Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 25 abril 2024.

REVISTA 'TRABAJADORA', N. 75 (JULIO, 2022)

Informe Cuidados / Por un pacto estatal de cuidados, por Begoña Marugán Pintos

    Las crisis tienen un gran poder develador. La crisis de la pandemia evidenció la estructural desigualdad y la discriminación de género consecuencia de la división sexual del trabajo. 

    26/07/2022.
    CCOO concentra a cientos de personas en defensa del sector de la Dependencia

    CCOO concentra a cientos de personas en defensa del sector de la Dependencia

    Los trabajos, orientaciones y afectos que las mujeres llevaban desplegando durante siglos, de modo permanente, constante, gratuito e invisible, no se reconocieron hasta que se echaron en falta. Cuando la sobresaturación de las mujeres estaba llegando a un punto extremo por su doble presencia estalló una pandemia que nos obligó a cuidar(nos). 

    El virus abrió los ojos al mundo mostrando que, tal y como reivindicara la propuesta feminista, había que colocar la vida en el centro si se quería seguir viviendo y asumir la importancia del trabajo de cuidados. Este trabajo que se venía realizando desde hace siglos por las mujeres, a pesar de ser el más importante para la supervivencia de las personas y del planeta, había sido invisibilizado, infra reconocido y nula o escasamente pagado. Sin embargo, había llegado el momento de la centralidad del trabajo y de definir cuidados.  

    Nunca antes se había hablado tanto de cuidados, pero ahora el debate pasó a la agenda pública y política. Organizaciones como la OIT mencionan la economía de los cuidados en la Declaración de su centenario, para recuperar la agenda socioeconómica y acabar con la discriminación de género. Naciones Unidas entienden que el trabajo de cuidados es una  cuestión de derechos humanos y políticas públicas[i] y desde el Parlamento Europeo se elabora el Informe sobre el fomento de una acción europea común en materia de cuidados[ii] desde el que se insta a los Estados miembros a reconocer el derecho a la asistencia y a reformar sus servicios sociales para garantizar un acceso a los cuidados integral, equitativo y oportuno.

    España, como Estado miembro en este caso, está llevando la iniciativa. No sólo puso en marcha el Plan Me Cuida, sino que empezó a elaborar un Sistema Estatal de Cuidados, para lo cual entre otras iniciativas, el Instituto de las Mujeres tiene abierta la Mesa Asesora por los Cuidados en la que participa activamente la Secretaría de las Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO. 

    Acabar con la discriminación laboral y con la desigualdad entre hombres y mujeres son objetivos de CCOO y en este sentido las propuestas realizadas en la Mesa Técnica, como sindicato de clase y feminista, parten de entender que los cuidados son trabajos esenciales que sostienen la vida y el sistema socioeconómico, teniendo un gran impacto en el bienestar de las personas cuidadas y cuidadoras. Así mismo, reconoce la vulnerabilidad de las personas y la necesidad de interdependencia asegurando el derecho a cuidar y ser cuidada/cuidado. Para ello se debe realizar un planteamiento integral de todas las partes que componen el sistema: familias, Estado, mercado y comunidad. No estamos hablando de “cosas de mujeres” sino de la estructuración social y por tanto los cuidados son una cuestión política de primer orden.

    En su línea de trabajo habitual, como organización socio política, CCOO ha luchado y lucha por el reconocimiento de la libertad y los derechos laborales de todas las personas trabajadoras, sea cual sea su elección de modelo familiar. La consecución de la igualdad de derechos es una premisa previa que se da en la negociación colectiva y el diálogo social y esto tiene su claro reflejo en el articulado de los convenios colectivos en los que se tratan de equiparar los derechos de las personas de los diversos tipos de familias. 

    Asimismo, teniendo en cuenta el modelo patriarcal sustentado en la división sexual del trabajo, la corresponsabilidad es uno de los ejes fundamentales. Hay que reconocer a efectos estadísticos el trabajo de cuidados no remunerados que realizan mayoritariamente las mujeres. Como decíamos en las manifestaciones de hace tiempo, “las amas de casa trabajan todo el día y luego les dicen les dicen personas inactivas”. Es importante contabilizar este trabajo dentro del PIB porque lo que no se cuenta no existe. 

    Se trata de dar valor a lo que realmente lo tiene y en ese sentido apostar por las personas que cuidan. CCOO ha sido pionero en proponer, por ejemplo, la plena integración, equiparación y dignificación de las trabajadoras del hogar. Las empleadas del hogar deben tener derecho a la negociación colectiva y hay que evitar que modelos nuevos de organización del trabajo, como las plataformas, precaricen a las que ya de por sí están en precario, cuando no son invisibles (como las 200.000 que se cree figuran en la economía sumergida). 

    Ahora bien, visibilidad es lo que las trabajadoras de los cuidados están consiguiendo en la medida que la mayoría de los conflictos que están abiertos están protagonizados por mujeres que trabajan en ocupaciones feminizadas, que como proyección de la división sexual del trabajo, son una proyección del trabajo de cuidados y están muy poco reconocidos y pagados. Pero además de pagar lo que se hace, porque tiene mucho valor, hay que conseguir asegurar calidad en los cuidados de modo que habrá que definir perfiles, formar y acreditar adecuadamente a las personas que cuidan profesionalmente.

    Entre la vida laboral y la familiar existe un continuum y será difícil conseguir determinadas mejorar laborales si no hay una redistribución de los cuidados de modo que los hombres se hagan responsables también de los mismos. Las aportaciones del sindicato a la ley orgánica 3/2007 de igualdad y a los Reales Decretos posteriores siguen esta apuesta de la corresponsabilidad. Al igual que sucede con la negociación de medidas concretas para la corresponsabilidad en los planes de igualdad de las empresas. En los mismos tendemos a negociar acciones positivas para que las mujeres permanezcan en los empleos y que los hombres se ocupen más de los cuidados familiares. Como menciona siempre la Secretaria de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo, Carolina Vidal: “Hemos negociado las ausencias y ahora hay que negociar las presencias”. La negociación de medidas de cuidado específicas para los hombres es habitual, al igual que se exige un mayor compromiso empresarial. 

    Priorizar la flexibilidad frente a la reducción de jornadas es otra de las líneas de trabajo sindical. Tanto las administraciones públicas como las empresas deben entender que hay que organizar los tiempos y los espacios de trabajo de acuerdo a las necesidades y responsabilidades de cuidados de las personas trabajadoras. Los centros de trabajo deben ser corresponsables, generar entornos comprometidos con la salud y bienestar de las personas empleadas y jugar una participación activa no solo por el bienestar colectivo sino incluso por una cuestión económica. Las empresas corresponsables obtienen mejores resultados. En este caso también, el diálogo social y la negociación colectiva tanto de convenios como de planes de igualdad son vitales.

    Desde el punto de vista del mercado hay que recordar que el trabajo de cuidados tiene un componente singular, donde las personas no son intercambiables. Hay un elevado componente emocional donde prima la calidad de la relación humana construida entre la persona cuidada y la cuidadora. No se trata de conseguir rentabilidad bajo la lógica del ánimo de lucro, que lo único que provoca es descuido de las personas que se cuidan, degradación de las condiciones laborales de las personas cuidadoras, segmentación del mercado con servicios de calidad solo para quien los puede pagar, acabando así con el derecho al cuidado. Si el cuidado es un derecho y también hay que cuidar a quien cuida, el Estado debe asumir su responsabilidad y elaborar y dotar económicamente ese sistema estatal de cuidados. 

    Este Sistema Estatal de Cuidados debe derivar de un pacto por los cuidados donde olvide este su lógica de gestión a distancia y se ocupe directamente de los cuidados a través de empleadas y empleados públicos. Este pacto estatal debe incluir a todos los sectores: educación, fundamentalmente de 0 a 3 años, cuidados de larga duración –dependencia, discapacidad, enfermedades crónicas, etc.- apostando por la inversión y los servicios públicos de calidad para atender las necesidades de las personas y las condiciones de vida y trabajo de las y los profesionales del cuidado, para lo cual precisará entre otras mejoras el pleno desarrollo de la ley de autonomía personal y el sistema de atención a la dependencia. 

    Los cuidados son una cuestión de Estado, no de las mujeres y lo que no se cuida se descuida y cuando algo se descuida se destruye. CCOO está por construir y por tanto tiene una apuesta clara por una economía de los cuidados que ponga las condiciones de trabajo y el bienestar de las personas en el centro.  

     [i] https://mexico.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2018/mayo-2018/mayo/publicacion-de-cuidados

     [ii] https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-9-2022-0189_EN.html

    Begoña Marugán Pintos (@Begoa46) es adjunta a la Secretaría de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO