Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 24 abril 2024.

REVISTA TRABAJADORA ONLINE

Entrevista/ ¿Heroína?, No, gracias. Llámame trabajadora, de Carmen Briz Hernández

    PARA TODAS  las trabajadoras -quienes están en esta pequeña selección de entrevistadas- y a quienes vivieron situaciones similares- va nuestro enorme y cálido aplauso.

    10/06/2020.
    Ilustración de Eva Sanabria.

    Ilustración de Eva Sanabria.

    Y LLEGÓ la alarma y se atrincheró, en pocas horas, ante las entradas de los grandes supermercados. Los carritos de la compra sufrieron más que nunca transportando papel higiénico como si no hubiera un mañana y hubo despensas que se convirtieron en preciados almacenes.

    Y enseguida, la alarma (social) se convirtió en “estado de alarma” y hubo que buscar exactamente su significado en la Constitución. Sí, allí estaba: un artículo casi en desuso desde su redacción: el 116, que solo se había instaurado, durante la democracia, en la huelga de controladores aéreos de diciembre de 2010 y que duró casi un mes.

    El estado de alarma vino a resumirse en una etiqueta #QuédateEnCasa. Muchas personas, muchísimas, comenzaron a ver la vida pasar a través de sus ventanas y balcones. Y, entre noticia y noticia, las miradas se dirigían a las calles vacías para cerciorarse de que todo era real, de que estaba sucediendo, aquí y ahora.

    Y muchos hogares se convirtieron en oficinas improvisadas, otros en coles inventados, otros en ambas cosas a la vez. En otros se hablaba de los Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), de permisos retribuidos y de miedo al paro.

    Y quienes habitaban en los hogares más desafortunados comenzaron a convivir, así, con toda normalidad, con la pobreza, que entró sin estrépito y a plena luz del día por la puerta principal. Y la precariedad tomó asiento en un sillón y la incertidumbre se abrió camino entre las calles de pueblos y ciudades.

    Pero había quienes además tenían que continuar trabajando. Muchas trabajadoras y trabajadores pasaron a convertirse en “esenciales” y gente con poca imaginación comenzó a llamarles “héroes”.

    Desde Trabajadora decidimos hacer una pequeña radiografía de algunas mujeres (“No me llames heroína, llámame trabajadora”), que tiraron adelante con su trabajo, porque su empleo y sus conocimientos eran imprescindibles para salir adelante como sociedad. Mujeres que compatibilizaron su empleo asalariado, en un complicado periodo de confinamiento, con tareas domésticas, el cuidado de sus familias y, en muchos casos, el trabajo sindical.

    Queríamos conocer de primera mano cómo han vivido la llegada de la pandemia a nuestro país, en qué condiciones han trabajado, cuáles son las principales reivindicaciones de su sector y cómo se enfrentan al futuro.

    Yolanda Navarro, delegada de CCOO en Pronovias de Barcelona, vivió la emoción de la solidaridad juntando a sectores dispares para confeccionar mascarillas.

    María Ximenez, profesora en un instituto público de Madrid, tiene muchas dudas sobre cómo enfrentaran el próximo curso escolar.

    Carmen Juares, responsable de Nuevas Realidades del Trabajo y Precariedad de CCOO de Catalunya, ha trabajado codo con codo con los sectores más difíciles, donde casi no existe representación sindical, y piensa que uno de los aspectos positivos, que trajo consigo esta pandemia, ha sido que ahora existe una mayor conciencia de que la gente trabajadora necesita derechos.

    Mamen Martínez, trabajadora en Hipermercados Carrefour en Madrid, piensa que lo del agradecimiento hacia las cajeras fue muy al principio, pero que ahora, de nuevo, vuelven a ser invisibles.

    Saida Toledano, nuestra entrevistada más joven, 32 años, es mossa d’Esquadra en Barcelona y durante el estado de alarma ha tenido que continuar haciendo lo que ya hacía antes: “demostrar continuamente su valía”.

    Mayra Rodríguez, trabajadora en un invernadero de calabacín en Murcia, vivió junto a su marido la angustia de no saber cómo trabajar y cuidar de sus hijos.

    Marina Lamparero, trabajadora de la limpieza del Hospital de Móstoles (Madrid), ha aprendido que lo importante en situaciones críticas es trabajar en equipo y compartir, independientemente del gremio en el que se trabaje y la titulación que se tenga.

    No deseábamos dejar atrás al sector de la cultura, con un futuro incierto por delante, y decidimos conversar con Rocío Márquez, cantaora de flamenco.

    María Guinea, médica de familia en atención primaria en Marina Baixa (Alicante), explica, por su parte, que tendremos que aprender a convivir con la fragilidad y aprender a evitar el sufrimiento social a través de la reivindicación de derechos.

    Por último, Pilar Seoane, directora de la oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en Boiro (A Coruña), asegura que el trabajo en el SEPE ha salido adelante gracias a la enorme dedicación y responsabilidad de las plantillas, abrumadas de trabajo en estos últimos meses.

    Para todas ellas -quienes están en esta pequeña selección y a quienes vivieron situaciones similares- va nuestro enorme y cálido aplauso.

    Carmen Briz (@MamenBriz) es periodista y forman parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.

    Revista Trabajadora, n. 70 (junio de 2020).