En las elecciones de ayer, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del presidente Erdogan y el ultraderechista Partido de Acción Nacionalista, sus socios de gobierno, han perdido importantes alcaldías que ahora pasan a manos del Partido Republicano del Pueblo (CHP), de ideología socialdemócrata. Entre las ciudades que cambian están la capital, Ankara, Antalaya, Mersin y Adana. Esmirna era la única gran ciudad gobernada por el CHP. En Estambul se ha producido un empate técnico y ambos candidatos, del AKP y del CHP se han proclamado vencedores.
Gran parte del respaldo conseguido por Erdogan en las elecciones presidenciales de 2018 se basaba en el crecimiento económico que había experimentado el país. Sin embargo, en 2017 los datos económicos habían empezado a empeorar notablemente y ahora los ciudadanos están ya sufriendo las consecuencias.
La cuestión es si, además de la crisis económica que atraviesa el país actualmente, la población turca empieza a estar harta del autoritarismo del su Presidente y la represión que, especialmente desde el fallido golpe de Estado de 2016, ha ejercido sobre el pueblo turco.
Puede que la purga llevada a cabo por el gobierno de Erdogan, con cientos de miles de funcionarios despedidos; cientos de políticos, incluidos parlamentarios de partidos democráticos, y sindicalistas encarcelados, sometidos a procesos que no cumplen las mínimas garantías jurídicas; la represión acentuada contra el Pueblo Kurdo… hayan contribuido a estos resultados.
En este ambiente se celebra uno de los juicios contra la Presidente del sindicato DISK, que junto con el KESK, representan al sindicalismo de clase en Turquía y que, por consiguiente, están sufriendo con más crudeza los efectos de la represión. Arzu Cerkezoglu, que así se llama, participaba en un debate de televisión cuando expresó su opinión sobre el ambiente político que se vive en Turquía. Sus comentarios la han llevado ante los tribunales bajo una acusación de “provocar rencor y hostilidad”. La sentencia podría ser de tres años de prisión.
CCOO ya ha expresado su solidaridad con Arzu y con los sindicatos de clase y los trabajadores turcos y confía en que el resultado del juicio no sea otro que la libertad para la dirigente sindical.
Kemal Kiliçdaroglu, jefe de la oposición ha dicho: “Pese a todas las presiones sufridas, la primavera llegará a Estambul”