Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 4 mayo 2024.

REVISTA "TRABAJADORA", N. 77 (FEBRERO DE 2023)

Por el mundo/ Hacia una transición energética y ecológica feminista, de Azahara Merino

    Azahara Merino, técnica en la secretaría confederal de Transiciones Estratégicas y Desarrollo Territorial de Comisiones Obreras, escribe sobre el reto de conseguir una economía más sostenible tanto social como mediambientalmente. La escasez de agua dulce, la pérdida de la biodiversidad, el agotamiento de recursos naturales y el cambio climático son ya una fea realidad a la que hay que hacer frente.

    28/02/2023.
    Fotografía de Txefe Betancort.

    Fotografía de Txefe Betancort.

    LA TRANSICIÓN hacia una economía más sostenible, tanto a nivel medioambiental como social, constituye, sin duda, uno de los mayores retos a los que se enfrentan las sociedades contemporáneas en la presente década. Su necesidad obedece, en un primer orden, a la urgencia de mitigar el proceso de cambio climático y sus efectos -así como la crisis energética actual- a lo que se suman otros fenómenos vinculados como son el agotamiento de recursos naturales, la pérdida de biodiversidad o la escasez de agua dulce.

    Los efectos de estas crisis son de tal magnitud que repercuten de forma global sobre las personas, el desarrollo de la actividad económica y el empleo. Si bien no lo hacen de una manera homogénea impactando con mayor dureza en los grupos más vulnerables (1), exacerbando aún más las desigualdades económicas y sociales, incluida la de género (2).

    Las Administraciones Públicas han puesto en marcha múltiples estrategias e iniciativas legislativas y políticas –tanto a nivel internacional, comunitario como estatal- orientadas a impulsar la transición ecológica y energética. En España estas políticas se han plasmado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) (aprobado por la Comisión Europea en junio de 2021), que sitúa como un eje central –junto con la transformación digital- la transición ecológica. Asimismo, la cuestión de género queda enmarcada en otro eje incluyendo medidas específicas con un carácter transversal.

    La transformación de la economía a una más sostenible y baja en carbono va a tener implicaciones en el mundo laboral. En este sentido, cabe esperar pérdidas de trabajo en aquellos sectores más contaminantes y relacionados con los combustibles fósiles. Pero también, supone una oportunidad para la creación de empleos verdes. Se entiende por empleo verde –según la definición de la OIT-: “Aquellos empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente ya sean en los sectores tradicionales como la manufactura o la construcción en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y eficiencia energética”; o –si se adopta una definición más amplia-: todas las ocupaciones cuya huella de carbono sea cero o negativa.

    Sin embargo, se espera una combinación de los mismos en cuanto se refiere a condiciones laborales (3). Por un lado, se estima un crecimiento de empleos verdes con altos requerimientos de cualificación en los sectores de la ciencia y la tecnología y por otro, un crecimiento de empleos con mayor precariedad laboral (por ejemplo en la agricultura ecológica, silvicultura o reciclaje de residuos). Además, la cuestión de género queda visiblemente manifiesta aquí. Los datos estadísticos reflejan una dinámica de aumento de la brecha de género en las economías verdes debido no tanto al hecho de que haya un mayor porcentaje de participación de las mujeres en los sectores más precarios sino de la existencia de barreras estructurales –integradas en la economía global- que dificulta el acceso a los empleos y a los recursos económicos.

    Según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) las mujeres sólo representan el 32% del total de los empleos del sector de las energías renovables que, si bien es un valor por encima de su participación en el sector del gas y el petróleo (22%) está muy por debajo del 48% de la participación en el mercado laboral global. Pero el pronóstico de desigual acceso entre hombres y mujeres a los empleos verdes no solo se da en el escenario de un crecimiento de energías renovables sino también en otros sectores tales como en el ámbito de la automatización, digitalización y electrificación del transporte o en la rehabilitación de viviendas. Entre los obstáculos, antes anunciados, que impiden tener un acceso igualitario a los nuevos empleos, se encuentra los sectores tradicionalmente masculinizados (como es el caso de la construcción), la escasa participación de las mujeres en los estudios llamados STEM (4) (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su acrónimo en inglés) o las desigualdades estructurales, resultante de unos roles construidos socialmente bajo las relaciones de poder patriarcales, que hacen a las mujeres principales responsables del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Además, existen barreras relacionadas con la participación femenina en la fuerza laboral, como la discriminación en la contratación, la segmentación laboral basada en el género, la dificultad para acceder a los órganos directivos –de gestión y de toma de decisiones- y las persistentes brechas salariales de género.

    Así pues, las políticas públicas deben impulsar un modelo económico más sostenible que fomente la transformación del tejido productivo y el impulso del empleo desde una perspectiva tanto cuantitativa –creación de nuevos puestos de trabajo- como cualitativa (la calidad de los mismos), contemplando al mismo tiempo la protección social de todas las personas afectadas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala en Directrices de políticas para una transición justa hacia economías y sociedades ambientalmente sostenibles para todos, de 2015, que no es posible una transición justa si no se incorpora la igualdad de género en el diseño y la implementación de todas sus políticas. En este sentido, la dimensión de género debe quedar reflejada en las políticas de cualificación y/o recualificación para asegurar un acceso equitativo a la capacitación de la fuerza laboral –esto podría incluir inversiones, programas específicos y medidas especiales en áreas donde las mujeres están subrepresentadas como son en los estudios STEM-. De la misma manera, se debe incorporar en las políticas de protección social; así como garantizar la participación plena y equitativa de las mujeres en todas las fases de formulación, implementación y evaluación de las iniciativas, políticas y programas (5), fomentando su liderazgo en la transformación verde de la economía.

    Por último, otra cuestión clave si se quiere abordar plenamente la igualdad en la transición verde son las tareas relacionadas con los cuidados. Una economía más sostenible no solo debe basarse en empleos verdes, sino que es esencial reforzar este tipo de actividades, caracterizadas por tener una baja huella de carbono y ser intensivos en empleo femenino, además de ser muy beneficiosas para la sociedad.

    En este escenario, la participación de CCOO a través del diálogo social constituye una condición necesaria para garantizar que esta transición se haga de una forma justa e inclusiva, pues permite anticiparse y gestionar de forma proactiva y equilibrada los procesos de cambio y sus efectos. Así, la participación sindical debe ir dirigida, vía concertación social, en el desarrollo de políticas públicas orientadas a impulsar una transición a un modelo productivo más sostenible –económico, social y medioambiental-. Por otro lado, en el ámbito de las empresas, se deben impulsar criterios de transición justa con perspectiva de género en la negociación colectiva y, con especial atención, en los planes de igualdad.

    Azahara Merino es técnica en la secretaría confederal de Transiciones Estratégicas y Desarrollo Territorial de Comisiones Obreras @ResilienciaCCOO.

    (1) El Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente 2022-2026 señala que los factores sociales que influyen en la vulnerabilidad de las personas a los impactos del cambio climático son: lugar de residencia (rural o urbana), los ingresos, la formación académica, el origen étnico, la edad y el género.

    (2) Just Transition Policy Brief. Gender equality, labour and just transition for all, 2022. OIT.

    (3) “Making the Green transition work for women. Unlocking gender-just economic opportunities in the era of crisis recovery”, 2022. Care.

    (4) “En España solo el 5,2% de las chicas espera trabajar en profesiones del ámbito de la ciencia y la ingeniería (mientras que el porcentaje de chicos es del 15,3%)”. (Fuente: AgenciaAmecoPress https://amecopress.net/Brecha-de-genero-en-la-formacion-STEAM-en-Espana).

    (5) Gender equality, labour and a just transition for all, 2022. OIT.

    Revista Trabajadora, n. 77 (febrero de 2023).