Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 27 abril 2024.

REVISTA TRABAJADORA ONLINE

Un sindicato de hombres y mujeres/ ¿Igualdad real?, de Juana Olmeda Gómez

    07/03/2024.
    Perspectiva, Jornada Democracia Económica

    Perspectiva, Jornada Democracia Económica

    A DÍA de hoy, ¿existe igualdad real en el sindicato?, pues incluso con los cambios que se han ido produciendo a lo largo de los años para conseguir una mayor participación de las mujeres en la organización, queda mucho por avanzar.

    En el último congreso de la Federación Estatal de Servicios a la Ciudadanía (FSC), celebrado en 2021, se decide incorporar en los estatutos no solo el ser un sindicato feminista, sino también introducir la obligatoriedad de incluir la perspectiva de género en todos los aspectos de la vida sindical. ¿Por qué las mujeres no participan en la medida que les correspondería en función de la afiliación (teniendo en cuenta que el crecimiento en las federaciones se produce por el aumento en el número de mujeres)? Por un lado, hay situaciones que siguen lastrando la posible implicación de las mujeres en mayores responsabilidades, como el afrontar la doble presencia o el cuidado de las personas; por otra, la propia construcción del sindicato sigue poniendo obstáculos invisibles para facilitar la implicación más participativa de las mujeres.

    Es una obviedad que el número de afiliadas varía en función del sector de actividad, pero aún en aquellos más feminizados, se puede comprobar que en áreas como la negociación colectiva, organización o en las secretarías generales sigue habiendo más hombres al frente. La participación de las mujeres en órganos de decisión y en otros ámbitos de representación no es igualitaria y, en ocasiones, es debido a la manera en la que se organizan las reuniones, asambleas o jornadas, que dificultan la conciliación y la participación activa de muchas compañeras que, a pesar de la manida “corresponsabilidad”, siguen ocupándose mayoritariamente de las tareas de cuidados.

    Pero no basta con aprobar estos principios en el papel: hay que llevarlos a la práctica. No es suficiente con una simple declaración de intenciones o un cumplimiento mínimo que sirva para cubrir un mero trámite. Aunque sean términos sobradamente utilizados, y que muchas veces pierden su valor real a base de tanto usarlos, se debe forzar a romper el techo de cristal e impedir el suelo pegajoso en la estructura sindical. Hay que dar más participación a las mujeres en el debate, en la presencia pública y en la representatividad, estableciendo los mecanismos de acción positiva necesarios que se sumen a los ya existentes y que corrijan el sesgo masculino en la organización. Es la única manera de resultar creíbles como referentes feministas.

    Las dirigentes tenemos otra visión diferente y más cercana a los problemas diarios de la vida cotidiana, probablemente debido a las propias vivencias, y podemos aportar otros puntos de vista en torno a la corresponsabilidad y la conciliación dentro de la vida sindical y la manera de abordarla. Estoy convencida de que la forma en que las mujeres afrontan los problemas y las complicaciones es diferente y suele ser más colectiva, más participativa y menos autoritaria. Creo que es necesario impregnar al conjunto de la organización de una forma más “femenina” de hacer las cosas, más dialogante y menos dominante e imperativa. El liderazgo no implica necesariamente imposición o apremio, y eso pasa porque quien dirige sea capaz de involucrar a su equipo en una labor concreta o en una meta determinada mediante la construcción de confianzas, de espacios de diálogo y de gestión de conflictos. Es cierto que esta forma de hacer las cosas da lugar a una cierta condescendencia por parte de algunos compañeros, o de paternalismos, o de comportamientos que redundan en generar dudas sobre la capacidad o la voluntad de tomar determinadas decisiones, cuestiones que nunca se plantean si quien dirige es un hombre.

    Es el momento de que quienes conformamos el sindicato seamos capaces de implantar, en todos los niveles, una forma de actuar que permita desarrollarse plenamente y sin limitaciones por cuestión de sexo.

    Juana Olmeda @JuanaOLMEDA es secretaria general de la Federación Estatal de Servicios a la Ciudadanía (@FSCdeCCOO) de CCOO.

    Revista Trabajadora, n. 81 (febrero de 2024).