Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

POR EL MUNDO/ REVISTA TRABAJADORA, N. 68 (NOVIEMBRE DE 2019)

Líbano: "la kafala", de Esther Caballé

    INVITAMOS a Esther Caballé a que escribiese en nuestras páginas de Por el mundo, sobre la kafala y lo perverso que resulta trabajar como empleada doméstica en un país como Líbano.

    16/12/2019.
    "Maratón, 2016", fotografía de FENASOL. Trabajadors participando en el maratón de Beirut exigiendo la ratificación del Convenio 189 de la OIT en el trabajo doméstico.

    "Maratón, 2016", fotografía de FENASOL. Trabajadors participando en el maratón de Beirut exigiendo la ratificación del Convenio 189 de la OIT en el trabajo doméstico.

    El 7 DE OCTUBRE se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Digno promovida desde la Confederación Sindical Internacional (CSI). Este año el lema ha sido: Invertir en cuidados para la igualdad de género y se ha recordado la importancia de reivindicar y exigir el trabajo digno para trabajadoras y trabajadores del sector de los cuidados que se enfrentan a salarios bajos y malas condiciones laborales y que ocupa, mayoritariamente, mano de obra femenina. El trabajo doméstico es uno de los sectores vinculado al trabajo de cuidados. En el mundo, según datos de la OIT en 2017: ocupa a 67,1 millones de personas y de éstas, al menos 11,5 millones migran a otros países para encargarse de las tareas de cuidado y mantenimiento en un hogar ajeno, siendo en un 80% mujeres.

    Líbano, en proporción, es uno de los principales países de destino de las trabajadoras domésticas migrantes, sumando un total de 250.000 mujeres provenientes del Sureste Asiático y África donde son expulsadas del mercado de trabajo por el modelo económico neoliberal y arrojadas a la migración forzada para acabar ocupadas en la informalidad y en condiciones de semi esclavitud. Tal y como ha denunciado la OIT, las mujeres son reclutadas, en sus países de origen, por particulares y por las más de 500 agencias especializadas que hay en Líbano, mediante la promesa de un trabajo digno que les permitirá contribuir a la economía familiar, sin embargo, cuando alcanzan las frontera con Líbano se encuentran atrapadas en una cárcel construida, a medida, por la kafala o esponsorización.

    La kafala es una figura del derecho consuetudinario presente en los países árabes (de hecho, el pasado 17 de octubre la CSI anunciaba que Qatar acababa de aprobar las reformas laborales para abolir la esponsorización en el país), que se define como aquel sistema que permite que trabajadoras y trabajadores que acceden al país sin contrato laboral puedan permanecer en él, siempre y cuando una persona actúe como su tutor o garante. Esto afecta, sobre todo a las trabajadoras domésticas migrantes, ya que la legislación no reconoce que el trabajo del hogar pueda ser objeto de un contrato de trabajo, por ello, tan solo pueden permanecer en el país bajo la tutela o esponsorización del propietario o propietaria de la casa quien será responsable de todas sus acciones, es decir, pasan a ser tratadas casi como una propiedad más. Esto se traduce en que quien hace de espónsor restringe el ejercicio de sus libertades mediante la confiscación del pasaporte, vulnera su libertad de movimiento (solo permite aquellos desplazamientos que haya autorizado) y limita su comunicación con otras mujeres en la misma situación y hasta con sus familiares. Tampoco permite que las trabajadoras opten a otro trabajo ya que la kafala reserva el derecho de transferencia al espónsor. Todo esto, unido a su confinación en la casa, en el ámbito privado, las vuelve invisibles a la sociedad y favorece que sean víctimas de abuso y explotación laboral.

    Los testimonios de estas mujeres se asemejan: enfrentan jornadas laborales superiores a las 17 horas diarias, perciben salarios muy bajos (situados entre los 100 y los 200 dólares mensuales) o ni los perciben, tampoco disponen ni de horas ni de días de descanso, no pueden salir del hogar y acaban siendo víctimas de maltrato físico y violencia sexual con plena impunidad y con la connivencia de la kafala. Ya que las trabajadoras, de forma unilateral, no pueden rescindir la kafala con quienes las emplean; puesto que solo se permite finalizarla a la trabajadora en los supuestos de abuso físico o sexual certificado por un médico, cuando se produzca un impago del salario o bien cuando se demuestre que fue recluida contra su voluntad, esto, de facto, supone la imposibilidad de que las víctimas de este sistema puedan denunciar, por si solas, los abusos de que son víctimas ya que, de esa denuncia derivaría la pérdida de la kafala y su permiso para seguir residiendo en el país. Esto ha supuesto una mayor incidencia de la siniestralidad entre las empleadas del hogar. El Gobierno libanés reconoció que, de media, dos empleadas domésticas fallecían cada semana como resultado de un homicidio, un suicidio o un intento fallido de fuga desesperada.

    Desde 2011, el Derecho Internacional de Derechos Humanos dispone de un instrumento jurídico, el Convenio 189 de la OIT y la Recomendación 201 sobre trabajadoras domésticas  que reconoce el empleo del hogar como objeto de relación laboral y su derecho a regulación. Sin embargo, a fecha de hoy, y a pesar de que el trabajo doméstico es uno de los sectores con mayor vulnerabilidad en todo el mundo, tan solo 29 Estados lo han ratificado y, de éstos, solo en 24 ha entrado en vigor, entre los cuales no está ni España ni Líbano. También la OIT, en diciembre de 2014, en Amman y ante la presencia de representantes del Gobierno y de los sindicatos de la región, resaltó la importancia de la organización sindical de las empleadas del hogar como mecanismo de mejora de sus condiciones laborales, a través de la negociación colectiva, de la defensa efectiva de sus derechos humanos y laborales y de la participación en espacios sindicales de incidencia.

    La Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores y Asalariados del Líbano (FENASOL), una de las organizaciones sindicales presentes en Amman, tomó el mandato de la OIT y con su apoyo, el de la CSI y de la Federación Internacional de Trabajadores Domésticos, en enero de 2015, constituyó el primer sindicato de trabajadoras domésticas en los países árabes, el cual aún hoy no ha sido inscrito por el Ministerio de Trabajo.

    Este nuevo sindicato acoge más de 400 mujeres originarias de Nepal, Etiopía, Filipinas, Líbano y Sri Lanka. A lo largo de estos últimos cuatro años, FENASOL, a través de la cooperación sindical y transformadora que impulsa la Fundació Pau i Solidaritat de CCOO Catalunya, ha creado, por una parte, espacios de formación con las trabajadoras domésticas para facilitar el conocimiento de sus derechos humanos laborales y los mecanismos jurídicos de que disponen para defenderlos. Por otra parte, ha impulsado campañas de sensibilización dirigidas a la sociedad libanesa, para que, a través de programas de radio y la elaboración de diferentes materiales, conozcan cual es la realidad de las trabajadoras domésticas que desarrollan su actividad tras las ventanas de los cientos de hogares del país atrapadas en la explotación laboral. Y, finalmente, se han iniciado acciones de incidencia para exigir la ratificación del Convenio 189 de la OIT por parte del Líbano que ofrecería el marco jurídico necesario para que las empleadas del hogar escaparan de la kafala. El trabajo en común ha fortalecido los espacios de cooperación sindical entre FENASOL y el Grupo de Acción para la Ratificación del Convenio 189 de la OIT (1) y ha permitido identificar problemas similares y fijar estrategias conjuntas para la ratificación del convenio. La realidad de las empleadas del hogar es un claro ejemplo de la globalización de las desigualdades y, ante ello, tan solo mediante la creación de mecanismos jurídicos internacionales y de espacios conjuntos de cooperación sindical se le hará frente. La sociedad libanesa, en estos días, encabeza diferentes movilizaciones para exigir la derogación de las medidas económicas impuestas por el Gobierno de la mano del Banco Mundial y el FMI y la mejora de las condiciones laborales en el país (2); quizás soplen tiempos de cambio, pero, mientras, sigamos impulsando la solidaridad entre la clase trabajadora, especialmente entre las mujeres, a nivel mundial para contribuir a mejorar las condiciones de los sectores más vulnerables como lo son las trabajadores del hogar en Líbano, en nuestro país y en todo el mundo.

    Esther Caballé es directora de la Fundació Pau i Solidaritat (@PauiSolidaritat) de CCOO de Catalunya (@ccoocatalunya).

    (1) El Grupo de Acción para la Ratificación del convenio 189 de la OIT está formado por: UGT, CCOO y las siguientes organizaciones: Mujeres Pa'lante, Las Libélulas, Mujeres Migrantes Diversas, Mbaraté, Asociación de Mujeres Marroquíes en Cataluña, Mujeres Diversidad, Asociación de Salvadoreños en Cataluña, Asociación Social Cultural de Honduras de la Provincia de Girona, Hondureños que Suman.

    (2) Al cierre de la edición de este artículo, el 29 de octubre, el primer ministro de Líbano, Saad Hariri, acaba de anunciar su dimisión.

    Revista Trabajadora, n. 68 (noviembre de 2019).