Amna al Haddad, levantadora de pesas de los Emiratos Árabes Unidos, ilustración de Eline Van Dam.
BONITO cuento en el que aparecen historias de superación, creatividad, lucha, empeño, constancia y perseverancia, de todas aquellas mujeres que a lo largo de la Historia tuvieron que enfrentarse a estereotipos, tradiciones, pensamientos, cultura y obstáculos sociales políticos y educativos.
Estas páginas cuentan de una manera divertida, sincera y muy simple aspectos muy complicados como el matrimonio forzoso, la trata, los estereotipos culturales, la opresión, el rechazo y la indiferencia que sufren las mujeres y que no dejan de ser trabas para el desarrollo de cualidades y capacidades.
Choca que no existan referencias españolas a pesar de las que existen en nuestra historia, no podemos olvidar nuestras grandes reinas y princesas. A diferencia de lo que pasaba en otros países aquí, sí se podría aplicar la terminología de la frase popular de: “dar un braguetazo”, pues eran “ellas” las que tenían el poder de gobernar en las diferentes territorios, y eran “ellos” los que estaban deseosos de casarse con estas reinas y princesas para poder gobernar, acomodarse en esa riqueza y dominar tan extensa región; botín material muy alejado de la verdadera riqueza que sí tenían y tuvieron ellas, pues ninguno pudo hacerse con la lealtad de las gentes que habitaban dichas tierras.
Si hubiera que adaptar estas páginas a la realidad de nuestro país, no podríamos olvidar a grandes revolucionarias como Clara Campoamor, María Zambrano, Federica Montseny, María Luz Morales, Dolores Ibárruri y muchas otras mujeres que fueron repudiadas, perseguidas, encarceladas, borradas de la Historia, pero que no dejaron de ser referente, inspiración, apoyo y baluarte de políticos, filósofos, artistas, periodistas, sindicalistas, etc. Y por supuesto incluiría a nuestras guerreras: Agustina de Aragón, María Pacheco, Manuela Malasaña, María Pitá, etc.; mujeres valientes, heroicas, lideres, aventureras, intrépidas.
Para construir una revolución social, militar, política, artística, tecnológica y cultural, las mujeres son fundamentales y por ello este cuento tendrá su segunda, tercera, cuarta e infinita parte, pues en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestro entorno, no faltan referencias, historias, episodios o relatos en donde las mujeres no hayan sido, sean o serán grandes madres, tías, hermanas, sobrinas, abuelas, amigas, vecinas, compañeras, etc; que no merezcan unas pocas palabras unidas en lo que llamaremos “cuento de niñas comunes y rebeldes que hacen cosas extraordinarias”, por no llamarlo “nuestro propio cuento”.
Elena Blasco (@EBlascoMartin) es secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.