Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 20 abril 2024.

Crónica del II Congreso Economía Trabajo y sociedad]

Un Congreso contra la pobreza y la desigualdad

    Del 21 al 23 de octubre se ha celebrado en Madrid, en el Auditorio Marcelino Camacho, el II Congreso Trabajo, Economía y Sociedad, organizado por la Fundación 1º de Mayo, con la colaboración de las fundaciones Friedrich Ebert y Ateneo 1º de Mayo y del Instituto Sindical Europeo (CES). El lema del Congreso ha sido “Crisis y desigualdad: Alternativas Sindicales”.

    02/11/2015.

    En sus sesiones plenarias y sus cinco talleres temáticos han participado más de 250 congresistas y han sido 400 las personas inscritas. De ellas, 173 fueron mujeres (42%). En las mesas redondas han intervenido 20 personas; 8 de ellas han sido mujeres (40%).

    Los talleres temáticos abordaron el tema principal desde distintos enfoques sectoriales en base a las 45 comunicaciones presentadas. Asistieron a los mismos 170 personas. Los temas tratados fueron: 1.- Mercado de trabajo, relaciones laborales e intervención sindical. 2.- Política industrial e innovación. 3.-Economía política de la igualdad; Gobernanza Económica Europea; Fiscalidad y políticas públicas. 4.- Educación e igualdad; Formación profesional y modelo productivo. 5.- Derecho del trabajo e igualdad. Por una reforma del modelo de relaciones laborales.

    El objetivo principal del Congreso fue explicitado por el presidente de la F1M, Javier Doz, en la inauguración: “Queremos contribuir a que la lucha contra la pobreza y la desigualdad estén en el centro del debate político, de cara a las próximas elecciones generales del 20 de diciembre y en los próximos años”. Tanto Doz como los secretarios generales de CCOO, confederal y de Madrid, Ignacio Fernández Toxo y Jaime Cedrún, subrayaron que el incremento de los niveles de pobreza y desigualdad en nuestro país han alcanzado con la crisis y con las políticas que la han gestionado, en la UE y en España, unos niveles insoportables que es necesario revertir, con el cambio de las políticas económicas y sociales y el modelo productivo.

    La última oleada de datos de Eurostat, de octubre de 2015, sobre pobreza y desigualdad en Europa es concluyente. Entre 2008 y 2014, la población en riesgo de pobreza y exclusión social aumentó, en España, 5,7 puntos porcentuales, hasta alcanzar el 29,2% de la población total, es decir 13,6 millones de personas. La cifra más alta, en términos absolutos, y la quinta tasa más elevada, tras Rumania, Bulgaria, Grecia e Irlanda. La media europea es del 24,4%. La pobreza severa afecta a 3,2 millones de personas, el 6,85% de la población.

    La desigualdad también ha crecido fuertemente. En el mismo período, el Índice de Gini (X100), aumentó de 31,9 a 34,7, un 8,7%, lo que supone una velocidad muy elevada en un indicador muy sensible. La media de la UE pasó de 30,6 a 31,0 (+1,31%). Medida por el cociente entre los ingresos anuales del 20% más rico de la población y los del 20% más pobre, la desigualdad pasó, en España, de un valor 5,5 (2008) a 6,8 (2014), con un crecimiento del 24%. En el mismo período, la media europea del cociente 20/20 pasó de 5,0 a 5.2, con un alza del 4%. En ambos indicadores de la desigualdad, España ha pasado de estar en una zona media a ser el 2º país más desigual de Europa, superando incluso a Grecia. Sean cual sean los parámetros que se escojan, las cifras de España son desoladoras. La riqueza que acumula el 1% más rico de la población es el 27% de la total; el 10% más rico acapara el 55%. La desigualdad salarial es un factor muy influyente de la desigualdad total. Según el reciente estudio de CC OO, sobre las empresas del IBEX35, en el año 2014 sus primeros ejecutivos se incrementaron las retribuciones en un 80%, de media, los consejeros en un 30%, los directivos en un 14,3%, y los accionistas -sus dividendos- en un 72,4%. Por el contrario, los trabajadores vieron disminuir sus salarios en un 1,5%. ¿Puede haber un balance más escandaloso?

    James K. Galbraith inaugura el congreso

    La conferencia inaugural del Congreso fue pronunciada James K. Galbraith, uno de los mayores expertos mundiales sobre las relaciones entre desigualdad, crecimiento y desequilibrios económicos. Profesor de la Universidad de Texas, Galbraith afirmó que el crecimiento de la desigualdad es una consecuencia directa de la hegemonía de las políticas económicas neoliberales que se han impuesto en EE U y en el mundo a partir de la década de los 80, coincidiendo con la actual oleada de mundialización del capitalismo. La desigualdad se ha convertido, a su vez, en un gran factor de generación de los desequilibrios financieros y económicos que han producido la Gran Crisis que vivimos. La desigualdad y la enorme corrupción en los mercados financieros desregulados llevaron a la crisis. Muy conocido también por haber sido consejero del ministro griego de finanzas, Yanis Varufakis, Galbraith fue muy crítico con las políticas de austeridad, que “han agudizado la crisis en Europa” y con las condiciones de los “rescates”, incluidas las del tercer rescate: “La troika no ha rescatado, ha ahogado la economía y la sociedad griegas”. Preconizó también que sean instituciones de carácter social las que generan empleos necesarios en campos como la educación, el medio ambiente y los cuidados personales.

    En la mesa redonda “Crisis y desigualdad: causas y consecuencias en Europa y España” moderada por Begoña Pérez Ramírez (Infolibre), todos los ponentes coincidieron en el efecto negativo que la crisis ha tenido sobre la igualdad en todas sus vertientes. Alfred Pfaller (Fundación Ebert) expuso una visión del problema en Alemania centrada en la dualización de los empleos y analizó las consecuencias que el modelo neoliberal ha tenido en la segmentación del mercado de trabajo y las contradicciones que promueve entre los trabajadores. Laura Nuño (Universidad Rey Juan Carlos) profundizó en el negativo impacto de los recortes y las reformas laborales en la igualdad de género. Y situó la igualdad como un imprescindible elemento ético de convivencia. Por su parte, Pedro Fuentes (Cáritas Española) expuso los datos del último informe FOESSA que dan cuenta del aumento de la desigualdad en España y de cómo esta repercute de manera aún más negativa en las mujeres que ya partían de una situación de desventaja antes de la crisis. También Paula Rodríguez (Universiad de Alcalá de Henares) abundó en el crecimiento de la desigualdad con el aumento de la precariedad del trabajo de la mujer, la pérdida de empleo en el sector público y el aumento del trabajo como cuidadora no remunerada al disminuir la ayuda a la dependencia.

    En la mesa de los partidos políticos, que fue moderada por Mercedes Jansa (El Periódico) Luís Garicano (Ciudadanos) destacó la necesidad de luchar contra la precariedad cambiando el marco de relaciones laborales, poniendo en marcha el contrato único y estableciendo un complemento para los salarios más bajos. Preconizó la necesidad de llevar a cabo una revolución en el sistema educativo y una regeneración política que acabe con las ayudas a empresas que no tienen una buena política empresarial. Por su parte, Eduardo Gutiérrez (Podemos) dijo que la desigualdad es el resultado de la política y que ésta debe promover una mejor distribución de la renta, la derogación de las reformas laborales, el establecimiento de una renta mínima garantizada y el aumento de la productividad y del gasto público en I+D+I. El representante de IU, José Antonio García Rubio, explicó que estamos ante una crisis global y sistémica con un modelo productivo perverso que requiere de un pacto de estado para su superación. Planteó como alternativa reforzar el sector público, cambiar las relaciones laborales –derogando la reforma laboral- y el sistema educativo, la renta mínima y la garantía del pan, el trabajo y la salud. La diputada del PP, Macarena Montesinos, defendió las políticas económicas del ejecutivo, valoró muy positivamente los datos de la última EPA y anticipó que el programa electoral del PP incluiría el objetivo de alcanzar 20 millones de empleos. Por último, la secretaria de bienestar social del PSOE, María Luisa Carcedo, expuso la necesidad de hacer políticas que sitúen la creación de empleo en el centro de la actividad política al tiempo que se lucha contra el fraude fiscal y se ponen en marcha iniciativas para conseguir la igualdad real de todos los ciudadanos. Se pronunció por la derogación de la reforma laboral del PP.

    Debate e intervención de clausura

    En sus intervenciones en la mesa redonda que cerró el Congreso, Sartorius y Toxo insistieron en la idea de que la lucha contra la desigualdad en la distribución de la renta no sólo es una prioridad por razones ideológicas y morales sino también porque es causa de las crisis y estas, a su vez, la agudizan. Las políticas de austeridad y devaluación interna, impulsadas por las instituciones de la UE, han propiciado conscientemente, desde 2010, la desigualdad, tanto en el ámbito primario del reparto de la renta –la empresa-, promoviendo el debilitamiento de la negociación colectiva y la reducción general de los costes laborales, como en el secundario, a través de la reducción de las prestaciones sociales, el deterioro de los servicios públicos esenciales, la regresividad de la fiscalidad y su no armonización a escala europea.

    El debate final abordó no sólo el modo de revertir esta situación, actuando en los dos grandes ámbitos de la distribución de la renta, sino también una reflexión sobre el sindicalismo, su propia crisis y las vías para su renovación. Sin un sindicalismo fuerte, con sus capacidades contractuales y su influencia política y social fortalecidas, las desigualdades no dejarán de crecer. Philippe Pochet, director del Instituto Sindical Europeo, analizó la evolución de la afiliación y la densidad sindical en Europa, y consideró esencial que el sindicalismo sea capaz de ser agente activo de la “transición socio-ecológica”, para que sea una “transición justa”, y de la organización del trabajo en las economías digitales. Según Pochet, el sindicalismo también tiene que establecer un nuevo tipo de relación, desde la autonomía sindical, con los partidos de izquierda cuyo deterioro político es evidente. Para el Catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla La Mancha, Antonio Baylos, los sindicatos tienen que “recobrar su capacidad de intimidación” para reconquistar el terreno perdido en la negociación colectiva y el diálogo social, trabajar más coordinadamente por la Europa Social y la democratización de la UE, y “escuchar más a su gente y a los trabajadores”. Para Nicolás Sartorius, “el capital se ha globalizado; los trabajadores, no”. Para Sartorius, Vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, y fundador de CCOO, el sindicalismo “tiene que aparecer con fuerza en los espacios europeos; cuando organice una huelga general europea se le tendrá en cuenta”. En su intervención, desarrolló algunos de los rasgos que debería tener el “nuevo internacionalismo sindical que hay que construir”.

    Ignacio Fernández Toxo centró su intervención en las bases de la imprescindible renovación del sindicalismo, informando de las iniciativas de reflexión y propuesta que se han puesto en marcha en CC OO para este fin. El secretario general de CCOO coincidió con Sartorius en la necesidad de globalizar la acción sindical, empezando por el ámbito europeo, para lo que es necesario “ceder soberanía a la CES”. Afianzar los derecho sindicales, en particular el derecho de huelga tiene que convertirse en un objetivo principal cuando es atacado tan fuertemente como lo es en España por la aplicación abusiva del artículo 315.3 del Código Penal –“que hay que derogar”- o por las patronales mundiales para quitarle el carácter de “derecho fundamental” reconocido por la OIT. Toxo concluyó con una dura crítica al comportamiento de las elites políticas europeas, por su acoso al gobierno griego de Syriza, que se enfrentó a sus fracasadas políticas de austeridad. Toxo acusó a esas élites de insolidaridad, impotencia y falta de respeto a las leyes internacionales por su modo de abordar la crisis de los refugiados.

    El Congreso fue clausurado por el director de la Oficina de la OIT en España, Joaquín Nieto. Sus palabras se centraron en la necesidad de impulsar políticas que creen empleo y universalicen el “trabajo decente”, “porque el problema no son sólo los 204 millones de parados que hay en el mundo, los 40 o 50 millones de jóvenes que cada año se incorporan al mercado de trabajo, o los entre 500 y 600 millones de nuevos empleos que se necesitarán en las próximas décadas, sino que el 60% de los trabajadores no tiene hoy contrato, y el 80% carece de la protección social básica”.