvenes y secundarias algo más mayores haciendo de madres, de cuidadoras, etc…) no vamos a erradicar la violencia contra las mujeres.

    Dice que las actrices atraviesan tres brechas, ¿en qué consisten?

    La primera es la brecha laboral, porque hay muchísimos menos personajes para mujeres. Hay una diferencia enorme, con lo cual, los actores tienen la posibilidad de trabajar como protagonistas (el que cambia, sobre quien giran las acciones, cambia la trama, etc…) frente a las mujeres que pueden trabajar como “parejas de”, pero su papel no incide en la trama en absoluto. La cultura puede ser muy transformadora, pero también profundamente conservadora. En el caso de las mujeres es profundamente conservadora. Es una fórmula que ha dado mucho dinero y no piensa cambiarse. Estamos haciendo historias de los años 40. La brecha laboral queda resumida en: no hay personajes femeninos, no hay trabajo (1).

    La segunda brecha es la salarial y está ‘archiconfirmada’. Hasta en los sueldos más pequeñitos, de reparto, siempre hay una diferencia, de 50 euros como mínimo entre hombres y mujeres. Las productoras lo ofrecen así, con total naturalidad: “En verano hace calor y las mujeres cobran menos”, ni se lo replantean. En los sueldos más grandes, la brecha va aumentando. Los datos de esta desigualdad provienen directamente de representantes de actores y actrices, que son quienes firman los contratos.

    Y, por último, está la brecha por edad, que tiene que ver con los contenidos. Los personajes de las mujeres suelen estar muy codificados y los de las jóvenes muy sexualizados. En cuanto una actriz deja de ser ese objeto que se entiende como sexualmente deseable, que es de 35 años para los productores y para las cadenas de televisión (no hablo de la realidad), la mujer o se va al paro o empieza a hacer personajes más pequeñitos, codificados también con el rol de cuidadora. Ya con 50, 60… pues ya no sabes si vas a sobrevivir en la profesión.

    Resumiendo, hay menos trabajo, cobras menos, y encima, si te sacan de protagonista a partir de una edad donde empiezas a cobrar más, significa que tus pensiones van a ser muy precarias, como tu vida en general va a ser muy precaria. Las actrices sufren esta doble precariedad.

    Todos los informes económicos internacionales recomiendan la paridad en el trabajo y la equidad salarial, pero tenemos un presidente que dice que: “No es momento de meterse en eso”.

    El camino del glamour a la precariedad. ¿Hay diferencias entre el cine y el teatro?

    En el teatro ocurre lo mismo. Solo que hay una diferencia: en el cine y la televisión se necesita dinero para hacerlo, por lo cual no existe ese otro mundo más precario, paralelo, como son las pequeñas salas, los pequeños formatos, las pequeñas compañías, que sí existen en teatro.

    Una carrera puede ir muy bien, pero incluso en la gran industria un día pueden dejar de llamarte para interpretar, dirigir una película o escribir un guion. Es como cualquier otro trabajo.

    ¿Hay glamour en el cine? Sí, es parte del montaje. Es parte de la industria, que mueve también la industria de los diseñadores, de la moda, que es también la industria de un país. Los vestidos y las joyas de las galas suelen ser prestados. El glamour es una vez al año, en la alfombra roja; el resto, está lleno de precariedad, de falta de trabajo y de pelear las condiciones.

    En estos momentos nos pasa lo que les pasa al resto de trabajadores y trabajadoras; las productoras ya empiezan a ganar dinero (a pesar de lo que han sufrido con el IVA), pero los sueldos siguen siendo igual de precarios que en el peor momento de la crisis, en 2013.

    ¿Las guionistas, las directoras, qué papel pueden desempeñar?

    Hay guionistas y hay directoras, pero para que haya buenos personajes se necesita que los productores apuesten. Estamos hartas de leer guiones en donde aparece: “mujer de 50 años” que son devueltos por las cadenas televisivas con la corrección “mujer de 30”. Los guionistas y las guionistas dejan de “mandar” sobre su creación. Hay extraordinarias guionistas en nuestro país, como Alicia Luna o Virgina Yagüe. Y la dignidad de sus personajes femeninos es enorme, muy potente.

    En el caso de las directoras, es cierto que cuando dirigen suelen contar más con actrices. Está cuantificado. De las 25 películas más caras del cine español ninguna la ha rodado una mujer. Ha rodado películas caras Isabel Coixet porque produce y coproduce fuera. No es cierto el tópico de que “el cine de mujeres es más intimista”, no, no, no… es que es simplemente más barato. A las directoras también les gustaría tener grúas en el rodaje y miles de extras, pero en muchas ocasiones sus historias tienen que reducirse a primer plano y contraplano porque están limitadas económicamente.

    Otro tópico es el de que las mujeres no venden. Es mentira y está demostrado. En el canal HBO ya ha entrado la agenda feminista, están contando historias y están haciendo agenda de temas de mucho interés con protagonistas femeninas. Saben que en ese nicho no está trabajando nadie y que hay demanda. Decía Shakespeare, en boca de Hamlet dirigiéndose a los cómicos: "El verdadero fin del arte dramático es poner un espejo al mundo"; pero si estoy en ese espejo sólo con 30 años, voy a dejar de verme rápidamente. Hace falta más diversidad y mayor voluntad.

    Y un último tópico, no existe el cine de mujeres, existe cine dirigido por mujeres, cine que gana premios, pero a quien no se le presta el mismo interés. Por ejemplo, una pequeña película como Verano 1993, de Carla Simón, gana el Premio a la Mejor Opera Prima en La Berlinale en 2017, pero la prensa española no le da importancia. Sólo se le citó en las páginas de cultura, no fue noticia en ninguna portada de diarios nacionales. Si hubiese sido un hombre estoy segura de que se habría recogido de otro modo. Es un reflejo de nuestra industria, así que tendremos que dar respuesta al machismo.

    ¿Qué opinión le merece el movimiento #MeToo?

    Estoy absolutamente a favor del movimiento #MeToo. Creo que ha prendido la conciencia en actrices que admiro como Meryl Streep, mujeres que están saliendo a denunciar situaciones abusivas. Simbólicamente todo me ha parecido muy bien. Este movimiento está moviendo conciencias –de todo el mundo y de todas las mujeres- no sólo dentro del mundo del cine, sino que cala en todas las mujeres en todos los sectores laborales. El movimiento #MeToo es un altavoz. Y ese deber ser el compromiso de la cultura. Además contagió de su espíritu a Reino Unido, a los Premios Bafta (de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión). Emma Watson, ha donado un millón de libras a un fondo contra el acoso sexual a mujeres. Ella es una de las feministas más comprometidas, ojalá pudiese traerla y premiarla. Es muy joven y ahí está su compromiso, su talento y su fama para continuar avanzando.

    ¿Cómo sería aquí imaginar un movimiento similar? Difícil, pero se está moviendo. Aquí tengo que ser crítica con tu gremio profesional, con los periodistas y las periodistas, que se han centrado en el morbo, en el “conseguir nombres”. No preguntes quién me ha acosado, investiga a quienes acosan. En el caso de Estados Unidos fue la prensa quien investigó a partir de una denuncia de dos mujeres, fue quien levantó el proceso. Pero aquí, a algunos medios pareciera que lo que les interesa es culpabilizar continuamente a las mujeres: “encima de que denuncio, me arriesgo a que no me llamen a trabajar, por problemática…”. Las denuncias han de hacerse ante un juez. No le preguntes a una mujer cómo aguantó, pregúntale a quien acosa por qué lo hace. Es continuar ahondando en la idea de que las mujeres siempre son culpables de algo, también de no denunciar. Como si la culpa de que nos violenten, nos metan mano, nos acosen laboralmente, fuese nuestra.

    Espero que sea un movimiento que siga dando la vuelta al mundo, porque está siendo muy útil para muchas mujeres. Las respuestas de descalificación no tardaron en llegar: “esas mujeres guapas, con trajes caros, las ricas diciendo cosas…”. La respuesta de las francesas mezclaba temas: ¿Qué tendrá que ver la seducción con que a te metan mano sin tu consentimiento? Cuando digo No es NO, desde el mismo momento en que lo diga.

    ¿Cómo se preparan para la Huelga Feminista del 8 de Marzo?

    Nos sumamos, evidentemente, a la huelga feminista, pero la convocatoria está dirigida a actrices y a actores. El feminismo es un mundo de iguales y por ello creemos que deben participar los hombres también, apoyando. Se trata de una huelga feminista, no una huelga de mujeres y ahí tienen que tener cabida y espacio para que cada vez haya más hombres feministas. Una de las cosas importantes del feminismo (y por las que me quedé en él) es porque siempre creí en aquella bonita frase de Emma Goldman: "Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”. Y esta huelga tiene mucho que ver con esto.

    Hay bastantes rodajes que pararán el 8 de Marzo. Más problemas trae el cómo parar en una función durante las dos horas. Es más complejo. Estamos redactando un manifiesto y trabajaremos para conseguir una jornada de lucha, pero alegre, de conquista.

    Termina nuestra conversación, nos despedimos, pero antes Berta Ojea quiere rematar explicando que a día de hoy, un cartel con tres nombres masculinos como protagonistas, a su lado el nombre de un director y a continuación el nombre de un guionista y un productor tiene los días contados: “Esto se acabó. Esas historias ya se acabaron, ya no se compran”.

    Carmen Briz (@RevTrabajadora) es periodista y forma parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.

    (1) El Estudio de la presencia de la mujer en las producciones españolas de ficción difundidas en televisión y salas de cine de España durante el periodo 2014-2016. Análisis de igualdad del mercado audiovisual español, de la mano de AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión) y de la Unión de Actores y Actrices.