Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 28 marzo 2024.

ENTREVISTA / REVISTA TRABAJADORA

"Hay que interpretar políticamente el feminismo para transversalizarlo en el conjunto de la acción sindical", entrevista a Elena Blasco y Unai Sordo, de Carmen Briz Hernández

    SOBRE LA INFLUENCIA que supone en el sindicato una mayor presencia de mujeres en los órganos de dirección; el 8 de Marzo -el que se fue y el que se aproxima-; el trabajo de coordinación con los movimientos feministas y LGTBI; sobre la herramienta sindical de la huelga general y sobre preocupaciones feministas en general conversamos con Unai Sordo y Elena Blasco.

    19/03/2019.
    Fotografía de Julián Rebollo.

    Fotografía de Julián Rebollo.

    EN JULIO de 2017 tomaban posesión de sus nuevas responsabilidades Unai Sordo y Elena Blasco -secretario general y secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, respectivamente-. Unos meses más tarde les entrevistábamos en esta misma publicación, en donde insistían en la necesidad de acercarse a la gente y aproximarse a sus problemas.

    Cree Elena Blasco que el feminismo llegó a su vida probablemente a través de su familia, una familia donde las mujeres han marcado el paso, en ocasiones, contracorriente: “Por parte de padre, mi abuela se quedó viuda muy pronto, con siete criaturas a su cargo. Y, mi abuela materna, hija de madre soltera, se divorció, con siete hijos. Conocí, a través de las mujeres de mi familia, qué significa la autonomía, qué significa ser independiente”.

    Para Unai Sordo, sin embargo, se trató, más bien, de una construcción ideológica: “Vivía con mi madre y con dos hermanas, pero realmente los roles familiares eran bastante clásicos. Cuando empecé a militar es cuando me di cuenta de que las mujeres desarrollaban unos trabajos y los hombres otros y que había toda una construcción política alrededor de ello. La traslación a la vida personal no es necesariamente inmediata. En Euskadi, en el sindicato, se trabajó mucho en procesos de deconstrucción de roles masculinos. No participé directamente, pero sí lo hicieron muchos otros sindicalistas”.

    ¿Creen que está influyendo en la organización sindical la presencia de un mayor número de mujeres en cargos de dirección?

    Unai Sordo: En cierto modo sí. En general, las mujeres tienen una mayor tendencia a la construcción deliberativa de los consensos que a la propia jerarquización. Además, pienso que ha influido la entrada de nuevas generaciones en el sindicato, con una construcción cultural propia, distinta a la de la gente de hace treinta o cuarenta años.

    Y luego están los ritos, los tiempos y horarios en los que el sindicato se reúne y organiza, la forma de hablar, etcétera, que conforman una cultura determinada. Pero, en cierta manera, también se ha avanzado.

    Si te soy absolutamente sincero, ahora tengo menos elementos de juicio por estar aquí, en la Secretaría General, que cuando formaba parte de un territorio, pero sí tengo la impresión de que se ha avanzado, de que ya no existe la reunión típica con una intervención marco omnicomprensiva, casi de pater familias. Culturalmente se ha cambiado y la gente joven trae consigo nuevas formas, aunque probablemente esta situación no sea homogénea, ni mucho menos.

    Elena Blasco: Ha habido cambios y también avances. Es difícil cuantificarlo, pero hay mayor representación femenina. Hay más mujeres en los órganos de dirección, y en las mesas de negociación y el lenguaje es cada día más inclusivo, tanto en la expresión cotidiana como en lo que se escribe.

    La forma de ver, de hablar, de tratar, de analizar la realidad también ha cambiado. Creo que se ha hecho muy buen trabajo de sensibilización, tanto dentro como fuera de la organización y eso marca.

    Nos enfrentamos a la realidad laboral desde otra perspectiva mucho más inclusiva, más igualitaria. La organización piensa, por lo general, en las personas más desfavorecidas, en las mujeres, y lo hace en las mesas de negociación colectiva, cuando se habla de diálogo social. La perspectiva de género está en el discurso y en el hacer de una parte importante de la organización.

    El año pasado fue un 8 de Marzo especial por muchas cuestiones, una de ellas fue la confluencia de tres generaciones de mujeres compartiendo un mismo espacio, luchas y reivindicaciones. ¿Cómo se trabajó desde el sindicato?

    Unai Sordo: El año pasado se trabajó intensamente para visualizar la desigualdad de género existente en todos los ámbitos de la vida, pero especialmente en el mundo del trabajo. Al igual que este año, se celebraron muchísimas asambleas, en diferentes ciudades y pueblos, y hubo una gran implicación confederal en cada una de ellas. Con todo, me parecen mucho más importantes cosas que cualitativamente, un año después, pongo en valor. Recuerdo una foto de una factoría que hace coches, en un paro, en el momento del bocadillo, donde no había menos de 400 personas, la inmensa mayoría hombres; y allí estaban hablando de brecha salarial. A lo mejor la mitad ni estaban escuchando. Pero estoy seguro de que no había un precedente en la historia de esa fábrica en el que se estuviera hablando de brecha salarial en una asamblea masiva. Se hicieron muchas cosas cualitativamente muy potentes.

    Pocas veces en este país, a nivel social, a nivel mediático, se ha hablado y se ha discutido tanto sobre elementos que antes pertenecían a una selectísima minoría que sabía lo que era la brecha salarial, la segregación ocupacional, el techo de cristal y este tipo de conceptos que eran casi una jerga de entendidas en materias de feminismo.

    El éxito sin precedentes de las manifestaciones (y llevo más de dos décadas asistiendo a las movilizaciones del 8 de Marzo en Euskadi) responden a una pulsión social muy profunda de las mujeres de este país. Sindicalmente, para mí fue una experiencia bastante agotadora pero muy interesante, muy potente.

    Fue un acierto pleno el formato de movilización que se planteó el año pasado. Cualquier otro formato de movilización hubiera tenido indiscutiblemente peores resultados en la sensibilización interna, y desde luego en la respuesta de la gente.

    Fuera de las manifestaciones de las grandes ciudades, me marcó especialmente la manifestación que tuvo lugar en el pequeño pueblo de mi familia en Valladolid. Ni en la guerra de Irak había ocurrido algo así. Me dejó perplejo.

    Elena Blasco: Me quedo con dos fotos fijas: el entusiasmo, el compromiso y el esfuerzo y trabajo de la gente del sindicato y las manifestaciones en las que participamos junto con los movimientos feministas, en esa cita totalmente intergeneracional. La respuesta sindical y social fue muy potente. Trabajamos coordinadamente y supimos sensibilizar tanto en el interno como en el conjunto de la sociedad. El feminismo se coló en los centros de trabajo, en las fábricas, en las asambleas y se cuestionó la existencia de la desigualdad y la discriminación en el ámbito laboral. Y no sólo se cuestionó sino que se trabajó para tratar de corregirlo en el futuro.

    Se hicieron un total 60 asambleas de delegados y delegadas en todas las comunidades autónomas, 3.000 asambleas y reuniones en empresas y administraciones. Y hubo 20.000 pronunciamientos de los comités de empresa y secciones sindicales.

    Personalmente me quedo con la asamblea de Valencia, a la que asistieron más de 500 personas, con un genial ambiente, aforo completo y gente en los pasillos. Estuvimos también en Valladolid, Madrid, Sevilla, Las Palmas, Tenerife, Vigo…

    ¿Cómo se está trabajando con los movimientos feministas?

    Elena Blasco: Las secretarías de Mujeres de CCOO han funcionado, y funcionan, como puente entre el sindicalismo y los diferentes movimientos feministas. Es verdad que ha habido momentos de desencuentros o complicaciones que han podido surgir pero, por raro que parezca, el actual no es un momento complicado.

    Apostamos por unos movimientos feministas inclusivos. Y teniendo esto muy claro, es necesario que dentro de la diversidad de las organizaciones de mujeres todo sea respetado, todo sea escuchado y de todo aprendamos.

    Desde la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad, en concreto, en este último periodo, se han fomentado los intercambios de opinión y preferimos una comunicación fluida y directa. De hecho, mantenemos reuniones periódicas con diferentes organizaciones feministas a nivel estatal para dar a conocer nuestras líneas de trabajo y estudiar la posible confluencia en trabajos futuros. Y participamos conjuntamente en jornadas, actos, aforos, etc. Además muchas de nosotras tenemos doble afiliación: en la organización sindical y en asociaciones de mujeres.

    Unai Sordo: No es posible hablar de feminismo, como si fuera uno y homogéneo, al igual que no podemos hablar de un “movimiento sindical”. Estos movimientos no son ajenos a las distintas crisis y tensiones que vive la sociedad.

    Hay una crisis política de legitimidad en general de los actores representativos en la sociedad (partidos, instituciones, sindicatos, medios de comunicación, organizaciones sociales al uso) que está siendo cuestionado por una parte de la gente y lógicamente esto afecta al propio movimiento feminista.

    Cuando hablamos de paros, cuando hablamos de huelgas laborales, de consumo, de cuidados, pues seguramente hay quien está hablando de huelgas sin referirse estrictamente a una huelga laboral.

    El sindicato ha de interpretar correctamente cómo introducir el feminismo y las políticas de igualdad en el trabajo y cómo llamar a una huelga, a un paro, a una asamblea o a ponerse con una pancarta delante de la puerta de la empresa. Una cosa es influir en la dinámica del mundo laboral y otra hacer activismo desde los movimientos sociales, a partir de que termina tu jornada laboral. Pero, sinceramente, cuando hemos explicado bien las cosas, veo que hay complicidad con las organizaciones feministas.

    ¿Cómo definirían al feminismo que mejor representa a Comisiones Obreras?

    Elena Blasco: Nuestro feminismo, al igual que nuestra lucha sindical, ha de ser inclusivo, solidario, respetuoso e intergeneracional. El feminismo no tiene por qué ser único, tampoco tiene por qué ser excluyente, y ante todo lo que tiene que hacer es sumar; fracturar, nunca.

    Unai Sordo: El sindicato es sobre todo un agente de igualdad que tiene que interpretar políticamente lo que es el feminismo para transversalizarlo en el conjunto de la acción sindical. Esa es nuestra gran apuesta.

    ¿De qué huelga general guardan un especial recuerdo y por qué? ¿Qué significa la huelga como herramienta sindical?

    Unai Sordo: Del 14-D, vitalmente, no me acuerdo. Tenía 16 años. Me acuerdo muy bien de la de 1994, porque estuve en la manifestación en Bilbao, y luego, claro, me acuerdo evidentemente de la de 2002 porque ya estaba en el sindicato; y me acuerdo de todas las huelgas de la crisis. Encima, vengo de Euskadi, donde hemos tenido nuestra ración propia de huelgas, porque allí los sindicatos nacionalistas planteaban una secuencia de huelgas distinta.

    La huelga general me apela directamente a un intensísimo trabajo de extensión sindical, a muchísimo trabajo, asambleas, reuniones, visitas a los centros de trabajo. Y, cuando una huelga general sale bien es una sensación de cierta apoteosis. El seguimiento de las últimas huelgas generales ha sido importante pero limitado porque vivimos en un mundo muy precarizado y donde es complicado sacar adelante una huelga general al estilo del año 1988. Las manifestaciones, que las acompañaron, fueron masivas. Lo que pasa es que han desaparecido del imaginario colectivo de este país porque ha interesado, pero ahí están los buscadores de Internet.

    La huelga general es la mayor herramienta de impacto sociopolítico que tiene el sindicalismo de clase. Pero las huelgas generales son huelgas que hay que sacar laboralmente. Y si no, son otra cosa, que está muy bien, pero es otra cosa y habrá que inventarla. La huelga general tiene que tener como finalidad paralizar o interrumpir la producción de bienes y servicios. Y por tanto, tiene que buscar el objetivo de que en las empresas se deje de trabajar. Si no, será un acto de sensibilización, de disputa cultural, que me parece, en estos tiempos, igual de importante que una huelga. Sigo creyendo que es una herramienta muy vigente, y ahí está el ejemplo de tantos y tantos conflictos, tantos y tantos convenios que se sacan adelante porque hay una paralización de la actividad, porque hay una huelga.

    Hay quien piensa que la huelga se convoca como una manifestación, comunicando un permiso. Y no. Una huelga mal convocada, una huelga que no proteja, que no tenga una justificación, que no tenga un acto de conciliación, que no tenga unos servicios mínimos puede acarrear represalias ante la gente, puede acarrear despidos, sanciones. No estoy diciendo para nada que sea el caso del 8 de Marzo del año pasado ni de éste.

    Elena Blasco: Recuerdo la huelga de 2012 porque me tocó un episodio personal muy concreto, que es la próxima celebración del congreso federal de mi federación, y por tanto iba a formar parte de la dirección de la organización; y sobre todo recuerdo un intenso trabajo de sensibilización y de organización interna de visitar los centros de trabajo, y sobre todo muchísimas jornadas nocturnas, que era la única manera de poderte acercar a los trabajadores o trabajadoras que tenían esas jornadas.

    El hecho de convocar una huelga requiere, sobre todo, trabajarla, para que el saldo sea beneficioso. Si no se trabaja, no tiene ningún sentido.

    Comisiones Obreras convoca una huelga general laboral de 2 horas por turno ampliable a 24 horas en aquellos sectores en que la fuerza sindical así lo determine. ¿Qué elementos se han tenido en cuenta para tomar esta decisión?

    Unai Sordo: Ni la sociedad ni las mujeres están demandando una huelga general al uso (de paralización de la actividad y de bajar el consumo de la producción y del uso energético), no es esto lo que demanda el 8 de Marzo. El 8 de Marzo se refiere a huelga feminista, huelga en los cuidados, en el consumo… Se trata de una gran movilización social: el año pasado hubo millones de personas en la calle, el paro laboral fue muy limitado y todo el mundo coincide en que fue una jornada apoteósica. Luego tan mal no estaría planteado el formato de movilización del 8 de Marzo, y ese es el planteamiento que ha hecho CCOO, volver a repetir una jornada de paro parcial para impulsar una gran movilización social. Es así de simple.

    Elena Blasco: Otra cuestión es que una huelga no mixta es ilegal, jurídicamente hablando. Y, en relación a la flexibilidad, que se ha planteado este año en la convocatoria, responde más que nada a esa misma intención de seguir aumentando la confluencia con la movilización social y cívica.

    Unai Sordo: Me preocupa que nos distraigamos. La izquierda, el movimiento feminista y el sindical no pueden estar discutiendo de si los paros son de dos horas, de veinticinco segundos o de jornada completa. Hay que dar una disputa cultural y hegemónica por las ideas, hay que teñir España de violeta. Y que no haya ningún partido que se atreva a decir las barrabasadas que llevamos oyendo, los últimos tres meses, sobre el aborto, por ejemplo.

    ¿Pueden explicar cuáles son las ideas-fuerza de la campaña #8MSiempre?

    Elena Blasco: CCOO lo que sí hace es, exista o no la celebración del 8 de Marzo, trabajar de forma constante los 365 días del año para acabar con la discriminación, con la desigualdad y, sobre todo, para erradicar la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones.

    Pasado el 8 de Marzo de 2018, justo al día siguiente, comenzamos a trabajar en la campaña #8MSiempre. A través de ella, se pretende explicar que el feminismo empieza ya en la familia, en la educación, por supuesto en la escuela, y finalmente en la sociedad. Y en lo que respecta al mundo laboral, hay que acabar con la segregación profesional, aprender a valorar las capacidades y las cualidades profesionales de las trabajadoras y reivindicar salarios sin brechas de género, que repercutan directamente en sistemas de protección social igualitarios.

    Calificaron la subida del salario mínimo profesional como una reivindicación “indispensable”, ¿cómo ha repercutido en las vidas de las trabajadoras?

    Unai Sordo: La caída de los salarios más bajos está diagnosticada como uno de los grandes problemas del mercado laboral en España, y esto afecta mayoritariamente a las mujeres. Tanto la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros como la fijación de los salarios mínimos de convenio en 14.000 euros anuales son dos medidas importantísimas para tratar de reconducir esta desigualdad.

    ¿Qué aporta el IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) en cuanto a la igualdad?

    Elena Blasco: Hay una clara transversalidad de género, la firma del IV AENC implica un importante avance positivo en bases de cotización, de prestaciones de desempleo y prestaciones sociales, en pensiones…. También influye en la corresponsabilidad real; en el desarrollo de un sistema público de servicios de cuidado y atención; y en todos aquellos elementos que tengan que ver con la lucha contra la economía sumergida, que históricamente suelen ser tareas invisibilizadas y realizadas por mujeres.

    La necesidad de aprobar leyes de igualdad retributiva parece que se ha convertido en el tema estrella, pero ¿qué otros temas forman parte de la agenda de igualdad de CCOO?

    Elena Blasco: La brecha salarial no es más que el producto de un montón de discriminaciones y desigualdades en el ámbito laboral. Hay que trabajar sobre factores a priori de la relación laboral, es decir, antes de llegar al acceso al empleo, y a posteriori a ese acceso al empleo: desde las propias ofertas de empleo hasta la formación profesional que se está desarrollando, la falta de promoción, la falta de representación de las mujeres en los órganos de dirección y, por supuesto, en la retribución salarial. Por otro lado, está el tema de los estereotipos y de la división sexual del trabajo. Así, por ejemplo, las tareas de cuidado o de atención parecen, históricamente, una tarea única y exclusiva de las mujeres.

    ¿La negociación colectiva está suponiendo también el avance en derechos laborales para las personas LGTBI?

    Elena Blasco: En el 11º Congreso Confederal se cambió la nomenclatura de la secretaría. Dejó de llamarse Secretaría Confederal de la Mujer para pasar a llamarse Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad. Por una parte, “Mujeres” para aglutinar la diversidad de éstas. E “Igualdad” para atender a la población LGTBI. Es toda una estrategia confederal que pasa por analizar las discriminaciones, las desigualdades y las violencias y, resulta que, en ocasiones, éstas son compartidas claramente entre las mujeres y el colectivo LGTBI. Hay que trabajar de manera transversal e inclusiva. Nos coordinamos con diferentes asociaciones y organizaciones LGTBI, con quienes tenemos convenios de colaboración y con quienes realizamos conjuntamente reuniones, jornadas, actos, movilizaciones…

    ¿Cómo valoran la actual situación de inestabilidad política y cómo ven el futuro?

    Unai Sordo: Estamos, en efecto, en una situación de mucha inestabilidad política, desde el momento en que estamos en el tiempo de descuento de una legislatura a la que todavía le queda algún capítulo de suma importancia. Hasta el 5 de marzo no vamos a cejar en el intento de que el Gobierno corrija algunos de los aspectos centrales de la reforma laboral y los aspectos centrales de la reforma de pensiones del año 2013.

    Por otro lado, y entre todos los discursos reaccionarios que se han instalado en España es particularmente preocupante todo lo que tiene que ver con la igualdad de las mujeres. Es decir, se vuelve a un concepto, no ya de una posición abiertamente reaccionaria, sino de puesta en duda de la existencia de las desigualdades o de la violencia machista. Algunos partidos políticos no estaban preparados para este proceso de empoderamiento colectivo que visualizó el 8 de Marzo del año pasado. Eso no es una anécdota. Creo que uno de los discursos potentes y uno de los eslóganes del 8 de Marzo tiene que ser "Ni un paso atrás". Falta mucho por hacer, pero pongamos en valor también lo que se ha hecho, porque no se puede admitir ni un paso atrás.

    Elena Blasco: Por nuestra parte, continuaremos trabajando por la igualdad y la libertad de las mujeres y enfrentándonos, con todas las herramientas a nuestro alcance, a las violencias machistas, porque nos queremos #VivasLibresUnidas.

    Carmen Briz (@MamenBriz) es periodista y forma parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.