Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 25 abril 2024.

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Entrevista: Marina Lamparero: "La vivencia ha sido muy dura", de Carmen Briz Hernández

    MARINA LAMPARERO Prado, 58 años, lleva trabajando desde 1983 como limpiadora en el Hospital Universitario de Móstoles (Madrid) y es la presidenta de su Comité de Empresa. No imaginaron, en su centro de trabajo, que el COVID-19 haría su irrupción pronto y con virulencia. El sector de las limpiadoras ha sido nombrado y, por primera vez, reconocido.

    10/06/2020.
    Marina Lamparero.

    Marina Lamparero.

    CONTRA TODO pronóstico, la crisis sanitaria, social y económica, provocada por el coronavirus, puso de manifiesto el importantísimo trabajo de las personas que se dedican a tareas de limpieza, mujeres en su inmensa mayoría. “Gracias, Valentina”, se escuchó en el Congreso de los Diputados. El agradecimiento partía de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, después de que una de las limpiadoras del hemiciclo procediese a la desinfección de la tribuna. Valentina trabaja para una subcontrata, Clece. El Congreso de los Diputados no las tiene en plantilla. Es el momento de “valorar” y “reconocer” el trabajo de la limpieza asegurando buenas condiciones laborales y una justa retribución económica.

    Marina Lamparero Prado trabaja en la planta de Neumología y cuenta que cuando empezó a escucharse en los medios de comunicación la situación en China parecía todo muy lejano. En su hospital les dieron una charla: “Parecía que no iba a llegar a Europa, pero de un día para otro empezaron a ingresar personas enfermas de COVID-19. La vivencia ha sido muy dura”. El susto fue mayúsculo, pero como bien explica: “Había que tirar para adelante”. La empresa que contrata al personal de limpieza en su hospital es, desde 2008, Ferrovial.

    ¿Cómo ha sido su trabajo y en qué ha cambiado en estos últimos meses de azote de la pandemia?

    Hemos trabajado en equipo. Hemos sido igual de esenciales quienes trabajamos en limpieza como un auxiliar, un enfermero o una médica. El trato con pacientes, que estaban en aislamiento y sin la compañía de sus seres queridos, ha sido una de nuestras labores. Soy consciente de que mi trabajo es limpiar, pero cuando entras en una habitación no puedes dejar de lado el aspecto más humano. Ha sido una experiencia muy estresante y llena de incertidumbres, hemos pasado miedo, pero también ha sido “gratificante”. Sabías que tenías que estar ahí y no te detienes a pensar, solo actúas.

    ¿Cómo se ha enfrentado su empresa a esta situación excepcional?

    Somos 98 personas fijas. El primer mes fue horroroso y caótico, éramos insuficientes y no se estaban cubriendo las bajas. Ahora mismo nos acercamos a las 130 personas. Falló la organización y la formación necesaria para saber cómo limpiar, con qué materiales, con qué cantidades…

    En un principio, no había Equipos de Protección Individual (EPI) para la limpieza porque se entiende que somos personal de “baja cualificación” y “bajo riesgo”. Ni el hospital ni nuestra empresa, Ferrovial, respondían a nuestras peticiones. Ha sido una lucha. Y cuando nos los proporcionaron nos llegaron a decir que los guardásemos para reutilizarlos, algo a lo que nos negamos. El 14 de mayo el hospital nos hizo una prueba de serología (no PCR), después de estar pidiéndola por activa y por pasiva. Ha habido alrededor de 5 casos positivos y otros tantos con anticuerpos. Ahora, Ferrovial nos proporciona diariamente una mascarilla y una bata y el resto del material (gafas, gorro…) el hospital.

    ¿Cuáles son las principales carencias a las que se han enfrentado desde el sector de la limpieza?

    No estamos de acuerdo con la definición de “baja cualificación”, somos tan esenciales como el resto. Es cierto que no operamos, pero hemos realizado un trabajo imprescindible para el funcionamiento del hospital y poder atender pacientes.

    En los hospitales tenemos convenio propio y los comités junto con las plantillas y CCOO hemos luchado muy duro, con huelgas, protestas... para conseguir nuestros derechos y a día de hoy seguimos luchando para mantenerlos. Quizá en esta pandemia los trabajadores de hospitales hemos sabido defendernos mejor a la hora de exigir nuestros derechos, para que nos facilitasen un EPI, pero limpiadoras en otros centros, como por ejemplo en residencias o colegios, no han tenido la misma “suerte” y eso me indigna y me enfurece bastante.

    ¿Qué ha aprendido de toda esta experiencia?

    Que hay que trabajar en equipo y compartir, que nadie es más que nadie y que tenemos el mismo mérito, seamos del gremio que seamos y tengamos la titulación que tengamos. Esta crisis ha sabido sacar lo mejor de las personas.

    Carmen Briz (@MamenBriz) es periodista y forma parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.

    Revista Trabajadora, n. 70 (junio de 2020).