Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 28 abril 2024.

REVISTA "TRABAJADORA"

Generación XXI / Las pensiones son también nuestras. El acuerdo de pensiones desde una perspectiva juvenil, de Lucía Aliagas Picazo

    EL ACUERDO de pensiones que se firmó en verano es un gran paso para romper con la mentalidad derrotista sobre las condiciones en que viviremos nuestro futuro y para hacerle un pulso al neoliberalismo y a la austeridad. Un acuerdo que ha sido fruto de años de lucha desde el sindicalismo de clase, los movimientos sociales y la izquierda transformadora para derogar la reforma de 2013 y que ha conseguido poner en el centro la necesidad de asegurar el futuro del sistema público de pensiones.

    12/04/2022.
    Fotografía de Julián Rebollo

    Fotografía de Julián Rebollo

    Esta pequeña victoria para la clase trabajadora es también, como jóvenes, nuestra. Lo es porque dentro del acuerdo se ha derogado el famoso factor de sostenibilidad que penalizaba la edad y castigaba sobre todo a las generaciones más jóvenes, se ha asegurado su revalorización según el IPC y, finalmente, se ha conseguido que todas las prácticas no laborales, sin excepción, coticen a la Seguridad Social y se tenga derecho a la prestación de baja laboral. Estas incorporaciones garantizarán que el sistema público de pensiones continúe siendo viable y suficiente y que, a la vez, las jóvenes podamos construir una vida y un futuro más dignos.

    Es importante remarcar que en materia juvenil hay que hacer un paso adelante, porque en ningún momento hubo una crisis en el modelo de pensiones como nos intentó vender la derecha, sino una crisis de precariedad juvenil, fruto de la crisis de ingresos que sufrimos. Casi uno de cada dos jóvenes arrastra trabajos temporales con horarios parciales de forma involuntaria: el 59,79% de los jóvenes son temporales y sufrimos de parcialidad involuntaria. Este hecho nos condena a una eterna precariedad que a la larga tiene consecuencias en nuestra pensión, a causa de las cotizaciones. 

    El salario medio de la juventud española se encuentra en los 1.207 euros mensuales, casi la mitad del que corresponde al grupo de edad superior a 55 años, que se encuentra en los 2.361,2 euros. Este bajo nivel en los ingresos imposibilita nuestra emancipación y acaba convirtiéndose en un pez que se muerde la cola, puesto que las salidas laborales que tenemos están monopolizadas por los sectores más precarios, como la hostelería, el turismo, la atención al cliente, el ocio y, en los últimos años, el reparto a través de la economía de plataformas. La reforma laboral de 2011 dejó puertas abiertas a que esta temporalidad fuera endémica. Con la aprobación de la reforma laboral el pasado mes de febrero, esperamos invertir esta tendencia.

    Es de extrema urgencia poner fin a esta precariedad que empapa todos los aspectos de nuestra vida, ya que no se queda entre las paredes de nuestro centro de trabajo. ¿Cómo veremos con esperanza nuestro futuro si hace cinco años que nos encontramos en el mercado laboral y con suerte llegamos al año cotizado? ¿Por qué el debate público se sitúa en si tenemos que retrasar la edad de jubilación a los 80 años y no en por qué España es el país de la Unión Europea con la tasa de paro más elevada entre los 18 y los 24? 

    Estas desigualdades entre carreras de cotitzación no se dan, solamente, por cuestiones de edad, sino también de género y origen. La brecha de género se ensancha en las pensiones: las mujeres sufrimos un 40% de brecha por las pensiones de viudedad. Estas diferencias se producen por las desigualdades en el mundo del trabajo, siendo el sector femenino otro que sufre con extrema crudeza la temporalidad y la parcialidad involuntaria por las dificultades de conciliación. 

    Cuando insistimos en que tenemos que dejar de hablar de la juventud como futuro y hacerlo desde el presente es por cuestiones como estas: es ahora que no encontramos trabajos dignos y no podemos emanciparnos hasta casi los treinta años. Es la precariedad de hoy la que nos afectará en la vejez del mañana. Sin compromiso y conciencia colectiva de esta problemática será imposible asegurar el futuro de nuestro sistema de pensiones que se sustenta gracias a la solidaridad intergeneracional.