Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 29 marzo 2024.

GUÍA PARA NO PERDERSE/ REVISTA TRABAJADORA

Cine/ Roma, de Enrique Arce Castilla

    ROMA, de Alfonso Cuarón. Reparto: Yalitza Aparicio, Marina de Tavira, Marco Graf, Diego Cortina Autrey, Carlos Peralta, Daniela Demesa. México, 2018.

    20/03/2019.
    "Se está bien muerta", Cleo en la azotea (en "Roma", de Alfonso Cuarón).

    "Se está bien muerta", Cleo en la azotea (en "Roma", de Alfonso Cuarón).

    SI ALGO NO PUEDE decirse de Alfonso Cuarón -director, guionista, responsable de la fotografía y productor de Roma- es que se repita. Capaz de hacer una comedia romántica o una road-movie con triángulo amoroso; una distopía contemporánea o el, posiblemente, mejor Harry Potter de la saga; capaz de un poema cósmico, universal, o un poema de la intimidad cotidiana.

    Roma es una de esas películas que puede parecer pequeña, porque hace protagonista a uno de esos personajes que nunca lo son. Cleo es la que lava y cocina, la que saca al perro y limpia sus cacas, la que acompaña a los niños al colegio, juega con ellos y les da, incluso, el cariño y atención que muchas veces les falta, la que se levanta primero y se va a dormir la última. Una de esas mujeres que hacen el trabajo doméstico -que sirven- en tantas casas, en todos los tiempos, y a las que habitualmente miramos sin verlas realmente, sin reparar en que también tienen una vida interior, necesidades, problemas, sueños. Y, además, Cleo es una joven mujer indígena de origen mixteca en un tiempo y una sociedad racista (y cuál no lo es…).

    Puede parecer una película pequeñita, como su protagonista, pero es una película grande, llena de verdad. El regreso a la infancia del director, pero -al contrario que otros grandes referentes que rápidamente se nos vienen a la mente (Amarcord, Fanny y Alexander, etc.)- renunciando al protagonismo del niño para centrarse en la historia y mirada de su niñera, y vertebrar a partir de ella un retrato nostálgico y crítico de la intimidad familiar y de la vida política y social de la ciudad de México a principios de los setenta.

    Quizás, porque da una bellísima lección de lenguaje visual. Con ecos fellinianos y neorrealistas, aunando naturalismo y formalismo, en ocasiones próximo al documental (la escena del parto, por ejemplo). Construyendo unos planos y secuencias ricos en profundidad de campo, dentro de los que se multiplican los reencuandres. Utilizando, además, el cine dentro del cine (y la televisión) e, incluso, algunos paralelos y guiños con su filmografía anterior…

    Quizás, porque va suavemente desde el corazón del Cuarón adulto, recordando al Cuarón niño, hasta el nuestro, sin necesidad de artificios estructurales ni efectos sentimentaloides, sólo con el transcurrir de unas escenas concatenadas con naturalidad, de una poesía suave…

    Quizás, por esto y otras muchas cosas (la interpretación sincera de actrices y actores, la reconstrucción cuidadosa de la época), el director mexicano consigue que olvidemos nuestra condición de espectadores y entremos, nos quedemos y le acompañemos en este poema de su memoria dedicado –en palabras de Cuarón- a una de las personas que más ha amado: su nana Libo encarnada en la Cleo de Roma.

    Y es que entre las muchas películas que hay en Roma, una de ellas es la de la pérdida de la inocencia de esta indígena mixteca, cuya mirada pura va apagándose al contacto con el mundo. Más aceptación que resignación. Conmovedora la belleza y dignidad de Cleo… En fin, una película con alma.

    Paradójico, y casi divertido –si tuviera gracia- que una película sobre una criada mexicana, e indígena, una de esas mismas mujeres que buscan atravesar las fronteras para criar a los niños de otras familias, pueda ganar no sólo el Oscar a la Mejor Película sino, posiblemente, el de Mejor Actriz para Yalitza Aparicio. Y esto a pesar de los muros de Trump. Ya tiene que ser buena…

    Por cierto, que bonita suena el habla mixteca.

    Enrique Arce es documentalista y forma parte del Centro de Documentación de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras.

    Revista Trabajadora, n. 66 (marzo de 2019).