Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 20 abril 2024.

OPINIÓN

Otro 25-N sin vacuna para las violenciaS, de Elena Blasco Martín

    El Siglo de Europa publica el siguiente artículo Otro 25-N sin vacuna para las violenciaS, de Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.

    05/11/2020.
    Elena Blasco.

    Elena Blasco.

    HOLA, soy mujer. Ni siquiera te interesa saber mi nombre para pagarme menos, sobrecargarme de trabajo, burlarte de mis tareas, infravalorar mis capacidades o menospreciar mi talento. Podrás insultarme o no recordar mi nombre, acosarme, hacerme peticiones deshonestas, chistes machistas, despedirme u obligarme a reducir jornada, no contratarme por ser madre, por tener que cuidar o simplemente por considerarme menos útil o más problemática frente a mis compañeros, y también candidatos al mismo puesto, hombres.

    Habrá que piense que estoy exagerando, pero por desgracia se trata de una realidad que se cuela en la mentalidad de las personas, de las instituciones y del poder, una realidad llamada machismo que se encarga de mantener y reproducir de manera constante la división sexual del trabajo, que tanto daño nos hace a las mujeres, y que incluye su manifestación más cruel y sistemática que son las “violenciaS”.

    Sí, ViolenciaS con “S”, porque no se trata de una violencia, son muchas, manifestadas de mil y una formas, con diferentes intensidades y efectos. Desde la violencia simbólica hasta el feminicidio, pasando por la violencia física, psicológica, sexual, la mutilación o el acoso sexual, entre otras manifestaciones. Todas y cada una de ellas, vulneran y violan los derechos humanos universales.

    Según estimaciones de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. Y un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2013 concluía que la tercera parte de las mujeres del mundo (35%) han experimentado en algún momento de su vida algún tipo de violencia física y/o sexual.

    Hay más datos: el Informe anual (2019) del Observatorio de Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial acredita que 161.378 mujeres aparecen como víctimas de violencia de género, que se solicitaron 47.260 órdenes de protección cautelares y se adoptaron 33.687. Además, se tomaron otras medidas penales: 25.954 órdenes de alejamiento y 25.923 medidas de prohibición de comunicación.

    Y el informe de delitos contra la libertad e indemnidad sexual en España de 2018, del Ministerio del Interior, recoge 13.782 hechos de ese tipo, de los que 10.727 son agresiones y abusos sexuales (el 78%). Y 443 son casos de acoso sexual. Se acreditan 11.977 mujeres víctimas de estos delitos sexuales, un 85% del total, y en el caso de delitos de acoso sexual, el 90%.

    Los datos son escalofriantes y dan cuenta de la extensión de las violenciaS.

    Los grandes titulares se centran en los asesinatos, pero todas tienen como consecuencia secuelas físicas, sexuales, psicológicas. También las violencias cotidianas e invisibilizadas, que aparecen y se disfrazan de tantas formas, coartan la vida de las mujeres y atentan contra su dignidad, su seguridad y su libertad.

    Cuando parece que nos hemos acostumbrado a vivir con las cifras de la vergüenza que cuentan asesinadas y, aun más, normalizando el resto de las violencias, llega el Covid-19. Sabemos que este escenario aumenta los riesgos: hay mujeres en confinamiento obligado con sus maltratadores sin posibilidad de pedir socorro y con un enorme estrés, mujeres que sufren la falta de recursos para la protección a las víctimas o que han visto acrecentada su dependencia económica. También se agravan factores y desigualdades estructurales: la feminización de la pobreza, el desempleo y la precariedad laboral, la ausencia de coeducación para la igualdad y la falta de políticas y servicios de conciliación corresponsable. Y así nos acercamos a un nuevo 25-N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y de nuevo este año sin vacuna en el horizonte.

    “La pandemia en la sombra”. Así ha bautizado ONU Mujeres a estas violenciaS agravadas por la crisis del Covid-19, una pandemia sistémica, prehistórica diría yo, y casi parece perenne, incombustible, eterna. Pues al igual que para abordar el Covid-19 más valen los rastreadores y la atención primaria que pensar en ampliar UCIs, para atajar la violencia brutal que suponen las agresiones y las muertes hay que actuar antes, en esas mal llamadas “pequeñas violenciaS”.

    Todas las violenciaS son aterradoras, todas son censurables, todas deben ser erradicadas.