LA REPRESENTATIVIDAD: LA LEGITIMIDAD QUE NOS OTORGA EL VOTO DE MILLONES DE TRABAJADORES.
Durante la fase expansiva del ciclo (1995-2007) la cobertura de la representación sindical aumentó en un 52,5%, hasta situarse en los 312.017 delegados electos. Aunque desde entonces se ha reducido, por la destrucción de empleo, en un 16,6% hasta los 260.345 representantes actuales. Leer más...
Pese a las dificultades derivadas de la crisis y de la campaña de deslegitimación sindical de los últimos años, el nivel de participación electoral en las empresas ha aumentado hasta situarse, de media, en el 67,8% de la plantilla
CC.OO. ha ganado ininterrumpidamente desde 1995 las elecciones sindicales, obteniendo en todas las convocatorias más de un tercio de los delegados electos, habiendo incrementando en esta última convocatoria su diferencial con UGT.
Aún con sus límites e insuficiencias, el sistema español de representación legal de los trabajadores legitima de forma inequívocamente democrática la participación sindical tanto a nivel de empresa (derechos de información, consulta y negociación) como sectorial (convenios colectivos) e institucional (interlocución y diálogo social), acreditando niveles de participación e intervención homologables con otras instancias tanto nacionales como internacionales.
Pese a las fuertes restricciones impuestas por la contrarreforma conservadora, sigue siendo el sistema por el que se regulan las relaciones laborales de más de diez millones de trabajadores, a través de la intervención de los delegados y comités de empresa en los centros de trabajo y de los sindicatos más representativos a nivel sectorial.
En los últimos cuatro años la cobertura global de los convenios suscritos ha disminuido, aproximadamente, en un 15%, al tiempo que se triplicaba el número de convenios de empresa y se producían más de 6.000 descuelgues, aumentando con ello la desprotección de los trabajadores y devaluando sus condiciones de empleo.
La grandeza y también la debilidad de nuestro modelo de relaciones laborales es que permite alcanzar -pese a las actuales restricciones- niveles de cobertura negocial superiores a los de muchos países de nuestro entorno (la media está en el 61% de los 180 millones de trabajadores asalariados de la UE), por otra desincentiva la participación directa y fomenta la de carácter delegado e instrumental.
Es justamente ahí, en el sindicalismo de proximidad donde reside su principal fuente de legitimación, la derivada de la acción cotidiana, en más de 100.000 centros de trabajo, de afiliados y delegados en la gestión de demandas, consultas, propuestas y conflictos en materia de contratos, nóminas y derechos de millones de trabajadores. Se trata de una actividad permanente que, si bien carece de visibilidad mediática, atiende de hecho a millones de personas y trata de defender sus derechos.
La internacionalización de la acción sindical.
Generalizar y profundizar la negociación colectiva en las empresas multinacionales es el gran objetivo del sindicalismo internacional, que tiene que realizarse con la estrecha colaboración de las federaciones sindicales nacionales, tanto de los países desarrollados como de los emergentes y en vías de desarrollo. Lo que supone debatir sobre la cesión de soberanía en la negociación hacia esos organismos sindicales internacionales.
La participación en la empresa.
La participación de los trabajadores en las empresas es una opción sindical irrenunciable orientada a consolidar los derechos de información y consulta en las empresas e instituciones y ampliarlos a los de participación en las decisiones estratégicas de las mismas. La democracia no puede detenerse a la puerta de las fábricas, de las oficinas, de los centros comerciales.
Hay que hacer constar el fuerte impacto negativo de las malas prácticas registradas en algunas de estas entidades, que han supuesto un enorme coste reputacional tanto para el concepto mismo de participación como para el conjunto del sindicato. Para garantizar la transparencia de dicha participación y la legitimidad sindical de la misma en necesario aplicar y hacer un seguimiento estricto del Código Ético aprobado por CC.OO. en marzo de 2015.
Concertación social y distribución de la riqueza...
Las funciones y ámbitos de intervención del sindicalismo no se circunscriben a la empresa, la negociación colectiva y el escenario de la primera distribución de la renta, sino que a través de diferentes mecanismos de participación trata de influir en la organización de trabajo, la política económica y los servicios públicos y, en definitiva, en el espacio social en el que se dirimen los derechos de ciudadanía, habiendo desarrollado en cada caso diferentes métodos (desde el diálogo social a la regulación legal, pasando por las alianzas organizativas), con experiencias y resultados desiguales.
Un sindicato eficaz en la prestación de servicios.
Además de las funciones centrales de negociación colectiva y defensa cotidiana de las demandas de los trabajadores en el centro de trabajo, los sindicatos ofrecen y gestionan servicios de ámbito y orientación diferentes, desde el asesoramiento legal a otros de más reciente implementación (formación, prevención de riesgos laborales, orientación profesional, cooperativas de vivienda, etc.). Es necesario poner en valor y mejorar estos servicios.
El sindicato como sujeto sociopolítico.
El sindicato se enfrenta al reto de construir identidades de clase y solidaridad colectiva, esto es, fraternidad, entre una clase trabajadora cada vez más heterogénea. Esta labor en algunos casos partirá del centro de trabajo, en otros, desde ámbitos locales, de proximidad o comunidad.
Particularmente en el caso de los trabajadores nómadas, la dificultad se acrecenta al ser imposible construirla desde el centro de trabajo. Por ello habrá que afrontarla también en espacios sociales más amplios, lo que configura un escenario que nos obliga a desarrollar la dimensión sociopolítica del sindicato.