Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

INFORMACION CORONAVIRUS MUJERES

Trabajadoras en tiempos del COVID-19: Más desigualdad, el avance de la otra pandemia, de Rosa Mantecón Agudo

    Ha transcurrido un año desde el inicio de la pandemia y CCOO de Cantabria ha hecho balance del impacto que el coronavirus ha tenido sobre el empleo de las mujeres en la región. A pesar de haber sido esenciales y trabajar sin miramientos en los sectores de primera línea de contacto con la Covid-19, las conclusiones no dejan lugar al optimismo.

    12/03/2021.
    Rosa Mantecón Agudo es secretaria de Comunicación, Juventud, Mujeres, Política Social y Migraciones de CCOO de Cantabria.

    Rosa Mantecón Agudo es secretaria de Comunicación, Juventud, Mujeres, Política Social y Migraciones de CCOO de Cantabria.

    LA CRISIS ha incidido aún más en la otra pandemia, la desigualdad. El resultado: menos empleo, más paro, precariedad, temporalidad y parcialidad, unos efectos que no sorprenden porque se venía de un empleo femenino extremadamente frágil que se resiente ante cualquier envite. De ahí que en esta ocasión tampoco haya podido resistir a pesar de los ERTE y las medidas de protección acordadas en el Diálogo Social -complemento a las personas en ERTE y para personas con reducción o excedencia- para paliar los efectos que la pandemia está dejando sobre los y las trabajadoras y las familias de Cantabria.

    Los puestos de trabajo de las mujeres no han resistido ni ocupando mayoritariamente las actividades esenciales que más personas ocupan, como la sanidad o el comercio alimentario y la igualdad en el empleo continúa siendo la asignatura pendiente. No obstante, los efectos de la COVID podrían haber sido devastadores de no ser por los acuerdos del Diálogo Social -nacional y regional- y el despliegue sindical para dar respuesta a la negociación colectiva, que han conseguido que los ERTE se revelen fundamentales para evitar una mayor destrucción de empleo fruto de la crisis sanitaria.

    Desde el sindicato se ha señalado un dato que se repite a lo largo de toda la serie: los ERTE de fuerza mayor han tenido un mayor impacto sobre las mujeres desde que se inició la pandemia el pasado mes de marzo, hace ahora casi un año. De hecho, en el momento con mayor número de personas afectadas, el 5 de mayo de 2020, de las 30.930 personas acogidas a un ERTE de esta modalidad, 16.919 eran mujeres (el 54,70%). La cifra de afectadas por esta figura no descendió de los 10.000 hasta mediados de junio de 2020 y, a partir de ahí, no vuelve a subir más y sigue descendiendo el número paulatinamente el resto de los meses de 2020 hasta llegar a las 1.326 en el último registro del año relativo al 23 de diciembre. Sin embargo, los últimos datos conocidos, que datan del 19 de febrero de 2021, recogen 8.950 personas en el total de ERTE, de las cuales 5.073 son mujeres (el 56,68%) y 4.746 corresponden a un ERTE de fuerza mayor.

    Estas cifras dejan ver cómo la pandemia ha puesto patas arriba el mercado laboral y ha golpeado más fuerte sobre el empleo de femenino en comparación con el de los hombres, principalmente porque las trabajadoras ocupan mayoritariamente en el sector más afectado por la crisis en términos de empleo, el de los servicios.

    El varapalo en el desempleo es irrefutable, tras un año de pandemia hay 2.872 mujeres más en paro, alcanzando las 24.546 al cierre del mes de enero, el 56,08% del total de desempleo registrado en la región.

    Además, el 68,79% de las nuevas personas en paro que añadió enero de 2021 son mujeres (787 más frente a 357 hombres) y también son menos las que cobran algún tipo de prestación por desempleo, el 53,63% de ellas frente al 63,03% de los varones.

    Así, en lo que se refiere a la tasa de ocupación, en 2020 sólo ha alcanzado el 43,57% en el caso de las mujeres mientras que la de los hombres ha sido del 52,19%, manteniendo once puntos de distancia entre ambos.

    Según datos extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2020, la presencia de mujeres y hombres en los sectores también evidencia que la distribución del trabajo relega a éstas a los ámbitos más precarios. Así, el sector servicios ocupó en 2020 a 97.700 mujeres y 73.600 hombres, siendo el único con mayor presencia femenina. El sector agrario ocupó a unas 2.100 mujeres frente a 3.900 hombres; la construcción, 1.800 mujeres y 19.000 hombres y la industria 1.010 mujeres frente a 29.000 hombres. O, dicho de otra manera, porcentualmente el 87,5% de las mujeres que trabajan se ocupan en el sector servicios y únicamente representan el 9% en el sector industrial. Nada ha cambiado.

    La temporalidad sigue siendo uno de los talones de Aquiles de las mujeres en el mercado laboral. En 2020, más de 92 de cada 100 contratos firmados por mujeres han sido temporales; 50,02% han sido temporales a jornada completa; 42,66% han sido temporales a jornada parcial; 3,30% han sido indefinidos a jornada parcial; y sólo 3,15% han sido indefinidos a jornada completa.

    Por si estos datos por sí solos no bastasen para la reflexión, según el Observatorio del Servicio Cántabro de Empleo el 51,02% de los contratos temporales firmados por mujeres tiene una duración que no supera 1 mes, siendo en general la tasa media de rotación de 2,06 contratos por mujer.

    Y, por último, nada ha cambiado en cuanto a la responsabilidad de los cuidados y las labores del hogar, siendo ésta la primera causa por la que las mujeres se mantienen inactivas en el mercado laboral (es el motivo que alega un 33%) frente al anecdótico 5,7% de los hombres y que 8 de cada 10 permisos y excedencias por cuidados son asumidas por mujeres.

    No obstante, y pese a los datos, 2020 es un año importante en el impulso de la normativa de igualdad, nuestro empeño ha conseguido el desarrollo de planes de igualdad y la regulación de la auditoría salarial. Ambos avances deben ser nuestros aliados para combatir los principales elementos generadores de las brechas. En CCOO trabajaremos por ello.