Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 26 abril 2024.

Mujeres mayores y condiciones de vida y personas mayores LGTBI+

    LA SECRETARÍA Confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO participó ayer, día 10 de marzo, en el curso Envejecimiento activo, hábitos saludables y prevención de la dependencia, organizada por la Federación de Pensionistas de CCOO, con dos ponencias: Mujeres mayores y condiciones de vida, a cargo de Eva Antón, y Diversidad sexual y de género (LGTBI+) y personas mayores, a cargo de Carmen Briz.

    11/03/2020.
    Marisa Castro, Carmen Briz e Isabel Mouriño en un momento de la mesa, fotografía de Eva Antón.

    Marisa Castro, Carmen Briz e Isabel Mouriño en un momento de la mesa, fotografía de Eva Antón.

    LA PONENCIA de Eva Antón, filóloga y del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, titulada Mujeres mayores: mejores condiciones de vida, se centró en un acercamiento a las condiciones de vida de las mujeres mayores de 65 años desde la perspectiva interseccional de clase, género y edad. En su intervención, Eva Antón revisó algunas de las condiciones de salud, autonomía personal, relacionales, de bienestar emocional, materiales, económicas y sociales que presentan las mujeres mayores, incorporando la perspectiva de género.

    Para ello, puso en relación con los condicionantes que afectan a las personas mayores en la etapa de la vejez, las derivadas de las desigualdades estructurales de sexo-género y la discriminación múltiple, porque, tal y como explicó, es preciso incorporar en el análisis la persistencia de la división sexual del trabajo, de una cultura mayoritariamente patriarcal, del rol de cuidadora, de las violencias machistas, de la falta de reconocimiento y de una mayor exposición a la pobreza.

    Revisó, igualmente, en su intervención, algunos de los componentes del bienestar, incorporando características, barreras y dificultades que han de afrontar las mayores: en salud, su mayor esperanza de vida pero en peores condiciones de salud y la auto-percepción de peor salud, los sesgos de género en la detección y atención sanitaria, la repercusión de las violencias machistas y la doble o triple jornada, y el impacto de los recortes en gasto público en sanidad y atención a la dependencia, de gran impacto de género.

    Hizo mención, también, a las violencias machistas, planteando que la denuncia de factores aumentan la vulnerabilidad de las mujeres de 65+ a la violencias machistas y los resultados de un estudio realizado por Cruz Roja y la Universidad Carlos III (y publicado en diciembre de 2019 por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género) sobre las características e incidencia de la violencia de género en las mayores, que refleja dimensiones y conclusiones especialmente preocupantes.

    Además, la ponente revisó las barreras de género que dificultan a las mayores experimentar un envejecimiento activo, derivados de su papel de cuidadoras, de los déficits en servicios públicos y en desarrollo del sistema de atención a la dependencia, de las brechas en las pensiones y prestaciones sociales (en tipo, cobertura y cuantías), y de su mayor exposición a las carencias materiales y a la pobreza.

    Finalmente, concluyó insistiendo en la necesidad de potenciar un proceso de envejecimiento activo que permita a las personas aprovechar las oportunidades de esta etapa de su vida, que incluya de manera transversal la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, además de articular luchas colectivas por mejoras sociales, en servicios públicos y en el sistema de pensiones y protección social, lo que se hace posible en el escenario de convivencia, participación, movilización, interlocución y activismo que son las CCOO.

    Diversidad sexual y de género y personas mayores

    Por su parte, Carmen Briz, periodista y del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad, comenzó su exposición aludiendo al ensayo del periodista y escritor Fernando Olmeda El látigo y la pluma. Homosexuales en la España de Franco (2004), imprescindible para comprender cómo los maricones eran “admitidos” en ocasiones, “tolerados” en función de su influencia o poder y “perseguidos” por su opción sexual en la mayoría de los casos. Los maricones durante el franquismo fueron: admitidos, tolerados y perseguidos; nunca respetados.

    Esto en relación a los homosexuales hombres, porque el lesbianismo aún sufrió una mayor clandestinidad. En el caso de las personas trans el sufrimiento pasó por la soledad (ante el rechazo familiar y social), el destierro a las grandes ciudades y la pobreza ante la imposibilidad de encontrar empleo y quedarse en los márgenes de la economía (espectáculos nocturnos y prostitución). Las redes de apoyo mutuo fueron vitales para la supervivencia diaria.

    Carmen Briz se refirió igualmente al artículo del activista LGTBI+ y sindicalista de base de CCOO Francisco González, publicado en el último número de la revista Trabajadora, sobre la esperanza de vida de las personas trans y cómo es menor que en el resto de la sociedad. Y un dato significativo, además de quienes vivieron como LGTBI+ durante el franquismo y se enfrentaron a condenas de prisión, trabajos forzados, internamientos en centros psiquiátricos, violaciones correctivas, terapias de conversión, matrimonios de conveniencia, hormonaciones caseras, implantes catastróficos, etc… hubo que esperar hasta 1999 para que muchas personas pudieran cambiar su nombre en el DNI.

    El problema, insistió Carmen Briz, no es el sufrimiento pasado sino la mirada hacia el futuro: actualmente muchas de estas personas se encuentran sin un informe de “vida laboral” al uso. Una vida laboral que pueda protegerles en su ancianidad con pensiones dignas y prestaciones sociales.

    Además, hizo alusión en la ponencia al informe Mayores LGTBI. Historia, Lucha y Memoria elaborado por la La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), (organización con quien CCOO tiene un convenio de colaboración desde 2007 y renovado en 2018) y que, entre otras cuestiones, habla de la nueva “armarización” que sufren muchas personas LGTBI+ al llegar a su ancianidad al no contar ni con centros socio-sanitarios o residenciales que tengan en cuenta su especificidad ni con atención médica especializada. Porque lo que hay que tratar sobre todo es que no se sumen las vulnerabilidades y discriminaciones. De ahí la necesidad de exigir políticas públicas que recojan la diversidad sexual y de género y que tenga en cuenta a las mayores LGTBI+, con recursos materiales y económicos específicos.

    La soledad, la falta de ingresos, la pobreza severa (que afecta especialmente a las personas trans), la salud emocional (ansiedad, depresión), las agresiones (normalmente en el espacio público y por parte de personas desconocidas) sin denuncia no son la alternativa para las personas mayores LGTBI+ y desde CCOO continuaremos exigiendo: formación y sensibilización de profesionales sociosanitarios, la creación de espacios seguros donde la LGTBifobia no tenga cabida, protocolos y procedimientos de inclusión de la diversidad LGTBI y pensar en medidas de reparación son algunas de las cuestiones en las que se deberá continuar trabajando, concluyó.