Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

REVISTA 'TRABAJADORA', N. 75 (JULIO, 2022)

Empleo / Las mujeres ante el empleo: impacto de la Reforma Laboral. Por Esmeralda Sanz Berzal

    El mercado laboral español padece de una precariedad laboral que puede ser calificada de endémica dada su prolongación en el tiempo. 

    22/07/2022.
    Las mujeres ante el empleo: impacto de la Reforma Laboral. Imagen de Pixabay.

    Las mujeres ante el empleo: impacto de la Reforma Laboral. Imagen de Pixabay.

    El mercado laboral español padece de una precariedad laboral que puede ser calificada de endémica dada su prolongación en el tiempo. Una precariedad determinada por una elevada tasa de desempleo y un elevado índice de temporalidad. Dos males que ante cada crisis económica se han visto agravadas por el recurso fácil a las extinciones de contratos frente a medidas menos traumáticas, y que afectan de forma muy especial a las personas asalariadas más jóvenes, pero que cuenta también con un claro componente de género: las mujeres están afectadas en mayor medida que los hombres tanto por el desempleo como por la temporalidad y, además, a estos elementos se suma la feminización de la contratación a tiempo parcial, una parcialidad mayoritariamente no deseada.

    El Real Decreto-ley 32/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral, la garantía de la estabilidad en el empleo y la transformación del mercado de trabajo, especifica en la exposición de motivos cuál es su objetivo fundamental: “Completar de una vez por todas la transición de nuestras relaciones laborales hacia un modelo más justo y garantista es el gran objetivo de esta reforma. Un cambio de paradigma que ayude a desterrar el desasosiego que la precariedad ha provocado en varias generaciones de trabajadoras y trabajadores de nuestro país”.

    Se trata de la primera reforma laboral fruto del Diálogo Social y la primera en décadas que incorpora medidas muy potentes específicamente dirigidas a lograr una mayor estabilidad laboral, entre las que merecen ser destacadas la desaparición del contrato por obra o servicio determinado, la incorporación de mayores restricciones a la utilización del contrato por circunstancias de la producción y el impulso del fijo discontinuo para responder a la estacionalidad de muchos de nuestros sectores productivos.

    Pese al régimen transitorio de tres meses para las modificaciones pactadas referentes a los contratos de duración determinada, según datos publicados por el Servicio Público de Empleo (SEPE), hasta mayo de este año se habían suscrito 574.279 contratos indefinidos más y 478.992 contratos temporales menos que durante los cinco primeros meses del pasado año. Dos datos que evidencian el fuerte impacto que la reforma está produciendo sobre la reducción de la temporalidad en nuestro país.

    Pero hagamos un breve recorrido por los principales parámetros de empleo en un intento de valoración específica de ese impacto sobre las mujeres partiendo de los datos del SEPE sobre “Demandantes de empleo, paro, contratos y prestaciones por desempleo” correspondiente al mes de mayo de 2022:

    -          El 60% de las 3.150.773 personas demandantes de empleo y no ocupadas son mujeres.

    -          La variación anual relativa entre quienes demandan empleo sin ocupación entre mayo del 2022 y mayo del 2021, supone una reducción del 25,7% entre los hombres y un 21,1% entre las mujeres, también un descenso muy significativo pero inferior al de ellos.

    Tal y como el gráfico muestra, la variación anual relativa en los últimos cinco años siempre ha sido más favorable a los hombres a excepción del 2020, año absolutamente condicionado por la pandemia sanitaria, lo que explica que sea el único de la serie en el que se produce un incremento de este parámetro y único también en el que las mujeres salen mejor libradas, la feminización de muchas de las denominadas “actividades esenciales” durante la pandemia las protegió en cierta forma ante el desempleo.

     -          Las mujeres suponen también el 60% de las 2.922.991 personas paradas registradas, un porcentaje que varía entre comunidades autónomas entre el 57% en Canarias o País Vasco hasta el 64% en el caso de Castilla La Mancha.

    -          De las personas registradas como paradas 247.595 no han trabajado con anterioridad, y de estas 167.512 – el 68%- son mujeres. Un dato que revela claramente la mayor dificultad para la incorporación al mercado de trabajo de las mujeres que lastran aún su más tardía integración plena al mercado de trabajo, pues es en el grupo de más edad -mayores de 44 años- donde se ubica la mayoría de ellas, concretamente el 40% de las paradas registradas; mientras que en el caso de los hombres, el 52% de los registrados como parados sin ocupación previa son menores de 25 años.

    Pasemos a los datos sobre contratación: 

    -          Las mujeres firmaron el 45,46% del 1.640.595 de contratos suscritos hasta finales del mes de mayo, casi un 5% menos de la mitad pese a ser mayoría entre quienes demandan empleo y entre quienes están registradas como personas paradas. 

    -          Una diferencia porcentual que se reduce si nos centramos en los contratos temporales, en este caso las mujeres suponen el 47,64% del total. Comparando con los datos del 2021, la variación relativa anual ha sido de un -28,9% mientras que para los hombres la variación ha sido del -38,9%; una reducción significativa de la temporalidad en cualquier caso, pero diez puntos porcentuales superior para los hombres.

    -          En el caso de los contratos indefinidos la diferencia entre sexos es mayor: las mujeres sólo suponen el 42,21% de las personas que han firmado un contrato inicial de carácter indefinido -el 40,70% entre el colectivo específico de personas con discapacidad-. En términos comparativos con lo ocurrido en el año anterior, la variación relativa anual ha sido de un 355,6% para las mujeres y de un 377,3% para los hombres; un incremento muy elevado en ambos casos pero más favorable para ellos.

    -          En cuanto a las conversiones a indefinido del contrato anterior, las mujeres suponen el 45,23% del total de personas beneficiadas. La mayoría de las conversiones, 82.346 de las 129.033 eran inicialmente contratos por circunstancias de la producción, y de éstas el 47,06% corresponden a mujeres. El contrato por obra o servicio es el segundo por volumen de conversiones a fijos y en este caso el porcentaje de mujeres afectadas es sensiblemente inferior: el 38,72% del total, quizás por la alta afectación que esta modalidad contractual tenía en el sector de la construcción, un sector tradicionalmente masculinizado. Las restantes modalidades de contratación objeto de conversión afectan a un volumen de personas mucho más reducido. Comparando con lo acaecido un año antes, la variación relativa anual ha sido en este caso más favorable a las mujeres: un porcentaje de conversión del 142,5% respecto al 2021 frente a un 110,4% para los hombres.

    -          De los 745.804 contratos firmados por mujeres en los cinco primeros meses del año, el 41,9% fueron indefinidos y el 58,1% temporales. Los hombres firmaron en igual periodo un total de 894.791 contratos, el 46,7% de los cuales de carácter indefinido y el 53,3% temporal.

    La reforma laboral ha provocado, sin duda, un cambio sustancial en la política de contratación en nuestro país: el número de contratos indefinidos ha aumentando considerablemente, el crecimiento de los contratos fijos discontinuos es también muy importante y se ha producido un descenso significativo de la temporalidad. Parece que la reducción drástica de la temporalidad ha sido un objetivo bien enfocado. En esta reforma, sin embargo, no se puso en el centro de mira terminar con los desequilibrios de género que afectan a nuestro mercado laboral o, quizás, se dio por hecho que terminando con un mal que aquejaba en mayor medida a las mujeres se luchaba también contra ese desequilibrio. Los datos, muy provisionales aún dado el escaso recorrido de estos cambios normativos, muestran que efectivamente las mujeres se están viendo afectadas por estas mejoras, pero muestran también que las brechas existentes entre mujeres y hombres están lejos de reducirse.

    Y, por otra parte, un aspecto que la reforma laboral no ha tocado y que cobra una vital importancia al analizar el empleo desde una perspectiva de género es la parcialidad: el elevado desequilibrio entre mujeres y hombres en la contratación a tiempo parcial constituye, quizás, la imagen más evidente de la desigualdad en el ámbito laboral, una desigualdad que tal y como el gráfico muestra tampoco muestra signos de reducción.

    Esmeralda Sanz Berzal forma parte del equipo de la secretaría confederal de Acción Sindical y Empleo