Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 23 abril 2024.

2014- María Soledad Vieitez Cerdeño: "El movimiento feminista africano está más vivo que nunca"

    En septiembre de 2006 Trabajadora tuvo la oportunidad de entrevistar a la antropóloga María Soledad Vieitez, con ella charlamos a propósito de la situación de las africanas. En estos últimos ocho años, la "revolución de género" africana ha continuado extendiéndose y sin duda puede afirmarse que el siglo XXI no podrá obviar su fuerza, ya que como bien afirma María Soledad Vietiez el movimiento feminista africano cuenta cada vez con más redes y alianzas estratégicas en todo el continente. Gracias, María Soledad.

    07/01/2015.
    María Soledad Vieitez, fotografía de Carmen Briz.

    María Soledad Vieitez, fotografía de Carmen Briz.

    MIS FELICITACIONES por este aniversario de tres décadas. Podríamos decir, añadiéndole diez años al famoso tango Volver de Carlos Gardel aquello de que: "? Treinta años no es nada, que es febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra?". Hay que celebrar la mirada al trabajo y a las trabajadoras; seguramente, más que nunca. Y treinta años ya lo creo que son muchos; llenos de trabajo y militancia para identificar e incidir políticamente en tantas y tantas cosas? Y es que corren tiempos de recortes incongruentes con el desarrollo social y humano de la gente, de destierro de los derechos adquiridos y de desmembramiento de pilares fundamentales de lo público tales como lo laboral, la educación o la salud. Tiempos, en definitiva, con gobiernos mezquinos y miopes que aspiran a destruir rápida y cicateramente todo aquello conseguido con el sacrificio de muchas trabajadoras durante siglos en aras de mantener un modelo económico, claramente insostenible y obsoleto? Ahí es donde adquieren mayor sentido las aportaciones de los sindicatos y las luchas obreras, así como la visibilidad del trabajo de las mujeres, muchas veces sí "errantes" y tristemente aún en las "sombras" del sistema económico. Está claro que, en épocas de crisis, volvemos a ser ciudadanas de segunda categoría y mano de obra prescindible ante una peligrosa vuelta al "salario familiar único". Sin embargo, no nos lo podemos permitir; sobre todo, teniendo en cuenta que la mayoría de nuestros derechos (si no todos) devienen de nuestra condición de trabajadoras.

          Las africanas han sido siempre una inspiración para mí, ya fuera en lo social, en lo económico o en lo político. Las revoluciones de género, como me gusta denominarlas, están repletas de resistencias y transformación sociopolítica y económica desde los tiempos de la colonización. Así se lo hacía saber a Carmen Briz para la entrevista de 2006 (número 21), cuyos contenidos y titulares, dicho sea de paso, recogieron de forma inmejorable y pocas veces vista la letra y el sentir de mis aportaciones. El siglo XXI aporta el hito de la movilización femenina en África, como en tantas otras áreas del mundo. Sin duda, ha traído la "década de las mujeres africanas (2010-2020)", apenas destacada políticamente a nivel internacional, -ni siquiera tampoco lo suficiente en el propio continente, debo decir-, pero con un reconocimiento tan expreso como pertinente, a las luchas de las africanas en las últimas décadas, caracterizadas por la autonomía de partidos únicos, la búsqueda de recursos propios para auto-financiarse, la elección de lideresas con gran trayectoria o carisma y el establecimiento de agendas u "hojas de ruta" ad hoc (ahora independientes de gobiernos y partidos). Todo ello, en un contexto de crecientes confluencias globales e internacionales, desde la década de 1990 en adelante, donde el protagonismo ha estado en la influencia del enfoque de derechos, las nuevas redes y/o las conferencias internacionales, centradas en temáticas como la educación para las mujeres, la violencia contra las mujeres, la paz y seguridad, el medioambiente, derechos reproductivos u otros derechos femeninos. Además, diferentes movimientos de democratización y pacificación, debidos más a factores internos que externos al continente, han contribuido a tales sinergias.

          El movimiento feminista africano está más vivo que nunca y cuenta con redes y alianzas estratégicas por todo el continente y a varios niveles (local, nacional, regional, nacional, transnacional, continental e internacional), como muestra la organización Sociedad Civil y Coalición de la Solidaridad de Derechos de la Mujer Africana (SODMA), nos recuerda Monica Ighorodje (Africaneando, 2010), entre cuyos objetivos están los siguientes: (1) promocionar la participación popular a todos los niveles; (2) presionar a los dirigentes africanos para comprometerse con los derechos humanos de las mujeres, así como las instituciones, las leyes y las políticas de género; (3) documentar y diseminar buenas prácticas y estrategias exitosas de cara a componer un repositorio de estrategias en este sentido; y, por último y no menor importante, (4) evaluar las actuaciones anteriores cada dos años. 

          No resulta extraño que muchas intelectuales africanas sean claramente afrocentricas (Ifi Amadiume, in ir más lejos). Vuelven sus miradas al interior de las representaciones y las percepciones sobre las mujeres y los sistemas africanos, a los empoderamientos femeninos y a las formas en que la historia oficial de África ha venido siendo contada, siempre en relación con la descolonización, el desarrollo o la cooperación internacional, siempre en términos europeos u occidentales. Tampoco es extraño que, con sus activismos, redescubran resistencias femeninas de primera magnitud, como las luchas de las Igbo de Nigeria (1929), más conocida como la "guerra de las mujeres", contra las subidas de impuestos y contra la limitación de su poder en el ámbito judicial, o la recuperación de determinados poderes de las reinas madres Asantes en Ghana; también la "reinvención" de tradiciones en su beneficio, inspiradas por movimientos como el Mau Mau de los años cincuenta en Kenia. Como dice la escritora nigeriana. Buchi Emecheta: "Las mujeres negras de todo el mundo deben re-unirse y re-examinar la forma en que la historia nos ha representado".