Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 19 abril 2024.

Informe / Revista Trabajadora, n. 64 (julio de 2018)

Si tú no descansas en verano, CCOO tampoco. Superheroínas contra la precariedad, de María Estebaranz

    LA PRECARIEDAD laboral campa a sus anchas y parece que desea instalarse en las vidas de muchas personas, pero hay formas de hacerle frente, incluso en aquellos sectores más castigados, muchos de ellos feminizados.

    De los creadores y creadoras de Precarity War llega Summer War.

    11/07/2018.
    Flash Woman.

    Flash Woman.

    NO SON BECARIAS, dependientas, limpiadoras, camareras o socorristas, son superheroínas. Se han unido para luchar y van a ganar esta guerra. Son la liga contra la precariedad.

    El pasado verano nacía Precarity War, una campaña que lanzaba el mensaje de que la precariedad se puede combatir e invitaba a trabajadoras y trabajadores a unirse a CCOO para luchar contra ella. La campaña partía de la idea de que las personas que sufren la precariedad se reconozcan a sí mismas como las superheroínas que son, que se empoderen y se unan a nuestra organización para librar batalla. Nacía de la necesidad de que se visualizara la precariedad que se ha generalizado en el mercado laboral, en especial en algunas de las actividades englobadas en el sector servicios, como hostelería, comercio o contact center.

    Precarity War ponía sobre la mesa que las desigualdades de la sociedad se reflejan sobre todo en el mercado laboral y la precariedad se extiende, principalmente, entre las mujeres y la gente joven, de formas distintas, pero con un elemento común: el empeoramiento de las condiciones laborales. Un año más tarde el escenario no es muy diferente, el número de mujeres menores de 25 años con contrato indefinido ha caído un 54% durante la crisis. El de los hombres, un 48%.[1]Por otra parte, más del 55% de las mujeres asalariadas en España cobran menos de 19.000 € brutos anuales.[2]

    La transversalidad de la precariedad, en un país donde la tasa de personas trabajadoras en riesgo de pobreza ha aumentado un 13%[3] desde que comenzó la crisis, es evidente. En todos los sectores productivos han empeorado las condiciones laborales. Como muestra de esta transversalidad, la Federación Estatal de Construcción y Servicios se unió a la campaña iniciada por la Federación Estatal de Servicios, compartiendo el mensaje de que la precariedad no es una condición ni una categoría profesional, se puede acabar con ella con la unión de trabajadoras y trabajadores y desde una organización como la nuestra. Precarity War II giraba en torno a actividades como el trabajo en el hogar, los servicios auxiliares, el reparto de comida a domicilio, promotoras, reponedores y reponedoras, vigilantes de seguridad, restaurantes de comida rápida y las plantillas de las mutuas o las TIC.

    Siguiendo la estela de las dos campañas anteriores nace Summer War. Esta vez se centra en situaciones de precariedad influidas por la estacionalidad. A las Federaciones de Servicios y Construcción y Servicios, se unen la Federación de Servicios a la Ciudadanía y Comisiones Obreras Andalucía con la campaña #PrecariPedia.

    Para muchas personas, verano es sinónimo de periodo vacacional. Es temporada alta en los destinos turísticos, los centros escolares cierran sus puertas, en muchas oficinas se modifica la jornada para adaptarla a la llamada “jornada de verano”, etc.

    Pero existen otras realidades que afectan a cientos de miles de personas. Hay trabajos que alcanzan su máxima intensidad en verano, aumentando una contratación estacional que recae de forma mayoritaria sobre mujeres y jóvenes, que durante los tres meses de verano sufren jornadas irracionales y una gran carga laboral. Estas condiciones afectan a lo más esencial, su salud.

    Un buen ejemplo de esto son los empleos que tienen que ver con la industria turística. Largas jornadas, contratos que no contemplan todas las horas que se realizan, temporalidad, externalizaciones, mucha carga laboral. Una profesión paradigmática es la de camareras de pisos que, desde que se ha extendido la práctica de externalizar su departamento, ha aumentado considerablemente su carga laboral y reducido su salario hasta en un 40%, con todas las consecuencias para su salud física y mental.

    Las rebajas de verano suponen un periodo de trabajo más que excesivo para las personas que trabajan en el comercio. Se les aplican condiciones excepcionales, jornadas de 10 y 12 horas, hasta 8 o 9 días sin librar y todo esto de pie y escuchando a la clientela siempre con una sonrisa. Sobre largas jornadas también saben mucho quienes ejercen de socorristas de piscina, que además perciben un sueldo poco acorde con la formación que se exige, y una parte del mismo se entrega en negro.

    También hay trabajos que dejan de existir en verano, muchos de ellos tienen que ver con los centros escolares. Monitoras de comedor o limpiadoras de colegios e institutos están contratadas por horas durante 10 meses y se van 2 al paro. Éstas últimas, además, están expuestas a productos químicos y problemas como la pérdida de vacaciones generadas o licencias.

    Simultanear varios trabajos para mal llegar a fin de mes es una situación atemporal, les pasa a muchas personas todos los meses del año, sobre todo a mujeres. La estacionalidad las obliga a cambiar de actividad. Acumulan contratos por horas y actividades que cobran en negro. Por ejemplo, dando de comer a niñas y niños en colegios o limpiando casas. Cuando se acaba el curso escolar o la gente de las casas que limpian se van de vacaciones o a una segunda residencia, tienen que buscarse otras formas de ganar dinero. La prestación por desempleo que reciben por los contratos por horas que les hacen durante el curso escolar no es suficiente y necesitan completarlo con otro tipo de trabajo normalmente en B y relacionado con la hostelería, sector que aumenta considerablemente el nivel de contratación durante la temporada estival.

    El verano es temporada alta para las prácticas no laborales. Cientos de becarias y becarios realizan el trabajo del personal de plantilla pero sin remuneración o por muy poco dinero, cuando lo que deberían de estar recibiendo es formación. Las empresas les utilizan para cubrir las vacaciones de la plantilla. Sectores donde esta situación es una práctica habitual son, por ejemplo, Hostelería, Periodismo u Oficinas y Despachos.

    En el Informe Anual de la Profesión Periodística, editado por la Asociación de la Prensa y basado en encuestas realizadas a profesionales del sector, se expone que el 93,1% de las personas encuestadas han trabajado de becarias y becarios. El 48,1% no recibieron ningún tipo de remuneración y el 40,7% no contó con ningún tutor o tutora.[4]

    La campaña Summer War pretende ser un escaparate de realidades de precariedad laboral. Esta situación que sufren muchas trabajadoras y trabajadores se ha instalado en nuestro país, e incluso empieza a ser aceptado socialmente gracias a la implantación de una “modernización del lenguaje”, a través de la cual se sustituyen términos que tradicionalmente se habían ligado a cuestiones negativas como la precariedad, la dependencia económica, la explotación etc. por composiciones en inglés que no traen aparejadas esa reacción negativa, aunque en definitiva signifiquen lo mismo.

    Para denunciar esta situación de legitimación de la precariedad a través del lenguaje se incluye la Precaripedia, un diccionario de términos que se encuentra en permanente desarrollo y pretende llamar a las cosas por su nombre.

    Summer War no podría ser un escaparate fidedigno de esta precariedad si no mostrase la realidad que arrojan las cifras: la precariedad se ceba especialmente con la mitad de la población, las mujeres, y con el colectivo joven. La campaña tiene la vocación de hacer muy visible este hecho, no solo con la elección de las realidades profesionales que forman parte de la misma, además se ha generado material gráfico específico. En este caso, los carteles de campaña son dos, uno con todas las superheroínas (Limpianna, SmileGirl, AquaPrecar, FlashWoman y PluriWorker) y otro con becarias y becarios en distintos sectores (Periodismo, Hostelería, Oficinas y Despachos).

    En consonancia con el lema de la campaña Si tú no descansas en verano CCOO tampoco, se marca el objetivo de hacer más visible y mejorar los mecanismos de atención a trabajadoras y trabajadores. Para la consecución de este objetivo se ha desarrollará un espacio web que se llamará Agencia del Trabajo Decente (ATD). Por medio de este espacio las personas que lo deseen podrán contactar con CCOO fácil y rápidamente a través de un sencillo formulario. Además se podrán mandar mensajes directos por Twitter, Facebook e Instagram. También incluirá un mapa interactivo con la dirección y el teléfono de todas las sedes provinciales de CCOO.

    Por otra parte, se incluirán preguntas frecuentes y los convenios colectivos correspondientes a las profesiones descritas, para que las personas que visiten la página puedan encontrar de forma fácil y rápida cuestiones relacionadas con su actividad laboral. Además, se podrá encontrar en la página la guía Aprendices, becarios y trabajo precario, que pretende ser una herramienta para que delegados y delegadas del sindicato puedan luchar contra la precariedad de las personas jóvenes, una ayuda para defender y corregir situaciones inadmisibles, que pueden llegar a afectar a más de 1.400.000 personas jóvenes, así como para que éstas conozcan sus derechos. Finalmente, se incluye la Precaripedia, un diccionario abierto, y en constante reconfiguración, que nace para desenmascarar la precariedad que esconde el nuevo lenguaje edulcorado que están imponiendo las élites económicas en el mundo laboral para ocultar la hostilidad contra la clase trabajadora. La dirección de este espacio web es: https://trabajoenverano.ccoo.es.

    María Estebaranz (@serviciosccoo) es secretaria de la Mujer, Igualdad y Diversidad de la Federación Estatal de Servicios de Comisiones Obreras.

    [1] Datos: EPA (cifra media asalariados 2010-2017)

    [2] Datos: INE. Encuesta de estructura salarial Mayo 2018.

    [3] Datos: SEPE

    [4] Informe Anual de la Profesión Periodística 2016. Asociación de la Prensa

    Revista Trabajadora, n. 64 (julio de 2018).