Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

OPINIÓN

Normativa internacional para un trabajo decente, de Elena Blasco Martín

    Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad, escribe este artículo de opinión en la revista "El Siglo de Europa", que publicó el 17 de junio.

    23/06/2021.
    Elena Blasco.

    Elena Blasco.

    PARA EL COMÚN de los mortales, los ciudadanos y ciudadanas de a pie, las instituciones y la normativa internacional resultan a veces entidades lejanas cuyo funcionamiento y lenguaje nos parecen ajenos, cuando no incomprensibles. Y, sin embargo, en este mundo globalizado, las interdependencias son cada vez mayores y muchos de nuestros problemas poco entienden de fronteras y requieren precisamente de esta acción internacional. Qué duda cabe de que la pandemia ha sido una buena muestra de ello…

    Afortunadamente, existen organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que, desde 1944, defiende en el ámbito internacional que el trabajo no es una mercancía, sino un derecho que contribuye al logro de la paz y la justicia social. Desde hace más de 20 años insiste además en el concepto de ‘trabajo decente’; porque no, no vale cualquier trabajo ni a cualquier precio… Pues bien, durante este mes de junio se celebran dos importantes efemérides relacionadas con la OIT que pueden contribuir a lograr un trabajo más decente en todo el mundo y, por supuesto, también en España: el décimo aniversario del Convenio 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos y la entrada en vigor del Convenio 190 y la Recomendación 206 sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Dos convenios pendientes de ratificación por parte de España, que podrían transformar profundamente (para bien) nuestras relaciones laborales.

    El primero, el Convenio 189, afecta a un colectivo de trabajadoras (la mayoría son mujeres) que adquiere cada mayor importancia, pero que sin embargo sufre discriminaciones a día de hoy incomprensibles. Suscribir el convenio 189 supondría para ellas la equiparación de derechos con todo el resto de personas trabajadoras, es decir, el reconocimiento de la prestación por desempleo, la desaparición del desistimiento como forma de extinción del contrato, solucionar las dificultades para que la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social pueda velar por el cumplimiento de la normativa laboral vigente o la inclusión de la actividad en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Desde CC OO hemos vuelto a reivindicar en su décimo aniversario este texto de consenso internacional y le hemos recordado al Gobierno que diez años de espera son demasiados. Que ya urge. Creemos que la ratificación es hoy imprescindible para establecer un marco de negociación que garantice un salario justo, condiciones laborales adecuadas y la capacidad de organizarse y garantizar sus derechos bajo la protección de un convenio colectivo. Las cifras varían porque, por desgracia, muchas están en la economía sumergida, pero se calcula que en España puede haber en torno a 700.000 trabajadoras en el empleo doméstico que podrían verse directamente beneficiadas.

    Por lo que respecta al Convenio 190, de cuya firma se cumplen dos años, nos alegramos de su entrada en vigor este 25 de junio y llamamos también al Gobierno de España a la ratificación para garantizar un mundo del trabajo libre de violencia y acoso. ¿Por qué es tan importante este convenio? Uno de los aspectos novedosos que incluye es precisamente ese concepto de mundo del trabajo: el texto obliga a adoptar medidas de prevención teniendo en cuenta no sólo el centro de trabajo, sino los desplazamientos y los viajes relacionados con el trabajo o todo el ámbito de las nuevas tecnologías. Además, protege a todos y todas las trabajadoras, en cualquier sector, público o privado, en cualquier ocupación, en cualquier entorno formal o informal y sea cual sea su situación contractual: de prácticas, con una beca, en una situación de subcontratación… Es decir, obliga a los Estados y a las empresas a erradicar cualquier forma de violencia, tanto en el caso de un vendedor o vendedora ambulante que sufre una agresión en la calle como en el de un diseñador gráfico freelance que, de repente, es víctima de acoso por parte de algún cliente.

    Se reconoce además el papel central de la negociación colectiva, el diálogo social y la acción sindical para lograr entornos libres de violencia, por lo que más allá de la ratificación, instamos al Gobierno para avanzar juntos en legislación nacional y evolucionar también en otros instrumentos de acción ya aprobados como el Convenio de Estambul y el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Cabe recordar que la violencia y el acoso son un fenómeno muy extendido en todos los países y que afecta especialmente a las personas más vulnerables, como mujeres trabajadoras, población migrante, personas LGTBI+, etc.

    El futuro del trabajo será más digital y será más verde. Pero también deberíamos preocuparnos porque fuera más justo, más inclusivo, en definitiva, más decente. Es un momento complicado, tanto nacional como internacionalmente, pero afortunadamente existen consensos, como el que representan estos dos convenios de la OIT, que apuntan en la buena dirección. Es preciso acercarlos a la ciudadanía, reivindicarlos, explicarlos y bajarlos a la tierra. Y, por supuesto, es preciso seguir insistiendo para lograr la ratificación y posterior aplicación por parte de España.