Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 16 mayo 2024.

REVISTA TRABAJADORA, N. 79 (JUNIO DE 2023)

Sociedad/ La pieza que falta, de Diana García Bujarrabal

    El pasado 13 de junio tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el acto Mujeres sindicalistas y memoria democrática. La pieza que falta, organizado por la Secretaría Confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo donde se homenajeó la genealogía de las sindicalistas y su lucha por las libertades en un emotivo acto conducido por la escritora Elvira Lindo y la actuación musical de la cantante y compositora Sheila Blanco.

    10/07/2023.
    Fotografía de Julián Rebollo.

    Fotografía de Julián Rebollo.

    PARA RESOLVER el puzle de la memoria es preciso contar con todas las piezas. Solo así se podrá tener una fotografía completa y justa que ayude a reconocerse para seguir avanzando como sociedad. Conscientes de que en el relato clásico de la Historia de nuestro país, de nuestra democracia y de nuestra organización sindical falta esa pieza fundamental que siempre han sido las mujeres, la Secretaría Confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo promovió el acto Mujeres sindicalistas y memoria democrática. La pieza que falta. Un encuentro emocionante, emotivo, que tuvo lugar el pasado 13 de junio en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en un salón repleto.

    El acto fue presentado por la escritora Elvira Lindo, que hilvanó con su relato el hilo que une las luchas y las vidas de las participantes, todas presentes en las movilizaciones sindicales y por las libertades de los años 70 que socavaron la dictadura franquista: Luz María Rodríguez, Emilia Graña, Pilar Pérez, María Jesús Antón y Conchi Castellano. Mujeres magníficas, luchadoras, que estuvieron por ellas mismas, por supuesto, pero también en representación de las miles de feministas que desde el principio construyeron sindicato.

    Ya lo adelantó la secretaria confederal Carolina Vidal, durante la apertura del evento: “Todas estas mujeres arriesgaron su vida, su trabajo y su libertad por las luchas colectivas y, de este modo, marcaron un camino del que las feministas sindicalistas no podemos sino sentirnos orgullosas”. Y así quedó de manifiesto en los testimonios, que permitieron asomarse a la represión y al miedo que se vivió en aquellos años, pero también al compromiso y a la determinación ejemplar de quien sabe que defiende lo que es justo.

    Luz María Rodríguez Luque, quien comenzó en el sindicalismo imprimiendo y repartiendo octavillas, y se vio envuelta en el Proceso 1001 tras la detención de su compañero, Paco Acosta, reivindicó la figura y el papel de las mujeres de los presos políticos. Sin ellas no hubiera sido posible la importante campaña de contestación social que se desplegó en España y fuera de nuestras fronteras, y que supuso un punto de inflexión. Estremece escuchar de su boca cómo fue el momento de la detención, o cómo vivieron la aciaga mañana del juicio en el que los diez dirigentes de Comisiones Obreras fueron condenados. Fue el mismo día del atentado de ETA contra Carrero Blanco, la ultraderecha estaba enardecida y a ellos les sentenciaron con 162 años de cárcel. En su recuerdo, también, los lazos que construyó con el resto de las compañeras, especialmente con Josefina Samper, Carmen Ciria y Leonor Mendoza: "La figura de la mujer de preso político ha sido muy importante para conquistar la democracia, para conseguir las libertades, para conseguir que las personas trabajadoras puedan afiliarse a un sindicato libremente, para que puedan defender sus derechos y su dignidad, para que no encarcelen a nadie por defender una idea".

    Emilia Graña, destacada luchadora feminista durante toda su vida (y aún hoy), estuvo en los orígenes del Movimiento Democrático de Mujeres y trabajó como coordinadora en el despacho laboralista de Españoleto, 13. Durante su intervención reivindicó el papel de las feministas sindicalistas y recordó cómo condujeron las reflexiones de aquellos años en torno a la doble discriminación como trabajadoras y como mujeres y sobre las categorías de clase y sexo: “Cuatro militancias tenían las mujeres de Comisiones Obreras: la sindicalista, la feminista, las que militaban en partidos políticos en la clandestinidad y en sus propias casas con sus maridos, con sus hermanos y con sus padres”.

    Pilar Pérez, de Galicia, contó cómo trabajó desde que era una niña, cómo a los 15 años estaba ya empleada en Cerámicas Álvarez y cómo en el 72, participaron las mujeres en la histórica huelga que se vivió en el ciudad de Vigo echándole un pulso a la dictadura: “Fue algo bueno… y malo, porque hubo muchos despidos (…) pero creo que a partir de entonces nos tuvieron más respeto”.

    También María Jesús Antón comenzó a trabajar siendo niña, con apenas 14 años, en el servicio de limpieza del Hospital de La Fe en País Valencià. Narró la lucha que durante años llevaron a cabo en contra de las contratas, reivindicó el trabajo de las limpiadoras, tan imprescindible como a menudo poco valorado, y se emocionó al recordar la huelga del año 1976: “Recuerdo cómo hacíamos la culebra, cómo pasábamos por todos los pabellones y servicios para ir recogiendo a todos los compañeros y compañeras y solo se quedaba la gente que cubría los servicios mínimos".

    Poco a poco, las participantes del acto iban ocupando su espacio en el escenario y se iba completando la trama que se urdía la tarde en que tuvo lugar el acto. La última historia de vida fue la ofrecida por Conchi Castellano, trabajadora de PIHER, una empresa catalana de componentes electrónicos en la que ya en los 70 lucharon por la igualdad salarial. Conchi, que venía de una familia que había sufrido la represión, pasó mucho miedo ante las amenazas de detención y la presencia policial. Y, sin embargo, nunca cambiaría aquellos años de militancia: “Me ha dado muchísimos amigos y un enriquecimiento cultural y personal, aquel que nunca se pierde y que nadie te puede robar”.

    "Estos testimonios de vida y de lucha son absolutamente necesarios para reconocernos como organización, como sindicato y también como país", subrayó el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, en el cierre del acto. Solo se puede añadir el grito que se oyó entre aplausos al final del acto: “¡Que viva la lucha de las mujeres!”·

    Diana García (@Dianabujarrabal) es periodista y adjunta en la Secretaría Confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO.

    Revista Trabajadora, n. 79 (julio de 2023).