Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

Una historia de lucha: la huelga de Yamit Sinoun

  • Un empleador israelí rehúsa firmar un acuerdo laboral con trabajadores palestinos

En las últimas dos semanas, el sindicato WAC MAAN en Israel y parte de sus afiliados, trabajadores palestinos de la empresa israelí Yamit Sinoun, están en huelga. El periódico Haaretz ha dado cuenta de esta historia de lucha en un artículo de Tali Heruti Sover que resumimos por su interés. [Artículo completo en inglés en Haaretz] 

18/01/2021.
Palestinos esperando para cruzar el puesto de control de Tarqumiyah de camino a su trabajo en Israel. Crédito: Emil Salman [Foto de Haaretz]

Palestinos esperando para cruzar el puesto de control de Tarqumiyah de camino a su trabajo en Israel. Crédito: Emil Salman [Foto de Haaretz]

Durante décadas la Organización Internacional del Trabajo dedica un informe de su director general sobre la situación de los trabajadores palestinos en los territorios árabes ocupados que se presenta en la Conferencia Internacional del Trabajo cada año. De manera recurrente, se constata cómo la realidad cotidiana en los territorios es la estrangulación de la economía palestina y cómo las comunidades palestinas viven acosadas por la pobreza, solo aliviada por la cooperación internacional. El azote de altas tasas de paro que afecta especialmente a las mujeres se ha agravado además en una situación de pandemia que afecta duramente a los palestinos y palestinas que se están viendo privados, además, del acceso a las vacunaciones.

Los diferentes informes de la OIT revelan además cómo el número real de palestinos de Cisjordania o Gaza que trabajan en Israel varía sustancialmente según las medidas de restricción a la circulación de personas tanto en los territorios ocupados como en territorio israelí. Restricciones que debido a la pandemia se han agravado de manera especialmente dura a la hora de obtener los permisos de trabajo. Si con anterioridad a la pandemia, los retrasos, costos y pérdidas de ganancias como resultado del bloqueo de carreteras y controles de seguridad eran elevadísimos, en este momento los obstáculos se han incrementado haciendo imposible una recuperación duradera de la economía palestina.

En este duro escenario, los trabajadores palestinos de la planta de tratamiento de agua Yamit Sinoun, en la zona industrial de Nitaznei Shalom, junto a la ciudad palestina de Tulkarem iniciaron una huelga general el pasado 31 de diciembre tras negarse el director ejecutivo de la empresa a acceder a sus demandas y a la firma de un convenio colectivo. El director, que llegó a afirmar “sé que la tierra de Israel solo pertenece al pueblo judío y si la ley me obliga a hacerlo, dejaré de emplearlos”, explicó que como residente de décima generación en Israel no estaba preparado (a pesar de su respeto por los empleados palestinos) para reconocer que han de estar sujetos a la legislación laboral israelí. “No estoy preparado para que un trabajador palestino esté vinculado al Estado de Israel de ninguna manera”, afirmó.

La empresa ocupa a 75 trabajadores palestinos que viven en Tulkarem y algunas pedanías contiguas a esta ciudad palestina. El personal palestino reside en Cisjordania bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina y la mayor parte de ellos son profesionales cualificados que han recibido salarios inferiores a sus categorías profesionales sin posibilidad de ascenso en esta empresa, ni aumentos salariales, ni obtención de pensiones.

En el año 2020 se organizaron en torno al sindicato Wac Maan, con sede en Israel, que afilia a trabajadores palestinos en su territorio. Ante las demandas de Wac, la empresa acordó algunos aumentos salariales y otros beneficios de acuerdo con la ley jordana vigente en Cisjordania. Pero esas concesiones se produjeron solo a raíz de una serie de huelgas y litigios en tribunales laborales israelíes, segregando claramente las condiciones laborales por el origen de los trabajadores, ya fueran palestinos o israelíes. Así, los trabajadores palestinos exigieron un convenio colectivo que pusiera fin a esta práctica en su empresa de ofrecer diferentes condiciones laborales a sus empleados israelíes y palestinos. Pero el gerente de la empresa insiste en que las condiciones laborales de los palestinos se rigen por la ley jordana.

Sin embargo, el sindicato israelí Wac Maan defiende que la ley jordana no se aplica a los trabajadores representados por una organización sindical israelí. A finales de diciembre, Wac Maan presentó un borrador de un convenio colectivo que fue rechazado, negándose además la empresa a aumentar los salarios y solicitando además recortes salariales para empleados de larga antigüedad. La empresa amenazó además con despidos a diferentes trabajadores. Cuando sus contratos se firmaron, estos trabajadores no estaban representados por ninguna organización sindical y fue en 2020 cuando se organizaron para exigir un convenio colectivo de trabajo con mejores condiciones laborales.

Las negociaciones se aplazaron debido a la pandemia y solo se reanudaron en verano. En septiembre se acordó la presentación de un borrador de convenio colectivo pero escudándose en las dificultades que atravesaban por la pandemia, la empresa violó repetidamente todos los acuerdos provisionales que se habían tomado. En noviembre pasado, se inició una primera huelga. La empresa reemplazó a los trabajadores en huelga por otros empleados, lo que llevó a Wac Maan a presentar una denuncia ante un tribunal laboral israelí en Jerusalén. Reunidas ambas partes el 16 de noviembre, se llegó a un entendimiento para la reincorporación de los trabajadores palestinos y a finales de diciembre la empresa reaccionó al borrador del convenio tras otra audiencia judicial sobre este caso.

La plantilla palestina vuelve a estar en huelga. La empresa acusa a Wac Maan de interferir en las buenas relaciones históricas con los trabajadores palestinos y el sindicato por su parte afirma que la huelga que se ha declarado en esta empresa es una respuesta legal a la negativa de la dirección de la empresa a reconocer que los empleados de larga data tienen derecho a una compensación respetable. Son, afirman, profesionales que han trabajado durante dos décadas con un salario mínimo, sin promociones ni beneficios sociales.

La historia de las huelgas de Yamit Sinoun ejemplifican el día a día de la situación de los trabajadores palestinos en empresas israelíes, sometidos a una segregación salarial y de condiciones laborales por su origen, desprotegidos y habitualmente sin tener acceso a una defensa legal de sus derechos por no ser ciudadanos israelíes pero trabajar en su territorio.