Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 20 abril 2024.

OPINIÓN

Feminista de izquierdas contra los palos en las ruedas, de Elena Blasco Martín

    La revista El Siglo de Europa publicaba el siguiente artículo de Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, el pasado día 12 de marzo.

    17/03/2020.
    Elena Blasco Martín.

    Elena Blasco Martín.

    PARECE QUE fue ayer, pero han pasado dos meses desde que se fraguó un Gobierno de coalición histórico en el que, sin embargo, no han faltado las tensiones desde el principio. No nos ha sorprendido a quienes votamos a izquierdas; la verdad, sabíamos que este pacto no sería tranquilo ni fácil al recordar los problemas de sueño de algunos y la definición de casta de otros.

    Las discrepancias de la “bendita coalición” no han tardado mucho en hacerse públicas, y así este próximo jueves tendrá lugar la primera reunión de esa Comisión de Seguimiento del Pacto de PSOE-Unidas Podemos, tras su formación el pasado 20 de febrero.

    Las diferencias entre ambas formaciones políticas no son nuevas y, aunque se aferren a esa especie de matrimonio de conveniencia, las fricciones son cada vez más visibles, especialmente cuando se trata de cuestiones que conciernen a lo social o lo feminista, debates que ambas organizaciones han pretendido liderar. La igualdad, la crisis migratoria, la libertad sexual o la reforma laboral y la de pensiones son, a día de hoy, algunos de los ‘flecos’ que aún quedan sueltos en estos primeros meses. Esperemos que haya sido por una cuestión de tiempo y que no se convierta en la dinámica habitual en el ejercicio de este Gobierno.

    Estas y otras discusiones no sólo se originan en sensibilidades o formas diferentes de abordar estas importantes cuestiones, sino también en su lucha por lograr la hegemonía entre los votantes de izquierda. Esta tendencia a la autocrítica e, incluso, al descabezamiento interno es un mal endémico de los ‘rojos’ y que la derecha nunca practica.

    El ejemplo, sin ir más lejos, la conmemoración del 8 de Marzo. Un día para la reivindicación de las mujeres de todo el mundo gracias a nuestra célebre Clara Zetkin y sus miles de seguidoras, que llevaron la jornada de reivindicación a esa Internacional Socialista en 1910.

    Mientras el movimiento feminista se desgasta entre distintas pancartas, lemas, lugares en la manifestación, portavoces y cabezas visibles, la derecha sigue ‘erre que erre’ con su negacionismo, con sus posicionamientos como ‘feministas’ que no tienen que pedir permiso a las ‘otras’, a veces sin comulgar con lo que ha determinado su propio partido. Y así, Díaz Ayuso y Álvarez de Toledo no estuvieron presentes en la manifestación del domingo según sus propias declaraciones y en contra de la dirección de su partido. Y aquí paz y después gloria, no pasará nada, nadie perderá el sueño, ni nadie cuestionará su feminismo y mucho menos su liderazgo dentro del PP.

    ¡Cuan diferentes somos las ‘rojas’ …! Si ya de por sí la izquierda siempre resulta ser más democrática en sus planteamientos o, dicho de otra forma, menos sectaria en las posiciones, la ‘izquierda feminista’ en su sentido más amplio (sin entrar a valorar si se es más o menos de izquierdas ni más o menos feminista) resulta ser aún más plural, difícil de adoctrinar o de someter a un posicionamiento unánime.

    La coalición de PSOE y Unidas Podemos es para muchas de nosotras una posibilidad de avance en materia de igualdad y una respuesta a toda esa demanda y urgencia social con respecto a la erradicación de la desigualdad, la discriminación y la violencia contra las mujeres.

    Pero también sabíamos que esta unión no sería en ningún caso fácil ni pacífica. Sólo era necesario estar atentas a ese traspaso de cartera ministerial de Carmen Calvo a Irene Montero y escuchar el discurso de la nueva ministra de Igualdad, para apreciar a simple vista lo distintas que eran sus posiciones.

    Que todo no puede ser un mar de tranquilidad es evidente, pero la trascendencia que tienen algunos ministerios en el día a día de las personas, especialmente las mujeres y más concretamente de las mujeres trabajadoras, es indiscutible; por ello, es posiblemente en el Ministerio de Trabajo y en el Ministerio de Igualdad donde más nos estemos jugando, uno por sus competencias en materia de mejora de condiciones laborales y el otro en lo que concierne a nuestra condición vital y personal. Es en ambos donde han surgido los primeros ‘disensos’ para utilizar el argot feminista.

    Y de eso sabemos bien las sindicalistas-feministas; por ello nadie mejor que nosotras para pedir transversalidad, compromiso y lucha, que es lo que nos ha llevado a Comisiones Obreras, como organización sindical de clase, a pugnar por un sistema productivo que no sea ajeno a las mujeres y que no se sitúe de espaldas a la socialización de los cuidados ni a la reproducción social, que tanto nos penaliza como mujeres y como trabajadoras.

    En este caso la necesidad y la urgencia social debe hacer que los debates y posturas contrapuestas queden en el interno de un Gobierno de coalición que apenas ha crecido y mucho menos madurado, y que se olviden de su lucha por liderar un movimiento social como el feminismo y mucho más de su peso electoral, pues ya os comunico que las mujeres sólo tenemos algo claro: es nuestro tiempo, es nuestra Revolución, es nuestra Historia.

    No nos convirtamos en hombres a la hora de ejercer o asumir el poder. Juntas y unidas somos más, somos más fuertes y llegamos más lejos.