Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 30 abril 2025.

REVISTA TRABAJADORA, 85 (FEBRERO DE 2025)

Por el mundo / Las mujeres sirias conocen su camino, de Laila Muharram Rey

    A TRAVÉS DE CATORCE AÑOS TRAUMÁTICOS, las mujeres sirias han creado espacios de resiliencia en las circunstancias más duras para la vida. Huda, Heba y Fadwa son ejemplos de cómo las sirias están liderando proyectos de protección de derechos, desarrollo profesional y rendición de cuentas, tanto dentro del país como en el exilio, determinantes para afrontar un periodo transicional largo y lleno de desafíos tras la caída del régimen de Bashar Al Asad.

    13/03/2025.
    Huda Khayti desde uno de los campamentos de desplazados internos en los que trabaja en Idlib. Foto cedida a la autora.

    Huda Khayti desde uno de los campamentos de desplazados internos en los que trabaja en Idlib. Foto cedida a la autora.

    Huda Khayti

    “Lo que más nos preocupaba era el hambre, por eso explicábamos a otras mujeres cómo plantar champiñones — son una fuente rica en proteína en sustitución de la carne— o cómo sacar gas metano de los excrementos de los animales”. Huda Khayti ha tenido tiempo de procesar aquellos días. Sin pausas dramáticas, nos cuenta con fluidez cómo “las mujeres hicieron lo imposible en las circunstancias más duras para la vida” por sobrevivir al feroz asedio que sufrió Douma entre 2013 y 2018 organizando estos talleres que llamaron Economía bajo el Asedio. “En aquellos años creamos cuatro centros en Douma para enseñar a las mujeres profesiones útiles que les permitieran resistir y salir adelante.”

    Khayti trabajaba como funcionaria en el Ministerio de Medio Ambiente en Damasco, tras terminar sus estudios en filología francesa, cuando las protestas populares de 2011 contra la dictadura de Bashar Al Asad se expandieron en muchas ciudades del país con lemas como “Al pueblo sirio no se le humilla”, así como la extrema represión que las seguía. Las noticias sobre detenciones arbitrarias y desapariciones forzosas corrían a voces. En 2013, con 32 años, se enteró de que la seguían los Servicios de Inteligencia y decidió dejarlo todo y huir a la ciudad de Douma, en los suburbios de Damasco, asediada por las tropas de Bashar. 

    “Fui testigo de los ataques químicos de 2013 y 2018 durante el cerco. Los centros que habíamos creado fueron atacados directamente por la aviación rusa. En uno de ellos murió una profesora de inglés y varios de sus estudiantes”. Tras perder a su hermano en un ataque cuando ayudaba a llevar agua a desplazados, Khayti fue una de las personas que se subieron a los autobuses verdes en dirección a Idlib con el fin del cerco en 2018. “Salí pesando 49 kilos con un grave problema de salud, pero me aferraba a la esperanza de que llegaría el momento en que este régimen caería”. Nadie de su familia la acompañó. Todos habían optado por el exilio. En Idlib continuó su trabajo.

    Con la llegada de miles de desplazados internos a la región de Idlib gobernada por Hayat Tahrir al Sham en 2018 (el grupo que expulsó al régimen y tiene el poder de facto del país), las necesidades humanitarias aumentaron exponencialmente. Huda decide crear el Centro de Apoyo a la Mujer en Idlib en el que aún continúa desarrollando su trabajo. “Entre 2018 y 2020 fue muy complicado (la relación con las autoridades). Siempre que presentábamos nuevos proyectos debíamos pedir permisos al Ministerio de Desarrollo y nos hacían muchas preguntas. He llegado a recibir amenazas de muerte. Querían que diéramos una respuesta humanitaria general y no sobre asuntos de empoderamiento político y protección (de derechos). En los últimos años hay más colaboración”.

    Según observaban las necesidades realizaban talleres de educación, desarrollo profesional, consultas legales, apoyo psicológico y social, enfermería y primeros auxilios psicológicos, así como cursos de computación, idiomas, enseñanza del árabe y alfabetización. “Además de nuestra actividad en los campamentos de desplazados, donde trabajamos en el ámbito educativo.” Cada sesión en los campamentos tienen un impacto de hasta 1.000 familias. “Nos hemos centrado en campañas de concienciación, especialmente para la obtención de documentos oficiales para las personas que residen allí”.

    Lo primero que hizo Huda cuando cayó el régimen fue visitar Douma. “Cuando volví me di cuenta del alcance de la catástrofe que habíamos vivido, porque en esos momentos no te das cuenta. Cuando la persecución se endurecía más, yo me decía que era el camino correcto porque todo el país era una enorme cárcel”. Sus sueños ahora son sencillos. “Sueño con reencontrarme con mi familia exiliada, plantar árboles verdes porque hasta sin árboles nos dejaron. Tener una vida normal”. Mientras espera a que su familia regrese, colabora con las familias de los desaparecidos en la búsqueda de cualquier información sobre su paradero, preguntando en las cárceles del régimen depuesto.

    Heba Alqudur

    Entre los años 2011 y 2019, la juventud de Heba Alqudur transcurrió bajo la banda sonora del bombardeo sistemático sobre su ciudad Saraqib, al noroeste de Siria perteneciente a la provincia de Idlib. “Fueron los días más complicados. Teníamos que desplazarnos, dejando nuestras casas por meses, sin electricidad, agua o internet”. Aunque no debe lamentar ninguna pérdida familiar, una amiga suya perdió la vida bajo el bombardeo ruso sobre la ciudad en 2015. 

    “Desde el 2016 hasta el 2019 trabajé con un equipo humanitario porque en esos momentos llegaban muchos desplazado/as de diferentes regiones a los campamentos y había una gran necesidad de trabajo humanitario”. Antes de que volviera a ser reconquistada por el régimen en 2020, el control de la ciudad había pasado por diferentes grupos opositores, aunque el que peor recuerda es el del Frente al Nusra. “Hubo muchas dificultades especialmente porque nos impusieron cómo vestirnos y restringieron libertades y yo en esos momentos iba a la Universidad”.

    Ella y su familia se trasladaron a la ciudad de Azaz, que actualmente está bajo control turco. Es allí donde empieza a trabajar en el campo de apoyo y defensa de las mujeres. “Me ofrecí como voluntaria en una organización llamada Equipo Suriana Al-Amal que fue fundado en 2015 con el fin de apoyar a las mujeres en diferentes regiones. En 2021 asumí el cargo de directora de proyectos.”

    El trabajo de Equipo Suriana Al-Amal se centra principalmente en tres programas dirigidos a mujeres. El primero es el Programa de participación, que busca incentivar la participación de la mujer en diversas áreas de la vida, siendo la más importante la política, a través de campañas de concienciación. El segundo, el Programa de defensa, apoya las iniciativas de las mujeres para respaldar y defender sus derechos. Dentro de este programa, se forman estructuras representativas para las mujeres, como la "Asociación de Trabajadoras en Tierras Agrícolas" y la "Asociación de Mujeres Empresarias". El tercero es el Programa de conocimiento, que se enfoca en construir las capacidades de las mujeres a través de entrenamientos en áreas profesionales, administrativas y tecnológicas, entre otras. 

    El Equipo Suriana Al-Amal ha producido numerosos estudios e informes para documentar la lucha feminista siria, así como un estudio sobre los roles de las mujeres en los países árabes y el trabajo de las defensoras de derechos humanos. Después de la caída del régimen de Asad, el Equipo Suriana Al-Amal ha ampliado su trabajo con mujeres y jóvenes en zonas recién liberadas como Alepo. El enfoque se centra ahora en las relaciones y en conocer a las activistas de la ciudad. Preguntada por la relación que mantiene el Equipo Suriana Al-Amal con las autoridades de facto, Heba asegura que “en Alepo hemos notado un desarrollo en el trato con la organización, hay cooperación y coordinación”. 

    Fadwa Mahmoud

    “Llevábamos muchos años esperando la apertura de las cárceles. Estábamos esperanzados de que nuestros seres queridos estuvieran dentro, pero después de que se abrieron, no salieron, ni supimos nada de ellos”. Activista política y civil, Mahmoud es conocida por su lucha por la libertad y los derechos humanos. Fue detenida en varias ocasiones debido a su afiliación con el Partido Comunista Sirio. En 2012, su esposo, Abdulaziz Al Khair, y su hijo, Maher Tahan, fueron detenidos por el régimen sirio y desde entonces ella ha estado luchando para encontrarlos. 

    Al Khair era miembro de un partido prohibido en Siria y volvía de una conferencia política en China. Su hijo Maher había ido a recogerlo al aeropuerto de Damasco. “A las 17:05 mi hijo llamó para decirme que estaba esperando a Abdulaziz, pero sentí en mi corazón que algo iba mal. Había algo diferente en su voz. Una inquietud”.

    Llamó diez minutos más tarde pero la llamada nunca entró. “Me mantuve ocupada, cocinando, dejando todo preparado encima de la mesa. Pero por dentro lo sabía. Iba hacia el balcón para ver si era posible verlos aproximarse a la casa. Pero a las 20:00 seguían sin llegar y entonces supe que habían sido detenidos”.

    Poco después Fadwa Mahmoud tuvo que huir. En el exilio fundó Familias Sirias por la Libertad, una organización formada por familiares de desaparecidos forzosos que demanda justicia y respuestas. Durante estos años, cuando la cobertura sobre Siria era residual, viajaban por el mundo con un autobús empapelado con fotografías de sus seres queridos, para que la opacidad que reinaba en Siria no se trasladara también al ámbito internacional. Sus voces eran el único altavoz de miles de familias en Siria que no se atrevían a hablar. 

    Ahora no tiene pensado volver. Dice que es pronto. Denuncia en redes sociales que las nuevas autoridades en Siria no se han comunicado con las familias de los desaparecidos. Según la Red Siria de Derechos Humanos, tras la liberación de los prisioneros hay todavía 112.414 detenidos, desaparecidos o cuyo destino es desconocido, lo que es un número alarmante para las familias. “Continuaremos nuestra lucha para conocer el destino de nuestros seres queridos, y nada nos detendrá, incluso si todos se cansan o se aburren. La madre, la hermana y la esposa no olvidarán al hijo, al hermano y al esposo, y nosotros seguiremos exigiendo la verdad hasta nuestro último aliento.”

    Laila Muharram Rey es periodista hispanosiria, máster en Relaciones Internacionales, especializada en la cobertura sobre Siria durante más de una década. Desde el 2015 al 2018 estuvo contando la crisis de los refugiados desde Jordania. Ha escrito para Revista 5w, El Mundo y otros medios españoles.