Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 19 abril 2024.

OPINIÓN

Perspectiva de género, imprescindible en salud laboral, de Silvia Espinosa

    Artículo de opinión, de Silvia Espinosa, secretaria de Mujeres e Igualdad de la Federación Estatal de Sanidad y Sectores Sociosanitarios, publicado en Contrainformación.

    21/05/2019.
    Fotografía de Txefe Betancort.

    Fotografía de Txefe Betancort.

    EL 28 DE ABRIL se celebra el Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, y no hace falta decir que este año la conmemoración ha quedado completamente eclipsada por coincidir con la importante cita electoral. El 28 de Mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, también es un día importante al que le va a pasar lo mismo, pero con los resultados de la triple cita con las urnas electorales del próximo domingo 26 de Mayo. Así que, entre cita y cita con la democracia, vale la pena hablar de salud laboral y perspectiva de género, porque el cuerpo no va en ningún contrato y cualquier día del año es bueno para hablar de lo más importante: de la salud y la vida de las personas trabajadoras.

    Mujeres y hombres tienen realidades laborales distintas por muchas razones. Por un lado, se dedican a actividades, trabajos, sectores y categorías profesionales diferentes, es el fenómeno de la segregación ocupacional o sectorial, una tozuda característica estructural de nuestro mercado de trabajo que tiene gran parte de su origen en los estereotipos de género que todavía están muy arraigados en nuestra sociedad. Además de las diferentes actividades, las mujeres presentan importantes condicionamientos sociales y diferencias biológicas y fisiológicas que tienen que ser muy tenidas en cuenta cuando hablamos de salud en el puesto de trabajo. Fruto de toda esta diferente situación, los riesgos laborales, accidentes y enfermedades profesionales, son distintos, y por tanto, las políticas de prevención de riesgos lo tienen que tener en cuenta para ser eficaces. Esta es la razón por la que decimos que es imprescindible que la salud laboral integre la perspectiva de género.

    Los accidentes de trabajo, que son el fenómeno más visible de riesgo laboral, se dan mucho más en los sectores masculinizados. En cambio, las enfermedades profesionales tienen mayor incidencia entre las trabajadoras.

    CCOO elaboró el informe Evolución de los accidentes de trabajo en España (2012-2018) para ver la evolución de los índices de siniestralidad desde 2012 hasta 2018, y en todos los sectores han aumentado. Los números dicen que la mayor precariedad en el empleo, que deja la reforma laboral, se traduce en trabajo más inseguro. Exactamente por sectores, destaca el incremento del 22,9% en construcción, frente al 19,8% del agrario, al 16,7% de la industria y al 10,5% de los servicios. Aunque si se desglosa un poco más el dato, también aparecen las actividades sanitarias y de servicios sociales, altamente feminizadas, que presentan el 22% de incremento en siniestralidad. Las mujeres, en cambio, y a pesar de tener una tasa de actividad menor, conformamos el 55% de los accidentes in itinere​, probablemente a causa de las jornadas parciales, pluriempleos y más desplazamientos.

    Las enfermedades de origen laboral son tan o más importantes que los accidentes, pero mucho más invisibles y escurridizas, pues sufren lo que llamamos el sub-registro. Seguro que el hecho de que las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social sean las que reconozcan las contingencias y, a la vez, paguen la prestación, tiene mucho que ver. El servicio público de salud hace años que asume toda esta carga de personas que sufren enfermedades laborales no reconocidas.

    Las trabajadoras son más dadas a sufrir las enfermedades laborales, básicamente por el tipo de actividad que desempeñan, que en general tiene ciertas características: movimientos repetitivos y un alto riesgo ergonómico (un claro ejemplo de ello son las camareras de piso); altas cargas de trabajo infravalorado socialmente (muchas veces con el esfuerzo emocional de tratar con personas y no con cosas, aumentadas por la doble presencia y el estrés de cargar con gran parte del trabajo de cuidados en las familias. Todo lo que lleva consigo un alto riesgo psicosocial, las mujeres consumen el 85% de psicofármacos que se recetan en España); y exposición a sustancias peligrosas o riesgos químicos, tan presentes en profesiones muy feminizadas como sanidad, peluquería o limpieza, que también se da en las tareas de limpieza del hogar. El cuerpo de las mujeres se ve más afectado por el riesgo químico, ya que tiene un porcentaje de tejido adiposo mayor que el de los hombres (15%), donde se acumulan los tóxicos con más facilidad. Todos estos riesgos pueden desarrollar enfermedades invalidantes e incluso mortales, con el agravante de que, a causa del sub-registro, su reconocimiento como de origen profesional es muy escaso, con los perjuicios que ello conlleva para las trabajadoras.

    Como ejemplo los problemas músculo-esqueléticos, los cuales arruinan los cuerpos de las trabajadoras a partir de cierta edad y tienen muy poco reconocimiento como enfermedad laboral. Existen excepciones, como, por ejemplo, el reciente triunfo de una sentencia que reconoce el síndrome de túnel carpiano en limpiadoras como enfermedad profesional, el cual está pendiente en otras actividades altamente feminizadas donde también se da claramente, como por ejemplo en las gerocultoras.

    Un apartado específico requiere el tema del cáncer laboral, la gran asignatura pendiente de las políticas de prevención de la salud laboral. En 2018 sólo se declararon 28 enfermedades profesionales relacionadas con agentes carcinógenos, aunque se estima que en España se declaran entre el 0,1- 0,2% de los cánceres laborales. Queda muchísimo por investigar y prevenir en este campo, y no tenemos dudas de que si se reconocieran todos los casos que se producen, el cáncer sería la primera causa de mortalidad profesional en España.

    En cualquier caso, el próximo Gobierno deberá acometer las reformas necesarias e impulsar las políticas públicas que garanticen la seguridad y la salud de toda la población trabajadora, y para ello será imprescindible que se haga con perspectiva de género.

    Silvia Espinosa (@fssccoo) es secretaria de Mujeres e Igualdad de la Federación Estatal de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO.

    Fotografía de Txefe Betancort.