Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 26 abril 2024.

OPINIÓN

Tu libertad acaba donde empieza la mía, de Elena Blasco Martín

    EL SIGUIENTE artículo de opinión de Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, fue publicado en la revista El Siglo de Europa el día 2 de junio de 2020.

    09/06/2020.
    Elena Blasco.

    Elena Blasco.

    INAUGURAMOS una segunda fase del Covid-19, con apertura de movilidad, desconfinamiento, desescalada y recuperación de actividad. Pero, a cambio, vemos cómo en el plano político se ha iniciado, con mayor velocidad aún, cierta incontinencia verbal, facilidad para el insulto, la chanza e incluso el bulo y la manipulación.

    En estas dos últimas semanas hemos sido testigos de firma de acuerdos duplicados ya recogidos en textos programáticos, manifestaciones de postín con chófer que bien podrían venir subtitulados con el grito “Tus derechos son mi castigo” e informes de ciertos cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado realizados a base de corta y pega de folios, correos, declaraciones y mensajes de WhatsApp.

    Estas escenas bien podrían ser viñetas o caricaturas propias de un contexto humorístico, pero la sonrisa se tuerce al constatar que son fruto del temor a la pérdida de apoyos, por un lado; del miedo que produce ver que la política no siempre está de tu lado, por el otro, o peor aún, la insensata idea de tumbar a cualquier precio a este Gobierno de coalición elegido democráticamente.

    Al igual que esta crisis tiene su origen en el frente sanitario, pero sus consecuencias económicas han llegado para quedarse, debemos saber que lo verdaderamente trágico, si no hacemos nada para evitarlo, serán las consecuencias sociales: la expansión de la pobreza y la vulnerabilidad y con ellas, de la desigualdad.

    Medio país está en una u otra fase de la desescalada. Es evidente que la excepcionalidad de esta crisis, el aislamiento que genera, los miedos a lo desconocido y la inseguridad sobre el mañana provocan en el común de los mortales un olvido de lo que es realmente importante, las personas, especialmente las más vulnerables.

    Pero no existe excusa para la reprochable actuación de una oposición política más tirada al monte que de costumbre, que utiliza la calumnia, la difamación y la maledicencia con el único propósito de desestabilizar las instituciones democráticas y fomentar el odio, el desprecio y el discurso xenófobo y racista, y que poco favorece así a ese objetivo de salvaguardar vidas y personas.

    Por desgracia, el incremento de las desigualdades sociales y la pobreza será un escenario que perdurará más allá del descubrimiento de la vacuna, un hito cuya fecha es aún incierta.

    Este Gobierno de coalición, que lleva poco más de 100 días, y de los cuales más de la mitad en estado de alarma, ha tenido que hacer frente no ya a una urgencia sanitaria, sino a una pandemia ideológica que prefería salvaguardar la economía a la salud del conjunto de la población. En nuestro país la gestión de la crisis puede ser criticable, pero ha tenido un claro equilibrio entre salvar vidas y proteger los sectores productivos.

    Ésta ha sido la finalidad de las medidas tomadas con una clara intención de preservar los ingresos a familias, personas y empresas, a costa de un elevado esfuerzo económico de las arcas públicas, que han asumido las exoneraciones de cuotas empresariales, las prestaciones de desempleo, protección y prestación social (incluso para quienes en otras ocasiones no existía tal derecho). Además, se ha buscado proteger a las personas más vulnerables, las mismas que en otros momentos y en otras crisis han sido olvidadas, se ha aprobado el Ingreso Mínimo Vital (IMV) que pretende combatir la extrema pobreza que existía y se ha acentuado con esta crisis. Medidas que incluso han recibido el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Elogios internacionales que durante un tiempo parecieron suavizar las protestas de ese graderío ‘ultra’ de malsana competición partidista. Pero estamos en el segundo tiempo del partido, con una radicalización de la estrategia. Ya no es suficiente derrotar al adversario, es necesario destruirlo.

    No es inusual que algunas comparecencias parlamentarias clamen que este Gobierno “socialcomunistabolivariano” está aprovechando la pandemia y el estado de alarma para conculcar la libertad y los derechos individuales de la ciudadanía. Curiosa paradoja que, algunos de los herederos y guardianes de la dictadura, reclamen la libertad individual como un derecho inalienable. Olvidan que la dignidad de la persona es otro derecho fundamental y que su alusión al IMV como “paguita vitalicia” muestra un desprecio no sólo a esta medida social, sino también una ofensa a las personas que por fin van a recibirlo.