Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 28 marzo 2024.

El incremento de la siniestralidad laboral desde 2012 está ligado a la precariedad, según un informe de CCOO

    Un informe, elaborado por la Secretaría de Salud Laboral de CCOO, analiza la evolución de los accidentes de trabajo en España desde 2012, momento en el que coincidieron el repunte de la siniestralidad y la entrada en vigor de la reforma laboral del PP

    23/04/2019.
    Informe accidentes laborales

    Informe accidentes laborales

    Entre 2012-2018 han aumentado tanto el número de accidentes de trabajo como la siniestralidad relativa expresada en índices de incidencia (nº de accidentes por cada 100.000 trabajadores). Dichos índices han acumulado unos incrementos del 12,8% en los accidentes en jornada y del 5,7% en los in itinere. A juicio de CCOO, este incremento de la siniestralidad durante un periodo continuado de 6 años se debe a la extensión de un modelo de relaciones laborales cada vez más determinado por la precariedad, por el deterioro de la negociación colectiva y por la debilidad del sistema preventivo español. A lo que hay que unir que la recuperación de la actividad productiva a partir de 2014 no ha ido aparejada de una mejora de los niveles de seguridad en las empresas.

    El informe desglosa la evolución de los índices de siniestralidad en jornada por sectores y, aunque se han producido incrementos en todos ellos, destaca la construcción que mantiene los niveles más altos y acumula un crecimiento en el periodo analizado del 22,9%, frente al 19,8% del agrario, al 16,7% de la industria y al 10,5% de los servicios. Al descender a un nivel mayor de desglose sectorial aparecen servicios entre las secciones con una evolución más negativa, destacando el incremento acumulado del 22% de las actividades sanitarias y de servicios sociales. La siniestralidad mortal, sin embargo, muestra un equilibrio en el periodo estudiado, compensando el descenso en la industria los ligeros aumentos en el resto de sectores.

    La siniestralidad in itinere ha aumentado en todos los sectores desde 2013 (primer año del que se dispone de índices de incidencia para este tipo de accidentes): destaca el incremento acumulado del 23,3% de la industria, frente al 17,4 % del agrario, el 14,9% de la construcción y el 3,2% de los servicios.

    Las diferencias entre las CCAA son menos acusadas que a nivel sectorial. El índice de incidencia de AATT en jornada más elevado se produce en Baleares, seguida por Castilla-La Mancha y Extremadura. Los mayores incrementos acumulados desde 2012 se producen en Navarra, Baleares y Extremadura.

    El perfil de los accidentes es marcadamente masculino: dos tercios de los AATT en jornada los sufren los hombres, llegando hasta el 95% en el caso de los mortales. Las actividades con mayores niveles de siniestralidad están altamente masculinizadas debido a que tradicionalmente contaban con mayores niveles de reconocimiento y de remuneración, al menos hasta la llegada de la crisis económica y la extensión de la precariedad. Sin embargo, el 55% de los AATT in itinere los sufren las trabajadoras, probablemente por su mayor presencia en la contratación no deseada a tiempo parcial y por su mayoritaria asunción de las tareas de cuidados de la familia y del hogar, fenómenos que aumentan el número y la duración de los desplazamientos para ir o volver del trabajo.

    El índice de incidencia de los contratos temporales es un 50% superior al de los contratos indefinidos y su evolución desde 2012 empeora más a medida que el contrato es más precario: los contratos indefinidos a tiempo completo aumentaron su siniestralidad un 6%, por un 12% si se firmaron a tiempo parcial. Pero si el contrato es temporal a tiempo completo el incremento alcanzó un 25%, disparándose hasta el 33% para los temporales a tiempo parcial.

    La mayor probabilidad de sufrir un accidente de trabajo en jornada la tienen los trabajadores más jóvenes, descendiendo progresivamente a medida que aumenta su edad, probablemente debido a la falta de experiencia laboral y a unas condiciones de trabajo más precarias. A ello hay que unir que los mayores incrementos en el número de accidentes se producen en los trabajadores con menos de 2 meses de antigüedad. En el caso de las trabajadoras hay un repunte de la siniestralidad a partir de los 35 años., muy probablemente a causa de los sobresfuerzos y los trastornos musculoesqueléticos.

    La clase social influye en la siniestralidad: la única ocupación en la que ha descendido el número de accidentes desde 2012 es la de directores y gerentes.

    La nacionalidad es otro factor clave. Las personas procedentes de Ecuador, Marruecos y Argelia son los trabajadores o trabajadoras con un índice de siniestralidad más elevado, llegando casi a duplicar al de las de nacionalidad española. Todos los países africanos superan el índice general, algo que también sucede en algunos países de Latinoamérica y tres países europeos: Portugal, Rumanía y Bulgaría. Además, las nacionalidades con un índice más elevado también han incrementado su siniestralidad desde 2012 en mayor medida que el conjunto de la población.

    En los accidentes mortales en jornada se observa como las dos formas más prevalentes, las patologías no traumáticas y los accidentes de tráfico, han aumentado significativamente. En ambos casos se trata de patologías asociadas al deterioro de las condiciones de trabajo (aumentos de cargas y ritmos de trabajo, fatiga, estrés, ansiedad, deterioro de la conciliación de la vida familiar…, etc.). En los accidentes in itinere, los debidos al tráfico siempre han sido los mayoritarios pero se aprecia un incremento desde 2012, mayor en el caso de los mortales.

    En un tercio de los accidentes en jornada la empresa no cuenta con evaluación de riesgos, obligación legal desde 1996. Cabe dudar de la calidad de las respuestas de las empresas a esta pregunta en el parte de accidente, pero la escasa variación de los porcentajes a lo largo de todo el periodo estudiado le dota de una consistencia estadística que apuntaría a que refleja la realidad, lo cual sería un dato particularmente grave.