Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 26 abril 2024.

REVISTA "TRABAJADORA", N. 76 (NOVIEMBRE DE 2022)

Sociedad/ La lucha por la vivienda también es feminismo, de Julia Rosanna Sánchez-Valverde

    La edad media para emanciparse en nuestro país son los 30 años, la realidad laboral no lo pone fácil, como afirma Julia Rosanna Sánchez-Valverde, el precio de las viviendas tampoco. La vivienda como derecho también es una preocupación feminista.

    21/11/2022.
    Fotografía de Txefe Betancort.

    Fotografía de Txefe Betancort.

    EN LOS ÚLTIMOS años se ha llegado a mínimos históricos en la tasa de emancipación juvenil: en 2021, llegó a bajar a tan solo un 15,6 %. Dicho de otra manera, el 84,4% de esos 7 millones de personas entre los 16 y 29 años que viven en España no pueden emanciparse. Y la edad media para hacerlo es de las más altas de Europa, rondando los 30 años.

    Pero no se puede hablar de emancipación y vivienda sin hablar de ocupación. Y sin apuntar, también, a todas las afectaciones que tiene sobre nuestra salud mental. Jóvenes y precariedad son casi sinónimos, y es una precariedad marcada por la alta temporalidad (por suerte, gracias a la última reforma laboral, está disminuyendo y están aumentando los contratos indefinidos) y una también alta parcialidad no deseada. Con estas condiciones materiales, con una perspectiva de presente y futuro donde no se aprecia estabilidad, difícilmente puede la gente joven emanciparse. Es más, hay que hablar de emanciparse dignamente. Porque las jóvenes no quieren únicamente emanciparse, sino hacerlo en condiciones y sin deber renunciar a otras cosas. Según datos extraídos del informe Radiografia: Joves llogateres i dret a l’habitatge 2020, elaborado por el Consell Nacional de la Joventut de Catalunya (CNJC) con el Observatori DESC, gran parte de las personas jóvenes que se emancipan dejan de comer saludable por no poder permitírselo, y muchas debían elegir entre seguir pagándose los estudios o la vivienda. Y otro dato significativo: más del 40% de las jóvenes que participaron en los informes afirmaba sentir ansiedad por no poder pagar el alquiler a final de mes. Emanciparse dignamente debe incluir, también, el acceso al ocio, la cultura y la formación por su importancia en el crecimiento personal de cada persona.

    La crítica y la línea discursiva que defiende la juventud es compartida: no hay que olvidar que existe un claro componente de clase que, así como determina la educación, el trabajo y prácticamente todos los aspectos de las vidas, también determina el acceso a la vivienda, siendo una más de las barreras más importantes de entrada. Así mismo, los grados de vulneración se van acentuando: sufrirás más vulneraciones si eres mujer o persona migrada, y aún más si eres mujer joven y migrada. No existen herramientas ni información para identificar y combatir los abusos que pueda sufrir la gente joven como inquilinos e inquilinas, también por el interés de jugar con esta necesidad básica. Si se pone la lupa en la situación de las mujeres jóvenes, ellas se emancipan antes y más jóvenes, pero menos en solitario (solo el 13,8 %, la mitad que los hombres 26,7 %): la realidad laboral de las jóvenes, marcada por una mayor temporalidad (un 58,6 % de temporalidad en las mujeres y 52,3 % en los hombres jóvenes) y parcialidad (un 33,7 % frente al 17,8 % entre los jóvenes), así como por la inestabilidad y la innegable brecha salarial, determina que, en la gran mayoría, deban compartir vivienda y no por elección personal.

    Es urgente que se establezcan medidas e implementen políticas que intenten darle solución a esta crisis emancipatoria, pero esas políticas no pueden ser meros parches que no ataquen de raíz el problema. Se necesita una apuesta real por una regulación de los precios de alquiler y una ampliación del parque público de vivienda, así como un mayor asesoramiento y defensa de los inquilinos e inquilinas.

    Las jóvenes quieren romper con el sistema actual que les empuja al individualismo y la competitividad, que es capaz de mercantilizarlo todo, incluso un derecho básico como el de la vivienda. Un sistema que impide tener un proyecto vital a largo plazo, ni un presente digno porque, como siempre, sirve para beneficiar a unos pocos que ya son los que más tienen.

    Las jóvenes están viviendo una crisis emancipatoria derivada de una desregulación excesiva del mercado y de una realidad laboral que las precariza cada vez más, acentuando las desigualdades sociales preexistentes. Por eso nos organizamos y pedimos que se haga una clara apuesta por darle respuesta a esta situación, luchando por un presente y futuro digno.

    Julia Rosanna Sánchez-Valverde (@JuliaRosannaSVA) forma parte del Consell Nacional de la Joventut de Catalunya (@CNJCat).

    Revista Trabajadora, n. 76 (noviembre de 2022).