Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 28 marzo 2024.

OPINIÓN

Para este 2021, más empleo, mejores salarios, de Elena Blasco Martín

    Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras, escribe el artículo de opinión, 'Para este 2021, más empleo, mejores salarios', en El Siglo de Europa.

    07/01/2021.
    Elena Blasco Martín.

    Elena Blasco Martín.

    Con la llegada de las fiestas navideñas todo el mundo comienza a hacerse promesas para el próximo año y, en esta ocasión no será menos, pero tampoco será un año como los demás. Está claro que después de todo lo que ha sucedido este 2020, las ganas de pasar de largo y el anhelo de algo de tranquilidad, estabilidad, y bonanza para el próximo 2021 será a todas luces el deseo más repetido en las próximas cenas de Nochevieja.

     
    Pues bien, cuando estemos en ese esperado brindis del primer minuto del nuevo año, tendremos que ser conscientes de que un elemento esencial para conseguir esa tranquilidad, estabilidad y bonanza es, sin duda, nuestro poder adquisitivo, mermado a lo largo de este año y especialmente tras el Covid-19.

    El tener empleo, el mantenerlo, que nos permita un desarrollo personal y profesional, y que esté bien pagado, es el deseo por excelencia de la ciudadanía. Y para conseguirlo nada mejor que actuar sobre sus componentes y condiciones, evitar la precariedad, la discriminación y la desigualdad retributiva.

    De la misma manera que hacemos listas de deseos, debemos hacer repaso y recordar que ya ha pasado un año desde que entró en vigor el acuerdo del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 950 euros mensuales y que estos 12 meses, a pesar de la pandemia, han sido suficientes para mostrar sus resultados, entre los que destaca un aumento del poder adquisitivo de la clase trabajadora de hasta un 22%, un porcentaje que afecta especialmente a la población femenina: el 57,6% de las personas que perciben el SMI son mujeres.

     
    Lejos de inventar nuevas teorías conspiratorias, hemos de dejar claro que la existencia de un elevado desempleo femenino y el hecho de que la precariedad laboral tenga rostro de mujer no se debe únicamente a la crisis sanitaria. La imposibilidad e incapacidad del mercado laboral para integrar a las mujeres es una barrera anterior, de carácter estructural; del colectivo de personas que buscan su primer empleo, son mujeres siete de cada diez.

    Por otro lado, las mujeres vamos encadenando crisis, pasamos de la Gran Recesión a la derivada de la pandemia y, si en 2008 éramos el 48,8% del paro registrado, ahora somos el 57,7%. Que el Covid ha influido en todo ello, no nos cabe duda, pues desde febrero de este año hasta ahora, casi hay 600.000 desempleadas más.

    En brecha salarial tampoco mejora el asunto. Los datos de los que disponemos son anteriores a la pandemia y así vemos cómo, a pesar de que en los últimos años el salario medio se estaba incrementando, especialmente en los dos últimos, el aumento era mayor en el salario medio de los hombres que en el de las mujeres. De esta manera seguía agrandándose la brecha de género hasta el punto de que, en ocho años, la brecha sólo se ha reducido en apenas 18 euros.

    Podremos buscar mil y una causas a este desequilibrio, pero a estas alturas tendríamos que saber que el origen se debe principalmente a la división sexual del trabajo, alimentada por estereotipos sexistas que funcionan como mecanismos perpetuadores para cumplir su función socializadora en la cual, hombres y mujeres acatan sus roles impuestos como si fuera lo natural. Esa misión socializadora se realiza en dos frentes, por un lado, naturaliza que son las mujeres quienes deben ocuparse de las tareas de cuidado de las otras personas de la familia, una atribución permanente y gratuita. Y, por otro lado, funcionan para asignar tareas y ocupaciones a las mujeres mediante el empleo segregado, y así parece que cuidar, curar, limpiar, atender, enseñar, sanar… son profesiones propias de mujeres, feminizadas y por ello desvalorizadas.

     
    Desigualdad y segregación se unen para mostrar cómo, a pesar de que las mujeres ocupan prácticamente el 90% de las profesiones reconocidas como esenciales en esta crisis sanitaria, han sufrido las carencias estructurales, los déficits sobrevenidos como consecuencia de las políticas de recortes en servicios públicos, la precariedad en sus condiciones de trabajo (jornadas parciales, temporalidad, bajos salarios, etc.), circunstancias que no han mermado la calidad humana y profesional de las trabajadoras.

    Si tuviéramos que pedir un deseo para este 2021, que sea sin lugar a dudas avalar el reconocimiento y la dignificación de sus trabajos, la mejora de sus condiciones laborales, garantizar su salud laboral y sobre todo mejorar su capacidad económica.

    De todo ello podemos encargarnos en CC OO, y sin lugar a dudas apostamos por la subida del SMI hasta ese incremento del 60% del salario medio que se ha prometido en la legislatura, a esos 1.000 euros mínimos para el próximo año. Buena parte de los dos millones de personas que se verían afectadas pertenecen a esas profesionales esenciales. Queremos además que ese SMI sea marginal y que las mejoras alcancen a mayores segmentos de población y para eso también estamos trabajando desde la negociación colectiva, a través de la evolución de los salarios pactados en convenios para este año y el próximo.