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Entrevista / Revista Trabajadora, n. 64 (julio de 2018)

Las Periodistas Paramos: "El feminismo es una lucha incontestable", de Carmen Briz

    A POCAS SEMANAS de la celebración del 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, surgió con fuerza el movimiento Las Periodistas Paramos. Entrevistamos a Ana Requena y Amaya Larrañeta, periodistas en eldiario.es y 20 Minutos respectivamente, dos de sus promotoras.

    11/07/2018.
    Amaya Larrañeta y Ana Requena, de Las Periodistas Paramos, fotografía de Julián Rebollo.

    Amaya Larrañeta y Ana Requena, de Las Periodistas Paramos, fotografía de Julián Rebollo.

    ANA Requena y Amaya Larrañeta no estaban solas y contaron desde el principio con Magda Bandera (directora de la revista La Marea), Marta Borraz (eldiario.es), Eva Belmonte (Civio) y Marilín Gonzalo. Ellas han sido las primeras sorprendidas por la rápida y masiva respuesta del resto de profesionales de los medios de comunicación en sumarse al movimiento Las Periodistas Paramos. Conversamos con Ana Requena y Amaya Larrañeta sobre su formación, la manera de organizarse, sus reivindicaciones y sobre su futuro.

    ¿Cómo surge el movimiento Las Periodistas Paramos?

    ANA REQUENA: Quedaban como 20 días para el 8 de Marzo y entre muchas periodistas había inquietud por hacer algo. Recuerdo hablar con Amaya, nos preguntábamos entre nosotras si en las redacciones se estaban movimiento cosas, qué vais a hacer allí, qué vamos a hacer aquí. Lo hablaba también con alguna compañera mía en la redacción, lo hablé con alguna otra compañera de otros medios. También notaba que se avecinaba un día muy importante, un día que probablemente iba a ser histórico, porque aunque había muchas dudas de cómo se iba a desarrollar la huelga, sí que parecía como un punto que podía marcar una inflexión.

    En nuestro sector, las huelgas se suelen hacer el día de antes. La duda era cuándo parar y también la duda moral o profesional de hacer la huelga como trabajadora o cubrir la huelga para darle repercusión. La huelga, en principio, estaba convocada solo de mujeres, pero en las redacciones había también hombres que estaban hablando en las asambleas sobre cómo participar.

    Después de unos años superduros en el sector (ERE’S, bajadas de sueldos, despidos, mucha precariedad) había muchas mujeres muy hartas dentro de las redacciones porque se habían atendido esas situaciones de emergencia pero se desatendieron las situaciones que tenían que ver con la igualdad.

    Sin embargo, cada vez se hablaba más de igualdad en este país y eso nos atañía a nosotras como trabajadoras y en ese “tenemos que hacer algo” nos pusimos en contacto alrededor de 40 periodistas de distintos medios a través de un email y convocamos una reunión en el sótano de un céntrico bar de Madrid, que se desbordó por la asistencia.

    AMAYA LARRAÑETA: Había en esa primera reunión muchas mujeres que, como nosotras, trabajan en el área de Igualdad de sus medios y todas teníamos la misma duda: si parar o si cubrir, algunas ya estaban recibiendo presiones para no parar. Pero aquello fue de cero a cien. Las mujeres de El País, que estaban pasándolas canutas a nivel laboral, dijeron que iban a ir a tope… y, de alguna manera, ahí prendió una mecha. Y supimos que había que sacarlo fuera. Encontrar un nombre, en este caso, Las Periodistas Paramos, ayudó mucho a movilizar.

    ANA REQUENA: Parecía complicado que hubiera un consenso sobre cómo hacer la huelga, había mucha variedad de gente, de medios… El reto era ¿y si encontramos una forma común de ir a la huelga? ¿y si hacemos un manifiesto común? Y había una voluntad clara de hacer huelga de 24 horas.

    AMAYA LARRAÑETA: Decidimos intentarlo y llevar el mensaje a nuestras redacciones y a las de otros medios. Y descubrimos que no estábamos solas, que había muchas ganas. Hubo algo fundamental, cuando volvimos a nuestras redacciones y vimos el interés que suscitaba. Fue una explosión en cadena.

    ANA REQUENA: Pactamos, entonces, unas indicaciones mínimas: hacer la huelga de 24 horas el mismo 8 de Marzo y que las informaciones elaboradas el día anterior por las periodistas se publicaran sin firmar.

    AMAYA LARRAÑETA: Y redactar un manifiesto común. Fue sencillo, comenzaron a salir temas (precariedad, brecha salarial, techo de cristal…) y todas asentíamos, todas habíamos sufrido situaciones discriminatorias. Alguien dijo: “Imaginaros que llegamos a un titular tipo “500 periodistas secundan la huelga… o firman este manifiesto”. En pocas horas de publicado el manifiesto ya éramos 3.000 firmantes.

    ANA REQUENA: Entonces decidimos hacer un acto en Callao, frente al edificio del Palacio de la Prensa, el 8 de Marzo por la mañana. Allí podríamos dejar claras cuáles eran nuestras reivindicaciones profesionales. Y acordamos acudir a la manifestación convocada por la tarde por el movimiento feminista y crear un grupo en Telegram, que actualmente cuenta con 2.500 mujeres y que supuso y supone un lugar común de encuentro entre todas.

    AMAYA LARRAÑETA: El feminismo es una lucha incontestable. Es decir, nadie te puede rebatir la idea radical de que las mujeres somos personas. No puedes dejar de apoyar esta lucha. El feminismo se ha hecho transversal, ha llegado a las mujeres de todas las condiciones. Y las periodistas comenzaron a contar sus experiencias de machismo, que por sí solas justificaban más de una huelga. A una mujer le había dicho en su primer día de trabajo el director "te follaría aquí mismo", delante de todos sus jefes de sección; a otra le acababan de subir el sueldo en la tele, se puso superfeliz, hasta que supo que es que llevaba dos años ganando menos por tertulia que su compañero varón. Por fin, estábamos hablando de la realidad, una realidad machista y desigual que campa a sus anchas por las redacciones.

    ANA REQUENA: Aunque pudiera haber un efecto final brutal que hizo que se desencadenara la movilización que finalmente fue ese 8 de Marzo, creo que la base se ha puesto en los últimos años. En este país han pasado muchas cosas que se han ido acumulando y explota en un determinado momento. Existía el precedente de la movilización del 7-N, que consiguió poner la violencia de género en la agenda mediática. Por otro lado, se hablaba de brecha salarial como nunca, se estaba desmitificando la maternidad, veníamos de tumbar a un ministro que pretendía reformar la ley del aborto… También se produjo una ruptura del silencio sobre las agresiones o violencia sexual que todas sufrimos en algún momento en el trabajo o con la pareja o en la calle". Esto era algo nuevo.

    AMAYA LARRAÑETA: Sin restarle ni un ápice de mérito al movimiento feminista que venía fraguando la idea de la huelga desde muchos meses antes y trabajando duro para conseguirlo, creo que el que saliésemos a la calle a movilizarnos las periodistas fue un altavoz importante. Porque podremos tener sueldos precarios y sufrir discriminación pero las periodistas tenemos un altavoz.

    El movimiento lo iniciaron fundamentalmente las periodistas, sin embargo, con el paso del tiempo, se fueron uniendo más profesionales de los medios de comunicación: cámaras de televisión, fotoperiodistas, editoras, realizadoras, etc…

    ANA REQUENA: Se decidió Las Periodistas Paramos, pero sí, hubo alguna duda sobre si denominarnos “comunicadoras” para que englobase a todas las profesionales. Pero valoramos que lo que importaba era la identificación con el manifiesto, que recogiera las reivindicaciones de todas, y porque de hecho fue un movimiento que germinó entre las periodistas.

    Y Las Periodistas Paramos se extendió a otros muchos pueblos y ciudades…

    AMAYA LARRAÑETA: Se leyó el manifiesto en muchísimas ciudades y empezaron a organizarse.

    ANA REQUENA: Están mejor organizadas que aquí, en donde siempre existe y se da la dicotomía sobre si se trata de “Madrid” o de una acción de carácter “nacional”. Y se han constituido en asociaciones locales, provinciales, autonómicas (…) Por otra parte, creo que fue un acierto, el que decidiésemos que la cara visible del movimiento no fuera una sola persona. De hecho, el manifiesto de 7 puntos lo leyeron7 mujeres que representaban a 7 sectores carismáticos de la profesión: una becaria, una parada, una freelancer, una columnista… Todas quisieron implicarse desde el principio.

    AMAYA LARRAÑETA: Nos hemos encontrado mucho apoyo en todo, en lo logístico, en difusión de nuestras reivindicaciones… y se agradece mucho, sobre todo cuando emerge un grupo de forma tan acelerada. Está muy bien que haya algunas caras conocidas porque eso ayuda a sumar, pero no queríamos dejar fuera ninguna profesional del sector.

    ¿Tienen información sobre cómo se ha percibido o se está percibiendo, por parte de las empresas periodísticas, la existencia de esta iniciativa?

    AMAYA LARRAÑETA: Sí que está teniendo efecto. En el medio en el que trabajo se está empezando a hablar de crear algún tipo de observatorio de género en cuanto a las fuentes, se piensa en las portadas que se dedican a las mujeres, a la presencia de éstas en las fotos o entrevistas... De hecho, se habla más de eso que de nuestra situación salarial o de la existencia de techos de cristal. Hay otros medios que se están mirando hacia adentro para hacerlo mejor también.

    ANA REQUENA: Sí creo que ha tenido un revulsivo, porque a nosotras lo que nos llega es que en redacciones que no estaban nada movilizadas, las mujeres de repente se movilizaron y eso ha hecho que se empoderen, se han unido, se han juntado para hablar, han compartido cosas que a lo mejor hasta ese momento no habían hecho. En algunas redacciones sí que me consta que se ha llegado a formalizar peticiones de cosas concretas, a secciones, a sus jefaturas, sobre sus condiciones de trabajo o sobre la implantación de planes de igualdad. Ha sido un punto de inflexión, porque dentro se han dado cuenta también de que hay una masa crítica reivindicativa.

    Hay muchas periodistas mujeres que llevan años intentando hacer periodismo con perspectiva de género, intentando mejorar las buenas prácticas que hay en las redacciones, intentando influir en toda la redacción, y ahora creo que es un buen momento para conseguirlo.

    Los medios de comunicación se han dado cuenta de que hay una demanda de hacer las cosas mejor, se han dado cuenta incluso de que muchos de esos contenidos además funcionan y les traen lectoras, les traen otro perfil de lectoras que también necesitan, y porque se han dado cuenta de que la gente es más crítica con determinados contenidos.

    A pesar de la entrada masiva de mujeres, en los últimos años, en las facultades de Ciencias de la Información, la precariedad e inestabilidad a la que se enfrentan es enorme, sobre todo por parte de las free-lances, y las periodistas continúan sin ocupar puestos de responsabilidad o jefatura…

    AMAYA LARRAÑETA: Actualmente las mujeres copan las facultades de periodismo, estamos mejor formadas que los varones pero ellos progresan más en la profesión. No deseo caer en lugares comunes, pero tal vez nosotras demandemos menos subidas salariales. Es complicado entrar al despacho del director a decirle que mereces más. Tal vez este tipo de formas de actuar (llamar a la puerta de un despacho) sean más propias de los hombres.

    ANA REQUENA: El periodismo es una profesión aún hostil para ciertas cosas, entre otras para quedarte embarazada y tener un hijo. Sabemos que la maternidad y las tareas de cuidados suponen una penalización, una losa grande que arrastran las mujeres, trabajes en una conservera, en un despacho de abogados o donde sea. Esto es así. Y en el periodismo también, pero además para ser periodista se te exige disponibilidad 24 horas y responsabilidad, se entiende como la única forma de poder promocionar. Y esto apenas se cuestiona.

    AMAYA LARRAÑETA: Para mí es un problema que debe afrontar el feminismo, porque los ritmos y los liderazgos sociales son muy machistas.

    ¿Falta formación en feminismo entre las periodistas?

    ANA REQUENA: Falta formación en “los” y “las” periodistas. “Los” y “las”, lo digo intencionadamente, porque los hombres también necesitan formación para saber aplicar la perspectiva de género en su trabajo periodístico. Esa formación debería venir desde la facultad. Hay cuestiones que no se aprenden únicamente porque tengas sensibilidad sino porque tienes conocimiento de la realidad y formación teórica. Pero aparte de formarnos, hacen falta políticas dentro de los medios para aplicar una perspectiva feminista.

    AMAYA LARRAÑETA: Hacen falta guías a modo de libros de estilo escritas desde la transversalidad en género. Los observatorios también son necesarios. Mejoraría la calidad del periodismo también.

    ¿Piensan que sería buena la implantación de agentes de igualdad, que pudieran velar tanto por las situaciones laborales de las periodistas como por los contenidos?

    AMAYA LARRAÑETA: Me parece una figura que debería crearse y formarse (no sé si bajo ese nombre u otro), porque podría mejorar algunas situaciones -hasta que se logre la igualdad- y porque se supone que también nos beneficiaría, por ejemplo, a la hora de poner en marcha planes de igualdad.

    ANA REQUENA: Lo que hizo The New York Times, crear una editora de género, me parece muy importante. La editora se dedica a los contenidos, no a la parte laboral. Su papel final es hacer transversalidad en las redacciones, que todo el mundo tenga conocimientos y sepa cómo aplicarlos. En el plano laboral, es imprescindible la implantación de los planes de igualdad y que los comités de empresa pongan las demandas de igualdad en primer plano.

    AMAYA LARRAÑETA: Salvo Radiotelevisión Española, en el sector sobre todo hay “micromedios”, casi ninguna empresa llega a las 250 personas y los planes de igualdad deberían implementarse independientemente del tamaño de las empresas.

    Al acoso laboral y sexual (el ninguneo, la condescendencia) además se suma el acoso online, ¿cómo ha sido en su caso?

    AMAYA LARRAÑETA: La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) ha creado el Observatorio contra el acoso online a mujeres periodistas para hacer un seguimiento, tener cifras y un mejor conocimiento de la realidad.

    ANA REQUENA: Lo más visible sigue siendo la imagen de una reportera que está a pie de calle informando y a quien se le impide ejercer su trabajo. Pero el acoso, de una manera u otra, si lo sufrimos quienes escribimos de temas feministas (aparte de dudar de tu calidad como periodista o tener que aguantar comentarios en tus artículos que no tienen nada que ver con tu trabajo).

    AMAYA LARRAÑETA: Lo más suave a lo que te expones, es a que te llamen feminazi. Y sí, hay compañeras que han recibido amenazas muy graves.

    Uno de los temas que se abordó en el I Encuentro de Las Periodistas Paramos fue el del lenguaje inclusivo…

    AMAYA LARRAÑETA: Cada vez se habla más del lenguaje y aunque, al principio, siempre va a haber críticas, después se acaba asumiendo. Es decir, portavoza es un término se va a quedar, es un ejemplo de este año mismo. Hace años era una rareza hablar de “jueza” y hoy no resulta en absoluto extraño. Ahora ya es normal a la hora de enumerar, por ejemplo, escribir “hijos e hijas”, con la salvedad de que ahora ya no te lo “borran” en las correcciones. Hay debate, con diferentes líneas y posiciones entre las periodistas. Y, por otro lado, la Real Academia de la Lengua está variando su discurso. Hay que intentar hacerlo mejor. Sin quererlo todo de golpe. Hay fórmulas que van cambiando la realidad y van integrando todas las sensibilidades sociales. El lenguaje también evoluciona.

    ¿Qué opinión les merece la creación de agendas de expertas?

    AMAYA LARRAÑETA: Al igual que lo del lenguaje, la idea de las agendas de expertas empieza a calar entre las profesionales. Es un problema que sólo haya voces de expertos. De hecho ya hay algunas iniciativas en marcha.

    ANA REQUENA: Hay iniciativas muy buenas que han surgido de la Academia. Una de ellas es la de no acudir a paneles o actos en los que solo haya hombres, es la iniciativa No Sin Mujeres; otra es la creación de una agenda para decir: “somos expertas, aquí estamos, llamadnos”.

    ¿Por dónde continuará Las Periodistas Paramos?

    AMAYA LARRAÑETA: En el primer encuentro surgieron cinco o seis iniciativas que podrían consolidarse de cara al otoño; y hay un nuevo encuentro planificado para intentar llegar al siguiente 8 de Marzo con algunas demandas. La idea es, mientras tanto, continuar trabajando en las áreas del manifiesto, si cuajan y se consolidan darán sus frutos.

    ANA REQUENA: Más allá de pensar qué va a pasar, cómo se va a articular todo esto, hay que pensar que supuso un punto de inflexión, cada una está creando sus propias iniciativas en los medios en los que trabaja y esto significa que ya no va a ser igual que antes, la dinámica de las redacciones y el tratamiento periodístico está cambiando, y además hay que mejorar las condiciones laborales de periodistas y comunicadoras.

    AMAYA LARRAÑETA: Es feminista impulsar otro tipo de liderazgos y de ritmos. Es decir, no tenemos que salir consolidadas en un partido político ni necesitamos que alguien se ponga de cabeza de lista… todo muy de “herencia masculina”; puede ser preferible dejarse llevar por este efecto disgregador, que continúen surgiendo iniciativas y que las periodistas se empoderen cada vez más.

    Carmen Briz Hernández (@RevTrabajadora) es periodista y forma parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO.

    Revista Trabajadora, n. 64 (julio de 2018).